Salud

Rehabilitación comunitaria: los vínculos como fuente de recuperación

La rehabilitación es el proceso de recuperación luego de un accidente, una situación traumática, o una intervención médica de cualquier tipo. A través de la intervención de profesionales especializados, el objetivo de la rehabilitación es el de mejorar al paciente para que se pueda reinsertar y resocializar plenamente, de modo que pueda cumplir con todas sus actividades de la vida diaria. Para que una persona mejore de manera integral, los profesionales que se requieren son de distintas disciplinas: una rehabilitación no solo es física sino también psicológica y social. Kinesiólogos, psicólogos, terapistas ocupacionales, fonoaudiólogos, y médicos clínicos, son algunas de las especialidades que se dedican, entre otras cuestiones, a la rehabilitación. En cuanto al espacio, los procesos de rehabilitación pueden hacerse en una institución, en el domicilio del paciente, o en forma parcial con el equipo profesional en el centro médico y el resto en su casa.

Rehabilitación Comunitaria

La rehabilitación comunitaria es una nueva práctica de rehabilitación con resultados muy positivos, que consiste en una asistencia en la que no solo interviene el equipo de profesionales sino también su entorno más cercano: familias y amigos que se capacitan con especialistas y asisten la rehabilitación cuando la persona se encuentra en su casa.

“El principal beneficio de esta modalidad radica en que el paciente tendrá una mejoría mucho más rápida y notoria. La idea es lograr que pueda realizar la rutina de rehabilitación a diario, además de las dos o tres veces a la semana que asiste al centro; siempre involucrando a su familia y al resto de su grupo social, que lo beneficiará psicológicamente al estar en un entorno conocido y seguro. Además, se crearán vínculos más estrechos entre el paciente y su grupo familiar y amistoso, convirtiéndose su mejoría en una meta común”, explica Héctor Larrea, jefe de kinesiología de The Senior Home, centro de vida para personas de la tercera edad.

El hecho de que la rehabilitación constituya una necesidad y una exigencia social ha determinado que la misma sobrepase los límites puramente técnicos de una acción al servicio de la persona, para transformarse en una acción solidaria y social, en tanto cambia, a su medida, las formas de relacionarnos.

En la Argentina, la expectativa de vida del hombre es de 73 años y la de la mujer de 81, y si se tiene en cuenta la expectativa de vida sana (sin discapacidad), esta se reduce a 65 años para el hombre y 70 para la mujer. Esto quiere decir que, en promedio, los últimos años de vida de una persona, se viven con algún tipo de rehabilitación. Todos hemos vivido esta situación si tenemos en nuestro entorno una persona mayor: ya sea física o psicológica, siempre hace falta una ayuda médica. Lo que propone la rehabilitación comunitaria es que, esa ayuda, no sea solo médica sino también afectiva.

 “Es de vital importancia que aparezcan y se apliquen las políticas públicas, de las prepagas y las obras sociales para poder garantizarle una atención adecuada a todas las personas. Cualquiera que haya pasado por una situación límite, que pudo dejar como consecuencia alguna discapacidad, debe poder contar con un equipo que se sume a su entorno para poder recuperarse y volver con su día a día. Ni el equipo médico reemplaza los vínculos, los afectos, ni estos pueden hacer el trabajo de los profesionales. Ambas partes son indispensables”, afirma Héctor Larrea.

Periodista.Editora marcelafittipaldi.com.ar. Ex-editora Revista Claudia, Revista Telva España, Diario La Nación, Diario Perfil y revistas femeninas de la editorial

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