Moda

Anda Rowland manda en Savile Row

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Es la primera mujer en el consejo que regula a los sastres de la célebre calle londinense. La dueña de la emblemática Anderson & Sheppard trae aires renovados a un barrio que empieza a ser colonizado por los gigantes chinos.

Hay algo en el delicado aspecto físico y los elegantes modos de Anda Rowland que la incluye a primera vista en la tribu de esas señoritas bien británicas conocidas en el argot como Sloane Rangers. Lady Di fue durante una buena temporada el gran baluarte de estas jóvenes de vida disoluta que frecuentan el distinguido barrio londinense de Sloane, de donde toman su nombre. La relevancia pública de las hermanas Middleton demuestra que la figura sigue estando en plena forma. Falsa primera impresión. Por encima de su envidiable pelo rubio y su estilo impecable, en la protagonista de esta historia late el brío de su célebre y controvertido padre, Roland Tiny Rowland, un hombre hecho a sí mismo con una biografía heterodoxa e insólita que creó su propio imperio desde las minas de Rhodesia. El capítulo más célebre de su intensa vida empresarial fue el duro y agrio duelo que mantuvo, y perdió, con Mohamed Al-Fayed por hacerse con Harrod’s. Como el mundo de los inmensamente ricos es extraordinariamente pequeño, no sorprende que Anda Rowland y Dodi Al-Fayed estudiaran en el mismo internado suizo, Le Rosey.

Nacida en Londres el 2 de julio de 1970, tras pasar por el colegio más elitista y caro del mundo, se licenció en la London School of Economics y amplió estudios en el INSEAD (Fontainebleau, Francia), una de las escuelas de negocios más exigentes y prestigiosas. Una formación sobresaliente que la aparta de Pipa Middleton y sus adláteres y le aporta las credenciales necesarias para infundir respeto y aspirar a cambiar algunas normas de ese reducto del establishment británico llamado Savile Row. La meca del hecho a medida vive tiempos de cambio que algunos consideran que podrían afectar a su esencia. Si su padre se enfrentó al multimillonario egipcio, ella tiene que lidiar nada menos que con hombres tan poderosos como los empresarios hongkoneses Victor y William Fung, que poco a poco se están haciendo con los nombres más emblemáticos de la cuna del buen vestir, con el principal objetivo de utilizar la cotizada etiqueta made in Savile Row en miles de tiendas de prêt-à-porter en Asia.

Tiny Rowland no pudo adquirir los emblemáticos grandes almacenes de Knighstbridge pero se hizo a principios de los años 80 con otro de los bastiones del estilo inglés, la legendaria sastrería Anderson&Sheppard, de la que era buen cliente, propiedad entonces delord Rothschild. Fundada en 1906, es una de las pocas que se dedica en exclusiva al bespoke o sastrería a medida y goza del favor del príncipe de Gales, al que viste desde hace tres décadas. No es el único royal de una clientela que incluye nombres como los de Fred Astaire, Rodolfo Valentino, Duke Ellington o Tom Ford y que solo trabaja para hombres. Dos excepciones conocidas a esta regla: Marlene Dietrich y Kate Moss. «En 1998 murió mi padre y pocos años después mi madre me pidió ayuda cuando nos vimos obligados a dejar Savile Row [debido a la reforma del edificio donde la firma se emplazaba desde los años 20]. Yo entonces trabajaba en París, en el departamento de Marketing de Christian Dior Parfums. En realidad mi familia no tuvo nunca mucha relación con la sastrería», explica.

La salida del número 30 de la mítica calle londinense para trasladarse a su actual ubicación, en el 32 de Old Burlington Street, a poco más de 150 metros, fue vivida por parte de un equipo falto de autoconfianza como una señal premonitoria del fin de una bonita historia. No eran los mejores años para el exclusivo universo del bespoke: los machos alfa de la nueva economía escalaban puestos en la lista Forbes enfundados en camisetas, vaqueros y zapatillas de deporte. El prêt-à-porter de alta gama empezaba a quitarles clientela y espacio en el barrio: los clientes bajaban y los alquileres subían, al tiempo que el grupo Fung Capital y sus subsidiarias iban adquiriendo locales y negocios. «La sastrería llevaba abierta casi 100 años, tenía un lugar en la Historia y un savoir faire extraordinario, no íbamos a ser nosotros los responsables de su cierre», enfatiza. Nobleza obliga.

La llegada de Anda significó algo más que encontrar en la calle de al lado un nuevo local y convertirlo en un sitio chic y acogedor con cierta prestancia, donde pudiera trabajar un formidable grupo de sastres bajo la dirección del mítico John Hitchcock, considerado uno de los mejores de su generación y el preferido de Carlos de Inglaterra. Menuda, risueña y con cierto parecido a JK Rowling y similar determinación para afrontar retos, decidió abrir la caja de los truenos. No se limitó a mover el cuartel general de Anderson&Sheppard unos cuantos metros, en realidad le hizo dar un asombroso salto de casi un siglo tratando de conservar su esencia. «Los artesanos suelen mirar al pasado con cierta reverencia para mantener los altos estándares históricos de su quehacer. A veces este respeto se extiende a otros aspectos del negocio que se quedan desfasados. Cuando llegué me di cuenta de que yo tenía un perfil profesional y un background que podían resultar muy útiles en la firma en ese momento», apunta.

Su condición de outsider le ha ayudado a no prestar excesiva importancia al hecho de abandonar físicamente Savile Row y a romper con viejos y poco justificados usos. «No se consideraba elegante hablar de dinero con los clientes», una norma que en la práctica se traducía en una deuda de unos 600.000 euros por trajes hechos y entregados, cuyos pagos nadie se atrevía a reclamar. Ms Rowland decidió dejar atrás un laissez faire, laissez passerque confiaba la continuidad del negocio en la tradición; en el paso del testigo de padres a hijos que compartían sastre. Apuntalados en grandes campañas de imagen, marcas como Armani, Hugo Boss, Ermenegildo Zegna parecían vestir a los más elegantes mientras Savile Row no solo perdía clientes, empezaba a ser percibido como una antigualla, una atracción con olor a polilla para turistas, un objeto de deseo de los escasos prohombres de la vieja escuela.

Nuevos modos

Rowland abrió la puerta y dejó que entrara el siglo XXI: creó una página web, un blog de aprendices, actividad en redes sociales, se acabaron las jerarquías, no importaba de quién vinieran las ideas si eran buenas, menos trajes de tres piezas y más chaquetas para loscasual Fridays, presencia en eventos de moda masculina para recordar que los grandes sastres de Savile Row siguen haciendo las cosas con maestría… «En LVMH aprendí que las marcas de lujo están ahora obsesionadas por transmitir personalización, servicio al cliente,savoir faire, autenticidad, prestigio… Todo eso lo teníamos nosotros incluso mejor, ¿por qué había que ocultarlo?», se pregunta.

El magnate asiático. El empresario de origen hongkonés Victor Fung lidera con su hermano William el grupo Li & Fung. En Savile Row controlan Gieves & Hawlkes, Kent & Curwen, Kilgour y Hardy Amies.El magnate asiático. El empresario de origen hongkonés Victor Fung lidera con su hermano William el grupo Li & Fung. En Savile Row controlan Gieves & Hawlkes, Kent & Curwen, Kilgour y Hardy Amies.

Cierto viento favorable e inesperado también jugó a favor de sus aires de renovación. En su afán por llegar a más y más público, las marcas de alta gama empezaron a perder cierto caché. Hay quien comenzó a huir del logotipo y los renegadosmás elegantes volvieron de nuevo a llamar a las puertas de Savile Row. Sastres más jóvenes que acaparaban portadas de revistas de moda como Richard James, Ozwald Boateng y Timothy Everest se establecieron en el barrio y trajeron renovadas clientelas. Y una nueva generación de clientes cool ytrendsetters empezaron a valorar la sastrería impecable. Una buena chaqueta a medida se convirtió en su bolso de Hermès. El precio de un dos piezas en Anderson&Sheppard arranca en las 3.500 libras (unos 4.600 euros), requiere tres pruebas y la toma de 27 medidas. Una de sus características es la comodidad de sus chaquetas, basada en el célebre corte English drape que Scholte y Sheppard idearon para el duque de Windsor. Se puede elegir entre más de 4.000 muestras de tejido para una pieza que pasará por, al menos, nueve expertos pares de manos. Junto con Henry Poole, es la sastrería que más trabajos realiza de todo Savile Row, con unos 150 encargos al mes, frente a los 400 de los años 20. Los números empiezan a cuadrar. En 2007, la firma declaró unos beneficios de 2,2 millones de euros que ascendieron a 4,8 millones en 2013. Tiene 22 personas en plantilla y 35 sastres que trabajan para ellos de forma autónoma.

La liturgia del proceso de hacerse un traje a medida de esta casa empieza en este local con sabor a club inglés: Chester, chimenea, una botella de whisky Macallan y otra de fino La Ina a disposición de los clientes. En sus indicaciones para la reforma del local, considerablemente más pequeño y menos costoso que el anterior, Anda sacó a los sastres de detrás de la cortina. Era la hora de aplicar los principios del showcooking a su negocio. El corazón es la sala de corte, ahora más accesible, donde cuelgan los patrones de papel color tabaco y se mueven sastres veteranos y aprendices en torno a una mesa central que visitó por primera vez el príncipe de Gales hace ahora dos años. Tras tres décadas como cliente, y puesto que sus pruebas se realizan en Clarence House, quiso conocer personalmente al equipo y curioseó admirativo los célebres libros donde se apuntan las medidas y los clientes firman de su puño y letra. «Picasso, fascinante», comentó al ver la rúbrica del pintor malagueño.

