Actualidad,  Moda

El desastroso legado de Diana

Suzy Menkes analiza la presión a las que están sometidas las princesas europeas mientras son juzgadas a través de las cámaras

Suzy Menkes  @SuzyMenkesVogue  Español / English
Las princesas de las monarquías europeas están obsesionadas con la imagen.
Clavé la mirada en una foto de la nueva Reina Letizia de España, enfundada en un prístino vestido blanco junto a sus dos angelicales hijas. Y me entraron ganas de llorar.
Mi emoción no tenía nada que ver con la coronación del rey Felipe VI. Tampoco estaba interesada en quién había diseñado el vestido de su esposa. No especialmente.
Lo que sentí fue el mismo disgusto que siento por toda esta generación de princesas europeas, que son inteligentes y listas, escogidas por amor –y no por su sangre azul– aunque finalmente destinadas a parecer poco más que perchas.
Hay mucho más cotilleo sobre su ropa, su silueta, sus supuestas operaciones de nariz y otras banalidades que sobre las causas y las iniciativas por las que han estado trabajando en la última década.
Culpo de esto a Diana; aunque en realidad se trata más del legado que ha dejado, no de ella en sí. La Princesa de Gales hizo un muy buen trabajo, desde encabezar campañas para la lucha contra el sida hasta ayudar a niños con leucemia; pero aún así fue definida mucho más por su personaje que por sus actos. Y especialmente por la manera en que vestía y lucía en general.
La princesa de Gales durante una visita a Australia, 1985. Dcha.: Diana asiste a la cena de Vanity Fair en Londres, 1994. El famoso 'vestido de la venganza' fue un golpe maestro, la misma tarde que el Príncipe Carlos admitió su infidelidad.
© GETTY IMAGES
LA PRINCESA DE GALES DURANTE UNA VISITA A AUSTRALIA, 1985. DCHA.: DIANA ASISTE A LA CENA DE VANITY FAIR EN LONDRES, 1994. EL FAMOSO ‘VESTIDO DE LA VENGANZA’ FUE UN GOLPE MAESTRO, LA MISMA TARDE QUE EL PRÍNCIPE CARLOS ADMITIÓ SU INFIDELIDAD.
Diana, aristocrática, pobremente educada y en necesidad de amor y apoyo, fue lo suficientemente lista para usar su ropa como mensaje subliminal. La transformación de «Tímida Di» hacia una joven madre, esposa despreciada, divorciada segura y finalmente una superestrella fue interpretada a conciencia en la evolución de su apariencia. 
Pero el desastroso legado de una princesa cariñosa y comprometida… ha sido el de atraer a la nueva generación de princesas reales hacia el espejo.
Pero el desastroso legado de una princesa cariñosa y comprometida, que habría sido una abuela a los 53 años de edad el 1 de mayo de este mismo año, ha sido el de atraer a la nueva generación de princesas reales hacia el espejo. Se han centrado en la apariencia –algo que Diana manipuló tan brillantemente– siguiendo los cantos de sirena del televisor y las fotos listas para ser impresas en el periódico. Su objetivo ha sido desempeñar la misión imposible de ser la nueva Lady Di.
La princesa Gracia y el príncipe Rainiero de Mónaco durante su boda en la Catedral de San Nicolás del principado, en 1956.
© GETTY IMAGES
LA PRINCESA GRACIA Y EL PRÍNCIPE RAINIERO DE MÓNACO DURANTE SU BODA EN LA CATEDRAL DE SAN NICOLÁS DEL PRINCIPADO, EN 1956.
Vi la película Gracia de Mónaco, destrozada por los críticos, y me di cuenta de que el concepto de princesa real como estrella nació con un momento: la boda de Grace Kelly con Rainiero de Mónaco en 1956. Por aquel entonces, la presentación de Su Majestad era una visión de Hollywood en seda, diamantes y recogidos que sentaron la cátedra de su tiempo.
Hoy, la imagen se ve a través de la lente de un smartphone. Letizia, visitando el Museo del Prado en Madrid esta semana en su primer acto en solitario como reina, estaba superesbelta. Pero verla en persona, como ocurre con la princesa Rania de Jordania, es como ver pequeños pajaritos, puestos a régimen para encajar en la silueta hecha a medida para televisión.
De izquierda a derecha: Rania, convertida en Reina de Jordania en 1999, con un traje de Bruce Oldfield para su boda con Abdullah II en el Palacio Real de Amman en 1993; su refinado look actual.
© GETTY IMAGES
DE IZQUIERDA A DERECHA: RANIA, CONVERTIDA EN REINA DE JORDANIA EN 1999, CON UN TRAJE DE BRUCE OLDFIELD PARA SU BODA CON ABDULLAH II EN EL PALACIO REAL DE AMMAN EN 1993; SU REFINADO LOOK ACTUAL.
Comparen las imágenes actuales con sus álbumes de boda y todo parece haber cambiado: la silueta, los mofletes, la nariz. Es un caso de mujeres jóvenes que, alrededor de los 40, se remodelan a sí mismas para el implacable objetivo de la cámara.
La reina Máxima de Holanda y la reina Matilde de Bélgica, sentadas juntas durante una ceremonia este mes.
© GETTY IMAGES
LA REINA MÁXIMA DE HOLANDA Y LA REINA MATILDE DE BÉLGICA, SENTADAS JUNTAS DURANTE UNA CEREMONIA ESTE MES.
Todas las actuales princesas jóvenes –Mary de Dinamarca, Mette-Marit de Noruega o la recién coronada reina Máxima de Holanda– son esbeltas y delgadas en diferentes grados. Las figuras más robustas o gruesas sólo las vemos en las generaciones de quienes abdican, como la figura rolliza de la anterior reina Beatriz de Holanda, con silueta similar a la difunta Reina Madre de Inglaterra.
Kate Middleton es parte de la nueva estirpe. Ha evolucionado de estudiante deportista a princesa lánguida y ahora, casi un año después de enseñar su barriguita de embarazada del príncipe Jorge el pasado año, está superdelgada en las fotos y tanto como un alfiler en la vida real. 
De izquierda a derecha: la duquesa de Cambridge con un look de Alexander McQueen este mismo mes, y con vaqueros y estilo más relajado para ver al príncipe Guillermo jugar a polo.
© GETTY IMAGES
DE IZQUIERDA A DERECHA: LA DUQUESA DE CAMBRIDGE CON UN LOOK DE ALEXANDER MCQUEEN ESTE MISMO MES, Y CON VAQUEROS Y ESTILO MÁS RELAJADO PARA VER AL PRÍNCIPE GUILLERMO JUGAR A POLO.
La duquesa de Cambridge está utilizando su inteligencia –está graduada, como el príncipe Guillermo, en la Universidad de Saint Andrews en Escocia– para crear un personaje concreto a través del lenguaje de la moda. Su mezcla de moda de lujo con prendas informales, un día vestida de la costura de Alexander McQueen y al siguiente con un conjunto de Zara, lanza un claro mensaje: «Puedo ser real, pero aún soy sencillamente Kate».
Parte de la culpa de habernos centrado tanto en la ropa, más que en los actos, reside en nosotros, los editores de moda, apresurados en criticar e incitados por una blogosfera de críticos estridentes pegados a un smartphone.
Izqda. a dcha.: Charlene Wittstock en 2006 como nadadora sudadricana, antes de su matrimonio con Alberto de Mónaco; una embarazada Charlene en Monte Carlo este mes.
© GETTY IMAGES
IZQDA. A DCHA.: CHARLENE WITTSTOCK EN 2006 COMO NADADORA SUDADRICANA, ANTES DE SU MATRIMONIO CON ALBERTO DE MÓNACO; UNA EMBARAZADA CHARLENE EN MONTE CARLO ESTE MES.
Aunque conocemos a todas las princesas, desde la sudafricana y gran nadadora Charlene de Mónaco hasta la nacida en Tasmania Mary de Dinamarca pasando por la aristócrata reina Matilde de Bélgica, y aunque todas apoyan diversas causas, es muchísimo más fácil comentar sus armarios que sus acciones.
Letizia, por ejemplo, está involucrada en varias: investigación de enfermedades raras o apoyo al programa de nutrición de la UNESCO. Charlene de Mónaco está volcada en las causas infantiles y en las organizaciones para la seguridad y salubridad del agua. Mary de Dinamarca es madrina de la Fundación Danesa contra el Cáncer e interesada en las enfermedades raras.  
A lo mejor en sus propios países estos proyectos son de sobra conocidos. Pero globalmente, los únicos comentarios que trascienden son los del tipo de Karl Lagerfeld, remarcando que Kate podría haber sido la hermana pequeña de Mary Donaldson.
Kate Middleton, con su hijo y heredero al trono, el Príncipe Jorge, y Mary de Dinamarca, con su hija la Princesa Josephine, ambas tienen un tratamiento similar de sus apariciones reales.
© GETTY IMAGES
KATE MIDDLETON, CON SU HIJO Y HEREDERO AL TRONO, EL PRÍNCIPE JORGE, Y MARY DE DINAMARCA, CON SU HIJA LA PRINCESA JOSEPHINE, AMBAS TIENEN UN TRATAMIENTO SIMILAR DE SUS APARICIONES REALES.
¿Qué mas noticias hay? Ha habido preguntas interminables sobre cuándo Charlene y Alberto de Mónaco podrían comenzar a formar una familia. Los rumores se han transformado en si Charlene espera gemelos o no.
¡Ay, maternidad! La parte más demodé de la monarquía moderna es que todavía el destino y el propósito de una princesa que se casa con una familia real –tal y como ha sido desde la historia antigua– es tener un hijo o dos. Está obligada a producir un heredero y otro segundo hijo que garanticen la sucesión real.
Aún así, eso no es suficiente en un mundo de selfies e Instagram. Una vez que ha engendrado un hijo, la princesa siente que debe agitar una varita mágica para recuperar su silueta tras el embarazo como si de una estrella de Hollywood se tratase. Permanecer delgada frente a las cámaras se ha convertido en una obsesión.
de izquierda a derecha: una joven Pincesa Victoria de Suecia en 1997 y como madre con su hija la Princesa Estelle este mes
© GETTY IMAGES
DE IZQUIERDA A DERECHA: UNA JOVEN PINCESA VICTORIA DE SUECIA EN 1997 Y COMO MADRE CON SU HIJA LA PRINCESA ESTELLE ESTE MES
La única figura real en admitir que padece un desorden alimenticio (aparte de Diana y su bulimia) es la princesa Victoria de Suecia, quien sufrió en 1997 de anorexia, pero ahora es una madre perfectamente sana. Significativamente, quizás, es justo ella la heredera al trono, no está casada con una familia real.
Los rumores dicen que Letizia es anoréxica. Y su actual figura ligera-como-un-pájaro es muy diferente de la de poderosa presentadora de televisión Letizia Ortiz Rocasolano, antes de su matrimonio en 2004.
Letizia como Princesa de España, en 2004; y a la derecha, unos días antes de que se convirtiera en Reina de España; Leonor y su hermana, sentadas junto a su madre mientras su padre se convierte en Rey de España.
© GETTY IMAGES
LETIZIA COMO PRINCESA DE ESPAÑA, EN 2004; Y A LA DERECHA, UNOS DÍAS ANTES DE QUE SE CONVIRTIERA EN REINA DE ESPAÑA; LEONOR Y SU HERMANA, SENTADAS JUNTO A SU MADRE MIENTRAS SU PADRE SE CONVIERTE EN REY DE ESPAÑA.
Colombe Pringle, director durante 10 años de la revista sobre la sociedad y realeza francesa Point de Vue, ha seguido a las nuevas princesas y ha visto los dramáticos cambios.
Le pregunté por qué las jóvenes de la realeza se obsesionan con su apariencia.
«Todas quieren ser estrellas de cine, y se dan cuenta de que los fotógrafos pueden hacerte parecer gorda», dice Colombe, que actualmente trabaja como periodista en la televisión.
Según la visión de Pringle, las jóvenes de la realeza se ven a sí mismas como parte de de un cambio social más amplio.
«Es la primera generación para todos», dice. «Es la primera vez que las revistas solo hablan sobre bolsos it. Que Cannes solo se basa en la alfombra roja. Estas chicas son como perchas con diamantes en las orejas».
Pringle, quien hizo una revista más inteligente y más política que cualquier otra publicación sobre realeza tradicional, vio la metamorfósis de Carla Bruni desde primera dama de Francia hasta anuncio andante de joyas de Bulgari.
Colombe incluso admite que los peinados de Kate Middleton se parecen más a un anuncio de H&S que al estilo real.
Así que, ¿cuál es el futuro de estas princesas de clase media sin sangre real fluyendo por sus venas?
El gran cambio histórico reside en que ahora, el primer hijo –niño o niña– es el primero en la línea de sucesión del trono, desde que las normas sobre el primogénito en la sucesión real fueron modificadas.
Y por feliz suerte, aparte del príncipe Jorge, casi todas las princesas han dado a luz niñas como primer hijo. Así que la Infanta Leonor de España, que ahora solo tiene 8 años, será reina un día por derecho propio, junto con la Princesa Estelle de Suecia, Ingrid de Noruega, hija de la Princesa Mette-Marit, o Catharina-Amalia, hija de la Reina Máxima de Holanda.
¿Significa esto que un nuevo grupo de niñas pequeñas crecerán para convertirse en princesas reales y finalmente reinas conocidas por lo que hacen, y no por cómo lucen?

Eso sí que sería un verdadero cuento de hadas.

De izquierda a derecha: la Princesa Alexia, la Princesa Ariane y su hermana mayor y heredera al trono la Princesa Catharina de Holanda bajo la mirada complaciente de sus padres el rey y la reina, y su abuela, la Reina Consorte Beatrix.
© GETTY IMAGES
DE IZQUIERDA A DERECHA: LA PRINCESA ALEXIA, LA PRINCESA ARIANE Y SU HERMANA MAYOR Y HEREDERA AL TRONO LA PRINCESA CATHARINA DE HOLANDA BAJO LA MIRADA COMPLACIENTE DE SUS PADRES EL REY Y LA REINA, Y SU ABUELA, LA REINA CONSORTE BEATRIX.

Periodista.Editora marcelafittipaldi.com.ar. Ex-editora Revista Claudia, Revista Telva España, Diario La Nación, Diario Perfil y revistas femeninas de la editorial

Dejar una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *