VACACIONES DE INVIERNO: NIÑOS Y NIÑAS EN MOVIMIENTO

Este receso puede ser una buena excusa para volver a conectar a los más chicos con la actividad física y la buena alimentación.

Entre las diferentes consecuencias que nos trajo la pandemia, distintas organizaciones pusieron el foco en el incremento de dolencias de la población infantil: la falta de movimiento y los desarreglos en la alimentación también generaron consecuencias en los más chicos.

“A la imposibilidad de salir a jugar o hacer actividades recreativas al aire libre, se sumaron la cantidad de horas frente a la computadora y otros dispositivos digitales, lo que generó en los chicos un sedentarismo mayor al habitual, repercutiendo en su salud y, en muchos casos, en su peso corporal”, comenta Matías Marchetti, licenciado en nutrición y autor del libro #Método MarchettiRules®, la actitud para aprender a nutrirte y comer lo que quieras.

“En muchos casos, también, la alimentación en el seno familiar se vio alterada, por la falta de rutina, llevando a que los más chicos de la casa picoteen durante todo el día y tengan un mayor acceso a comidas poco nutritivas”, agrega el especialista.

¿Qué podemos hacer, entonces, para compensar este tiempo de encierro? Marchetti recomienda aprovechar las vacaciones de invierno como un momento de esparcimiento en familia, ¡pero alejados del sillón!

“¡Más gym y menos tele!, me gusta decir. Y podemos aplicarlo a toda la familia. Sumemos a los peques a nuestras actividades físicas, pensemos planes que los corran de adelante de la tablet y los saquen al aire libre. Correr, patinar, andar en bici, tomar clases de baile, fomentar que practiquen deportes en equipo… Todas son buenas opciones para empezar a ponerlos en movimiento”, recomienda.

Y también, por supuesto, volver a encaminarlos en una educación nutricional que les permita tomar mejores decisiones en cuanto a su alimentación, cuando sean grandes.

“Que aprendan a reconocer su saciedad, que coman platos llenos de color, que reduzcan al mínimo el consumo de ultraprocesados y que se hagan fanáticos de la comida real depende de nosotros. Pongámoslo en práctica y nunca nos olvidemos de que somos su mejor ejemplo”, concluye Marchetti.