Reciben unas 40 solicitudes a la semana de aspirantes que desean ingresar como aprendices y tan solo seleccionan ocho al año. Quizá el más célebre de cuantos jóvenes pasaron por estos talleres fue el malogrado Alexander McQueen, lo que le ha convertido todavía en un lugar más de culto si cabe. «La industria está cambiando mucho, de los ocho aprendices que tenemos actualmente, cinco son mujeres», señala Rowland.

En su calidad de vicechairman de una de las grandes sastrerías, ha sido la primera mujer en ingresar en el consejo de la Savile Row Bespoke Association, la entidad que agrupa y defiende los intereses de los nombres más célebres y respetados del clan. En ella habla con voz propia: «Nuestra herencia es importante, pero no vamos a atraer a nuevos clientes si en nuestros escaparates solo hay uniformes y trajes para ir a Ascot». Se afana en buscar ese equilibrio entre pasado y futuro y ve de una manera más optimista que el resto de sus colegas la llegada de gigantes asiáticos de la distribución y del sector textil, como los hermanos Fung. «A veces pienso que los chinos creen más en nosotros que nosotros mismos. Si nuestro nombre es sinónimo de calidad a miles de kilómetros de aquí para nuevos potenciales clientes de mercados emergentes, seguro que más de uno querrá venir a Savile Row, conocernos y terminará haciéndose un buen traje a medida», opina.

La llegada de los chinos despierta sentimientos ambivalentes. Gracias a su inyección de capital se han rescatado nombres en quiebra y se han invertido grandes sumas en la reforma de establecimientos emblemáticos de la calle. Pero hay quien opina que su presencia puede hacer subir aún más el precio de los locales, de tal forma que los sastres jóvenes no podrán abrir allí sus talleres. Otros consideran que la estrategia de poner un pie en Londres y utilizar el made in Savile Row como banderín para una estrategia de prêt-à-porter traiciona los principios del bespoke. El planteamiento de Fung Capital en realidad no se aleja mucho de lo que ha ocurrido con las grandes casas de alta costura femenina francesas, sobre las que han construido sus imperios hombres como Bernard Arnault. ¿Ha quitado esto valor a un vestido de Dior?

La relación entre el a medida y el prêt-à-porter es otro de los temas espinosos para los que Anda Rowland también parece tener ideas propias. Gracias a su iniciativa, Anderson&Sheppard participó la semana pasada, por tercer año consecutivo, en las London Collections, algo así como la pasarela de moda masculina más importante del país. No presentan colecciones, puesto que no las hacen, pero es una reivindicación del nombre de Savile Row en el mundo de la moda masculina, del que parecían ligeramente apartados. Su aire de renovación se completa con la reciente apertura de una exquisita tienda de complementos próxima a la sastrería donde juegan con el hecho a medida y un look contemporáneo y muy trendy. Naturalmente, ya se ha convertido en una dirección imprescindible para las Sloane Rangers.

Savile Row

Una de las cunas del vestir contemporáneo vive una época de cambios donde la vieja guardia trata de sobrevivir, otros nombres se abren al prêt-à-porter con el fin de lograr nuevos clientes y los gigantes asiáticos buscan el filón del made in Savile Row. Estas son las direcciones más emblemáticas de la calle londinense.

1. GIEVES & HAWLKES. Una de las sastrerías más antiguas de Londres, célebre por sus uniformes. Desde 2012 está en manos del grupo chino Li & Fung.

Direcciones emblemáticas de Savile Row. 1. Gieves & Hawlkes.

2. KENT & CURWEN. Fundada en 1926. Especialista en ropa deportiva, club y colegial. Presente en Europa, América y Asia. Es también parte de Li & Fung.

5. KILGOUR. Fundada en 1882 hoy en manos igualmente del grupo Li & Fung. Como otros nombres delbespoke, ha empezado a hacer prêt-à-porter.

8. HARDY AMIES. Internacionalmente reconocido como el sastre de Isabel II. Hoy es una marca de prêt-à-porter. La familia Fung la rescató de la bancarrota.

30. OZWAL BOATENG. Embajador del nuevo movimiento de Savile Row. Ocupa la antigua sede de Anderson & Sheppard. Único sastre de color con tienda en la calle.

15. HENRY POOLE & CO. Una de las sastrerías más legendarias del mundo, fundada en 1806 y mundialmente conocida por ser la creadora del smoking.

12. CHITTLEBOROUGHT & MORGAN. Discípulos del fallecido Tommy Nutter, por el uso de cuyo apellido ha habido un agrio litigio, trabajan aquí el bespoke.

10. DEGE & SKINNER. Junto con Henry Poole & Co, es la única sastrería de la calle que permanece en manos de la familia del fundador.

Más información. www.anderson-sheppard.co.uk

Periodista.Editora marcelafittipaldi.com.ar. Ex-editora Revista Claudia, Revista Telva España, Diario La Nación, Diario Perfil y revistas femeninas de la editorial

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