Moda

Modelo diferente

Su imagen de surfera californiana arrasa en portadas y pasarelas. Aficionada a la gastronomía, Erin Wasson, actriz, diseñadora y aspirante a chef, crea tendencias sin pretenderlo. Entrevistamos en Nueva York a la imagen internacional de Maybelline.
Hace mucho frío esta mañana en Nueva York, aunque brilla un sol espléndido. Y Erin Wasson (Irving, Texas, 20 de enero de 1982), ignorando las montañas de nieve que se acumulan en las aceras, acude a la cita ataviada con una falda y una camiseta y sus eternas botas decow boy.
Dicen de ella que es la mujer que mejor representa la belleza típicamente americana; que su estilazo innato, entre étnico y rockero, es inimitable para desesperación de sus imitadoras, que son legión; que causa furor entre diseñadores y admiradoras sin proponérselo (una genuina effortless cool); que con su despreocupada estética de surfer californiana ha sido la precursora de tendencias tan arraigadas como el vaquero roto e inconfesables como el no al sujetador. Sin embargo, la top de ojos azules, metro ochenta de estatura y melena rubia ondulada no cultiva ninguna imagen conscientemente. De hecho es la antimodelo.
Para empezar, lo es porque nunca deseó serlo. Sus sueños infantiles iban por otros derroteros: «Cuando fui descubierta como modelo tenía 15 años; jugaba en un equipo de baloncesto y aspiraba a ser jugadora profesional en la WNBA». Fue fichada sin pretenderlo. Ella recuerda lo que sucedió con cierto pesar: «Mi padre envió una foto mía y otra de mi hermana a un concurso de modelos local que vio en el periódico sin yo saberlo. Gané y me pareció horrible ser yo y no ella que sí quería…».
Erin Wasson

Erin Wasson

Foodie

Otra de sus peculiaridades que la alejan del perfil de una maniquí al uso es su relación con la comida: «Mi segunda vocación es la de ser chef. Adoro la comida. Ayer fui a Harlem a comer soul food y pedí todo lo que había en la carta: bollos, puré de patata, col rizada, pollo frito… Ya sabe, la típica comida integral del mundo de la moda…», bromea. Tampoco vive obsesionada con su cuerpo: «Si hago deporte es por motivaciones mentales y no físicas».
El caso es que Erin a los 17 ya era una modelo reputada; pero como aquella vida seguía sin convencerle, rechazaba varias propuestas para desesperación de su mánager, que terminó por plantarla. Cumplidos los 18 años, decidió volver a probar e inició una carrera fulgurante de la mano de Valentino. «Lo mejor de dedicarse a esto es que vives en un mundo lleno de gente excéntrica, locos creativos y mentes maravillosas. Además, viajas a lugares extraordinarios», afirma y añade: «Por otro lado, el modo en que esto funciona hace que no haya forma de prever nada con tiempo y que sea muy difícil mantener cierto equilibrio en tu vida privada. Cuanto mayor te haces, más difícil resulta no ser capaz de mantener algún tipo de rutinas que duren más de un par de semanas». Imagen internacional de Maybelline desde 2002, en 2005, la it girl resolvió darse un respiro e iniciarse en el mundo del diseño: «Sabía que esa decisión traía consigo la posibilidad de alejarme de mi trabajo como modelo, el que de verdad conocía. Bajar de las pasarelas y comenzar a diseñar significaba traspasar la frontera y podría haber pasado cualquier cosa. Pero estoy orgullosa de haber asumido aquel riesgo y ser hoy más que una cara», afirma y sonríe al recordar: «El momento de salir al escenario a saludar tras mi primer desfile fue de total aceptación para mí. Estaba allí, en mi desfile, en los grandes escenarios de la semana de la moda de Nueva York, con Gang Gang Dance actuando en directo, todas mis chicas vistiendo mis diseños y mis padres sentados en primera fila. Todo era perfecto y pensé: ‘Dios, yo he creado esto'».

Polifacética

Desde entonces no ha parado de diseñar y ha firmado exitosas colaboraciones con la firma de surf y skate RVCA (por cierto, su novio es el skater profesional Dylan Rieder) y colecciones cápsula para Zadig & Voltaire; además, dirige una línea de joyería propia, Low Luv. «Diseñar lo vuelve todo mejor. Lo más interesante que puedes hacer es jugar en tantos niveles como te sea posible. Esta industria tiene un sinfín de vertientes que te permiten explorar multitud de aspectos creativos diferentes, pero dentro del mismo campo. Creo que todo esto me ha convertido en una persona más completa y, probablemente, en una modelo mejor».
También ha hecho sus pinitos como actriz: Somewhere y Abraham Lincoln: cazador de vampiros. «Tomar parte en una película es una de las cosas más aterradoras que he vivido». Entrar todos los días en el set con un actor con formación y un director experimentado, hace que me sienta como un cartel de neón verde así que siempre he sido muy honesta acerca de mi falta de aptitudes. En una sesión de fotos coges a una chica guapa y la pones delante de la cámara con la luz correcta y la ropa adecuada y obtienes una imagen preciosa. En la actuación debes sintonizar con tus emociones, con tu personaje…».
Labios. Bálsamo labial Baby Lips de Maybelline NY, 2,95 euros.

La muchacha de los mil tatuajes («es lo único sobre lo que no hablo, no me pregunte»), mira al futuro con ilusión: «Mi vida ha estado marcada por una extraordinaria secuencia de cambios y crecimiento personal. ¿Qué me traerá el futuro? Ni idea, pero me gusta no sabelo y disfrutar de todo lo que me guía hacia donde se supone que debo estar. Lo que sí puedo garantizarle es que en cinco años estaré viviendo en el campo, montando a caballo».
Antes de irnos, le preguntamos por su sitio favorito en Nueva York: «¡Mi apartamento! Está increíblemente construido y diseñado, y cuando creas un hogar que sientes como refugio y santuario, se convierte en el mejor bar, club y restaurante del mundo», concluye.

Fan del color

A Erin le gusta maquillar sus párpados intensamente: «Tengo los ojos grandes, así que utilizo mucha máscara de pestañas y sombras Color Tattoo de Maybelline en tonos marrones».

Más información. A la venta en grandes almacenes y perfumerías.www.maybelline.com

Periodista.Editora marcelafittipaldi.com.ar. Ex-editora Revista Claudia, Revista Telva España, Diario La Nación, Diario Perfil y revistas femeninas de la editorial

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