Salud

Claves para reducir el consumo de sal

Del 13 al 19 de mayo se lleva adelante la Semana de la Sensibilización sobre la Sal con el objetivo de promover la reducción de su consumo en la población para proteger la salud cardiovascular. Con solo cambiar algunos hábitos y aprender a combinar los diferentes tipos de alimentos, sabores e incluso colores, se puede hacer una gran diferencia para nutrir el organismo de forma saludable.

El tema de este año de acuerdo a la Organización Panamericana de Salud (OPS) es «Es hora de poner el foco en la sal”, se detaca la presencia de la sal «oculta» (sodio) en muchos productos procesados y ultraprocesados como pan, salsas y aderezos, galletas saladas, comidas listas para ingerir, carnes procesadas y quesos.

El Dr. Miguel Carlos Sangiovanni, Master en Hipertensión Arterial y Mecánica Vascular de DIM CENTROS DE SALUD explica que el cloro y el sodio son minerales esenciales para múltiples funciones vitales del organismo, pero como todo, en exceso pasa a ser nocivo. Ambos minerales juntos conforman una sal que se denomina Cloruro de Sodio (Cl-Na) y como se sabe es “salada”. Si se habla de sodio, de manera aislada, carece en absoluto de sabor y aroma pero es muy útil en alimentos procesados, conservas enlatadas, gaseosas y procesados por su propiedad de “conservación”.

Al respecto, el profesional amplía: “Primero, es importante diferenciar entre sodio y sal.  El sodio es esencial para la vida. Nuestras células para sus funciones necesitan sodio, pero en la cantidad que se lo da la naturaleza. El problema es que el sodio se usa como conservante. Un alimento en una lata se pudriría en una semana en una góndola si no le agregan sodio. Entonces todos los alimentos procesados, conservados en sodio, por ejemplo de panadería, gaseosas, pueden tener alta carga de sodio y no nos damos cuenta porque el sodio no es salado. El sodio no tiene gusto. La sal es cloruro de sodio, es una asociación de 2 minerales; cloro y sodio, donde el «malo de la película» es el sodio. Y la diferencia en la sal es que la reconocemos por el paladar”.

Reducir la ingesta de sodio en general es la premisa y no sólo limitado a los pacientes hipertensos (base esencial del tratamiento por encima de lo farmacológico) sino para todos ya que está comprobado que el exceso de su consumo por años predispone al inicio de la hipertensión arterial y aumenta el riesgo cardiovascular. Tal es la problemática que en los últimos años ha cambiado la visión en pediatría y adolescencia respecto al incremento de Hipertensión arterial, Obesidad y Diabetes 2 (del adulto).

La ingesta recomendada

Lamentablemente tener el salero a mano y añadir sal sin siquiera probar el alimento pasa a ser un hecho automático. Por ello, tenerlo a distancia y “no ser gobernados por la sal” es todo un reto culinario y un desafío a apostar a un cambio saludable de vida.

La ingesta sugerida es:

  • Para los adultos: la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda consumir menos de 5 gramos (un poco menos que una cuchara de té) de sal por día.
  • Para los niños: la OMS aconseja ajustar a la baja la ingesta máxima recomendada para los adultos en función de las necesidades energéticas. Esta recomendación no comprende el período de lactancia natural exclusiva (de 0 a 6 meses), ni el de alimentación complementaria de la lactancia natural (de 6 a 24 meses).

El consumo de sal/sodio en la Región de las Américas está muy por encima del límite recomendado, y la OMS estima que la ingesta media de sal en la población adulta es de 8,5 gramos por día, lo que excede con creces el requerimiento fisiológico y es 1,7 veces superior a la recomendación.

Cambio de hábitos

El cambio de hábitos y su concientización es la clave. Cambiar el paladar y acostumbrarse a “nuevos gustos” ayudándose de condimentos, limón y especias hace que la transición sea menos compleja para quienes están acostumbrados a ingerir sal en exceso. De esta manera, además impulsa la oportunidad de descubrir “nuevos sabores” hasta ahora enmascarados por el consumo de sal.

5 tips saludables para evitar el alto consumo de sal:

  1. Acentuar el uso de frutas, verduras, pescado, frutos secos y rojos como antioxidantes.
  2. Es importante tomar el hábito de leer las etiquetas de los alimentos privilegiando aquellos cuya relación sea que de cada 100 gramos del producto tenga menos de 120 de sodio.
  3. Cocinar sin sal, y de ser necesario, agregar un poco luego de la cocción.
  4. Evitar el salero en la mesa, también contribuye a desarrollar un hábito saludable en los niños.
  5. Realzar el sabor de las comidas con hierbas aromáticas frescas, especias, jugo de limón, ajo, etc.

Con el asesoramiento del Dr. Miguel Carlos Sangiovanni

(M.N. 78.412 // M.P. 222789) Master en Hipertensión Arterial

y Mecánica Vascular de DIM CENTROS DE SALUD 

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Periodista.Editora marcelafittipaldi.com.ar. Ex-editora Revista Claudia, Revista Telva España, Diario La Nación, Diario Perfil y revistas femeninas de la editorial

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