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Educación sostenible y colaborativa: el rol clave de las habilidades STEM

Por Matías Scovotti, CEO y cofundador de Educabot.

La presencialidad en educación vuelve a ser protagonista. Las aulas se colman de niños ávidos de conocimientos pero en un escenario y contexto diferente, que ha sido modificado y enriquecido por un entorno virtual propiciado por la pandemia.

En este sentido, se hace evidente la necesidad de crear espacios de aprendizaje que aprovechen lo mejor de la presencialidad y la virtualidad. Gobiernos, educadores, familias, organizaciones del tercer sector y empresas, tienen la oportunidad de trabajar juntos para que las TIC no sean una solución mágica a los problemas de los países, sino herramientas para su desarrollo social, educativo y económico en el presente y en el futuro.

En este contexto dinámico y cambiante juega un rol fundamental la educación STEM. ¿De qué se trata? De fortalecer las habilidades de los estudiantes en áreas que son clave para el presente y para el futuro: Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemática. Este acrónimo se diversifica cada vez más para incluir aspectos creativos vinculados a las artes, pero también a las prácticas de lenguaje y otras más. Básicamente, este foco tan difundido en la actualidad busca favorecer el desarrollo de habilidades y capacidades fundamentales para los estudiantes: concentración, creatividad, pensamiento crítico, trabajo en equipo, comunicación, capacidad de razonamiento y análisis, generación de ideas y resolución de problemas. De esta forma, el pensamiento computacional, la programación y la robótica en el ámbito de la educación permiten dar respuesta integral y sólida a un contexto de cambio permanente, en el cual las habilidades relacionadas con las tecnologías digitales son fundamentales para el desarrollo, la inclusión social y la construcción de conocimiento de los estudiantes.

En 2015, la Organización para las Naciones Unidas (ONU) aprobó la Agenda 2030 sobre el Desarrollo Sostenible, en la que se incluían temas desde la eliminación de la pobreza hasta el combate al cambio climático, la educación, la igualdad de la mujer, la defensa del medio ambiente o el diseño de nuestras ciudades. Pero el avance del coronavirus (COVID-19) planteó un escenario de emergencia que obligó a los estados a acelerar procesos de transformación que ya venían siendo muy dispares en todo el mundo.

Un punto a destacar es la importancia que tendrán las habilidades en Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas a partir de 2030. Se estima que una gran cantidad de los empleos tradicionales desaparecerá y en su reemplazo se encontrarán aquellos donde sea requisito indispensable las habilidades STEAM. En este sentido, resulta fundamental entender que capacitar a quiénes serán los profesionales del futuro es un punto clave de agenda.

En las últimas dos décadas hemos evidenciado un cambio de paradigma respecto a cómo la tecnología nos permite trabajar, aprender, enseñar e interactuar con nuestro entorno. No obstante, si queremos que las nuevas generaciones generen un cambio real, tendrán que ser capaces de transformar el modo en el que producimos, consumimos y hacemos uso (y abuso) de los recursos naturales.

Ahora bien, si tomamos los últimos resultados de las pruebas Aprender (2019) observamos que los desafíos son importantes: matemática sigue siendo la materia que presenta mayores dificultades. Solo el 28,6% alcanzó los niveles de aprobación (satisfactorio y avanzado). El resto tuvo problemas para resolver los ejercicios e incluso el 42,8% se mostró por debajo del nivel básico.

En este contexto, un aspecto fundamental se centra en que al momento de diseñar la estrategia educativa la clave diferencial está en evaluar aprendizajes y hacer ajustes constantes, acompañando la dinámica de este proceso, capacitando a educadores, docentes y formadores. Un punto a destacar es la importancia de que todos los sectores, incluyendo al privado, se comprometan para promover estas habilidades, que son clave para el presente y para el futuro.

La educación STEM es participativa y activa, pone a la Ciencia al alcance de todos los niños y niñas, fomentando la creatividad en un entorno de curiosidad e innovación.  Es una metodología de enseñanza que captura plenamente el interés en aula, por ser más divertida y proactiva. Sin embargo, para obtener una preparación exitosa, es importante agregarle a estas habilidades la experiencia técnica especializada, la cual cada vez cobra mayor importancia para competir en la economía del conocimiento global, en especial en las áreas técnicas, debido a la eliminación de trabajos por la creciente automatización.

La tecnología avanza y nos plantea un futuro sin límites y lleno de desafíos, por lo que la educación STEM asume un rol cada vez más central de cara al futuro. Incluirla de manera integral en las clases proporciona oportunidades a las nuevas generaciones de enfrentar los retos de los nuevos paradigmas educativos y laborales.

Periodista.Editora marcelafittipaldi.com.ar. Ex-editora Revista Claudia, Revista Telva España, Diario La Nación, Diario Perfil y revistas femeninas de la editorial

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