Espectáculos

«Lectura según Justino» ópera prima de Arnaldo André como director

La película nos lleva de la mano por los senderos dramáticos del personaje principal: el niño Justino, quien se constituye en un testigo de la pobreza, de la tragedia familiar, de la política paraguaya y argentina, del amor, de la historia negra de Alemania, de las costumbres de nuestra gente a través de la religiosidad, del mercado, de la música, de la educación, de los códigos lingüísticos y del infaltable guaraní, de los medios de transportes de la época, de las diferencias sociales entre locales e inmigrantes etc. Todo esto va reflejando como las piezas de un puzle la organización social de nuestro país, así como la intencionalidad del director. Cada parte de este rompecabezas es una página de la lectura de la vida, según Justino.
Arnaldo André en el lanzamiento de su película junto a la modelo y PR Susana Milano
La fotografía es sencillamente una verdadera belleza. En ella y en la banda sonora se encuentra la poesía como elemento estético de la obra. Los paisajes naturales y la recreación del San Bernardino de antaño (1955) ubican al espectador ante un tiempo que se fue, que nunca volverá. El sentimiento nostálgico se hace presente a través de los contrastes de luces y sombras, del negro y de tenues rasgos del sepia, casi imperceptibles. Las escenas de luna llena y de tormenta a orillas del lago arrancan suspiros del público, que después de todo es el objetivo de la poesía. La interpretación actoral de los niños es fresca, espontánea. El personaje de Remigio es jocoso y trágico al mismo tiempo. El de Justino (Diego González) me pareció impactante, ya que supo manejar la acción dramática con todos sus matices a lo largo de toda la historia. A ellos se suma un elenco paraguayo que rompe los esquemas: Clotilde Cabral, Lourdes García, Calolo Rodriguez, Juan Carlos Cañete, Wilfrido Acosta, Ramón del Río, Jesús Pérez, Gustavo Ilutovich, Anuncio Galeano, Carmen Briano y muchos otros que interpretaron sus respectivos roles a cabalidad y sin artilugios teatrales, ya que todos ellos poseen una larga trayectoria en las tablas, pero el lenguaje cinematográfico exige otro tipo de interpretación. El personaje de Georgina Genes fue breve pero estelar. Su naturalidad y espontaneidad quedaron plasmadas en la pantalla, y el público la reconoció inmediatamente. Entre los actores argentinos resaltaron los roles protagónicos de Julieta Cardinali (Tante Ulla) y Mike Amigorena, cuyo personaje (Joschka) crea sentimientos ambiguos en la platea. Uno lo rechaza, lo juzga, le teme, levanta sospechas en su contra y finalmente lo ama al verlo fundirse en un abrazo con la Tante Ulla. Ese abrazo entre un hombre y una mujer, truncado por cierto, se constituye en el símbolo del amor que todo lo perdona, hasta los crímenes de la Segunda Guerra Mundial. La Cardinali, por su parte, elabora un personaje mesurado, todo en ella es controlable, hasta el amor prohibido, hasta la pasión. La poesía de Schiller es el cauce de su catarsis, que también es moderada. “Lectura según Justino” es una obra para toda la familia. Cada escena es sencillamente bella y, por lo tanto, estética. Es una obra para ser bebida como el buen vino: gota a gota, sorbo a sorbo. Es un poema que debe ser escuchado lentamente y dejar que cada escena sea como una estrofa llena de figuras literarias que nos remontan hacia un lugar del ayer, hacia un momento de la historia de un gran artista paraguayo: Arnaldo André.

Periodista.Editora marcelafittipaldi.com.ar. Ex-editora Revista Claudia, Revista Telva España, Diario La Nación, Diario Perfil y revistas femeninas de la editorial

Dejar una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *