Espectáculos

Russell Crowe, ‘Noé’ y las superproducciones

Prólogo
Este fin de semana se estrena ‘Noé’ de Darren Aronofsky, el director de ‘El luchador’ y ‘Cisne negro’, el sembrador de nominaciones para actores, el aclamado creador de ‘Pi’, la envidiada ex-pareja de Rachel Weisz… Y Noé era el tipo aquél al que Dios le dijo que metiera en un arca de madera a su familia y a dos cisnes negros, dos patos, dos perros, dos serpientes, dos bonobos y un largo etcétera (siempre un macho y una hembra, esto es importante) para perpetuar todas las especies, porque iba a depurar a la raza humana con un chubasco universal, que ríete tú de la ciclogénesis explosiva. Ya en ‘La Biblia’, la historia de Noé era una superproducción de tal calibre, que cuesta entender cómo el cine no se había interesado antes por ella.
Planteamiento
La historia que plantea la película se centra, obviamente, en un Noé bajo el aspecto de Russell Crowe. Su hija y nuera adoptiva (aunque sin pasar por los trámites burocráticos de las adopciones modernas) es Emma Watson, la ya no tan niña de Harry Potter. Jennifer Connelly es su mujer, que ya lo fue en ‘Una mente maravillosa’ y que se pasa la primera parte de la película con cara de «Noé, yo creo que va a llover, ponte un jersey». Y luego hay otros grandes actores, como Sir Anthony Hopkins, que hace de abuelo Matusalén, ése que según el Génesis (que no el Guinness) vivió 969 años (¡!) y engendró al padre de Noé con 187 (¡¡!!).
De este planteamiento nos vamos a quedar con Russell Crowe por cuatro motivos. Uno: que su nombre está escrito en el titular, así que este texto espera que hablemos de Russell como agua de mayo o diluvio. Dos: que los animales no tienen el protagonismo que uno esperaría de esta historia: en cuanto los mete en el arca, Noé les echa burundanga y se quedan fritos. Tres: que la película tiene desvaríos lo suficientemente lisérgicos como para no compararla con una de esas grandes y épicas historias bíblicas que nos contaba antes el cine, especialmente en el momento en el que aparecen unos personajes que encajarían perfectamente en ‘El señor de los anillos’ o en ‘Transformers’, pero que bíblicos, lo que se dice bíblicos, no parecen. Y cuatro: ¿os habéis fijado que Russell Crowe tiene una tendencia loquísima a trabajar en superproducciones? O mejor dicho, ¿os habéis fijado que las superproducciones tienen una tendencia loquísima a contratar a Russell Crowe?
 Nudo
Lo de ‘superproducción’ tiene una doble lectura. ¿Llamamos ‘superproducción’ a una película carísima, o a una llena de extras, localizaciones, efectos y enanos? Pues a ambas cosas, incluso a veces confundimos las dos definiciones, igual que no sabemos si un futbolista está entre los mejores del mundo por cómo juega (Iniesta) o por lo que ha costado (Bale y Neymar). En ambos casos, Russell Crowe estaría entre los galácticos de las superproducciones. Sin ir más lejos, ‘Noé’ es una película llena de efectos digitales, extras, bichos, decorados, vestuario… Ha costado algo más de 125.000.000 de dólares, unos 90 millones de euros, o sea que si siguiéramos con el símil futbolístico, el Barça y el Madrid podrían haber producido ‘Noé’ en lugar de fichar a sus dos últimas estrellas, aunque luego Hacienda tuviera que entrar a saco a auditar la película.
Pero no es la primera ni la quinta película a lo grande (de presupuesto y medios) que hace Rusell Crowe. La más cara en la que se ha embarcado es ‘El hombre de acero’ (2013, Zack Snyder). Emulando a Marlon Brando, que en 1978 cobró 4 millones de dólares por 10 minutos interpretando a Jor-El, Russell, se metió en la piel del padre de Superman, aunque salió algo más barato por minuto rodado, entre otras cosas porque aparecía durante media hora. ‘El hombre de acero’ costó 225 millones de dólares. Un poco más apañada de precio salió ‘Robin Hood’ de Ridley Scott (2010, 200 millones de dólares), con sus ejércitos, sus bosques, sus torneos, sus flechas, sus Cates Blanchetts, sus Maxes Von Sydows y sus Williams Hurts. Es la segunda película más cara en la que se ha involucrado Russell.
‘Master and commander’ (2003, Peter Weir), costó 150 millones de dólares de los de hace 11 años. Cañonazos, vestuario y mucha agua (más que en Noé) se repartieron este presupuesto. Puede que sea la mejor película y el mejor papel que ha hecho Crowe, aunque el Oscar lo tenga por ‘Gladiator’, (2000) otra de Ridley Scott y la siguiente en el ránking monetario de Russell (y de Joaquin Phoenix, Oliver Reed, Richard Harris y Derek Jacobi). Aunque no era como las de romanos de antes, sí que tiraba de extras, de ambientación, y de unos efectos digitales reguleros que hacían que el tigre que se enfrentaba a Máximo se sonrojara ante, por ejemplo, el realismo de ‘La vida de Pi’. Lejos de estos presupuestos, y aunque pueda parecer lo contrario, ‘Los miserables’ (2012) ‘sólo’ costó 61 millones de dólares, empleados en aderezar los gorgoritos (nada mal entonados) de Russell y compañía con unos decorados que a veces daban la sensación de ser de cartón piedra. El salario de Hugh Jackman y el peluquero loco de Anne Hathaway ayudaron a inflar el presupuesto, pero la película, barata, lo que se dice barata, tampoco es que fuera.
Y hay otras películas de Russell entre los 60 y los 100 millones de dólares: ‘American gangster’ (como ven, Ridley Scott es muy de llamar a Russell y de superproducir: 100 millones clavaditos), ‘El dilema’ (1999, Michael Mann, 90 millones de dólares), ‘Cinderella man’ y ‘Una mente maravillosa’ (2005 y 2001, ambas de Ron Howard, otro adicto a Russell y a la pasta: 88 y 61 millones de dólares respectivamente).
«Imagen del artículo

