Moda

Las tendencias de la temporada Op Art en su armario

Obra de Bridget Riley y la actriz Fan Bingbing, con diseño de Vuitton

El verano se viste de geometrías en blanco y negro que engañan al ojo

Las formas del Op Art ya inspiraron la moda de la década de los 60


«Los estampados estrictamente geométricos -distorsionados ópticamente- son las características típicas de este diseño llamativo que embanca al ojo. El corte de la prenda debe ser sencillo. Ya sea en espirales o con cuadros distorsionados, con círculos o rectángulos estilizados, todo tiene que ser blanco y negro. Es lo último para (…) las amantes de la moda«. La cita no pertenece a ningún diseñador o ‘cool hunter’ actual. Fue publicada en 1966, en la revista Neue Mode.

Pero, al igual que entonces, este verano se tiñe de geometrías en blanco y negro que juegan a engañar al ojo, a «producir un inesperado deslumbramiento o un parpadeo«, como decía el historiador de arte Ernst Gombrich al hablar del Op Art. Líneas horizontales, verticales, ondulantes. Franjas diagonales, rombos de arlequín, cuadros de tablero de ajedrez… Todo sirve para la ilusión visual.«Las señales en blanco y negro son como los clásicos contrapuestos -día y noche, ángel y demonio, bueno y malo-, en realidad, parámetros complementarios, androginidad fructífera», decía Victor Vasarely, principal figura del Op Art.La lista de diseñadores que esta temporada han apostado por las tramposas geometrías bicolores es tan larga como una de esas líneas. Marc Jacobs (líneas inspiradas en los 60 y Edie Sedgwick en su propia firma, dameros en Louis Vuitton), Dolce & Gabbana(sus veranos sicilianos se pintan rayados), Michael Kors (quien ha definido su colección como «glamour geométrico»), Balmain (con sus sexys arlequines de rombos), Haider Ackermann o, en la moda patria, Ángel Schlesser.

  • Moda Op Art de los años 60.

    Moda Op Art de los años 60.
Todos ellos han coincidido en una tendencia para siempre vinculada a aquellos diseños gráficos simples y en blanco y negro que cubrieron los ‘swinging sixties’. Entonces los firmaban Pierre Cardin o André Courréges en Europa, Rudi Gerneich en EEUU.
No es de extrañar que aquellos diseñadores ansiosos de experimentación se inspirasen en una forma de abstracción cuyo máximo representante (el citado Vasarely) defendía que»experimentar la presencia de una obra de arte es más importante que comprenderla».
Arte ‘mentiroso’

«Las pinturas op no se prestan a la exploración intelectual: su fuerte reside en la provocación de un intenso impacto sensual y con frecuencia sensacional que, en el fondo, puede ser nada más y nada menos que una experiencia única«, escribía en 1966 la crítica de arte Jasia Reichardt.
El movimiento fue bautizado en otoño de 1964 por la revista ‘Time’, debido a los efectos ópticos de sus obras. Al igual que habían hecho los artistas impresionistas y puntillistas a finales del XIX, sus obras de arte no estaban completas en el lienzo, sino que era el ojo el que debía construir una nueva realidad. Un año después, llegaría la primera gran exposición internacional (‘El ojo sensible’, en el MoMA), si bien Vasarely, Bridget Riley o Jesús Rafael Soto llevaban ya un tiempo engañando al ojo.
Coincidiendo con la exposición neoyorquina, el fabricante de ropa estadounidense Larry Aldrich encargó una serie de vestidos inspirados en varias obras Op Art de su propiedad. Cuando Riley vio lo que se había hecho con su arte, enfureció: «Cómo te atreves a coger una de mis pinturas y convertirla en una tela», espetó al empresario. Aldrich recordaba que a los demás artistas les gustó la idea, pero Riley llegó a amenazar con demanda. Temía que los críticos de arte no la tomasen en serio.

Periodista.Editora marcelafittipaldi.com.ar. Ex-editora Revista Claudia, Revista Telva España, Diario La Nación, Diario Perfil y revistas femeninas de la editorial

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