Russell Crowe y Jennifer Connelly en una escena de ‘Noé’
Desenlace
A ver, tampoco es que haya un desenlace, pero como la estructura que ha tomado esta página exige terminarla así, vamos con una conclusión. Da la impresión de que a Russell le van bien las superproducciones y viceversa. Es un actor con cara de superproducción, como lo eran Kirk Douglas, Marlon Brando o Charlton Heston. Los hay que no la tienen, como Cary Grant, Jack Lemmon o Fran Perea. Y eso es bueno, muy bueno, para su carrera y su bolsillo. Pero no lo es tanto para su futuro, si es que tiene intención de trabajar con Woody Allen, Alexander Payne o Spike Jonze. Estos actores de superproducciones acaban cosechando una fama (a veces injusta) de infladores de presupuestos, y de perder la verosimilitud en aras de las exageradas poses que piden estas películas (como les sucedió a De Niro o Al Pacino). ¿Y acaso alguien en sus cabales prefiere ganar una millonada en una película cara pero regulera a ganar mucho prestigio en una independiente con un sueldo moderado?
¡Caramba, no hacía falta que respondierais tan rápido!
Epílogo
Antes hemos mencionado al tigre de ‘La vida de Pi’. Siempre he pensado que ‘Noé’ tiene una especie de antítesis low cost y realista en el muchacho indio de ‘La vida de Pi’. ‘Pi’ es un personaje que también suelta un mensaje religioso, y parece decirle a Noé: «vale tío, tú mete en el arca una pareja de cada especie animal y verás. Yo metí una mona, una cebra y una hiena y no veas la que me liaron. Y por cierto, el tigre es un hijoputa». Pi parece avisar a Noé de que no va a ser fácil separar a perros de gatos, a gatos de ratones, y a lobos de corderos (por no hablar del tigre), de la dificultad para controlar a las pulgas y de no tocarle los cataplines evolutivos a los tiranosaurios. ‘La vida de Pi’ me parece el #Littelsecretfilm de ‘Noé’. Pero esto son elucubraciones mías en las que no deberíais caer.
‘Noé’ se estrena el 4 de abril.

Periodista.Editora marcelafittipaldi.com.ar. Ex-editora Revista Claudia, Revista Telva España, Diario La Nación, Diario Perfil y revistas femeninas de la editorial

Dejar una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *