Salud

LA OBESIDAD EN ARGENTINA Y EN EL MUNDO

LAS CIFRAS SON CADA VEZ MAYORES Y NO BAJAN LOS ÍNDICES A FUTURO  

 

Un estudio reciente del World Economic Forum (1) advierte que la prevalencia de enfermedades relacionadas con la obesidad está aumentando en todo el mundo. Y estima que, de hecho, si se mantienen las tendencias actuales, el 60 % de los hombres y el 50 % de las mujeres tendrán obesidad en 2050.

 

Ante este posible panorama, la Dra. Silvina Alba (MN 119.628 / MP 334.727) Investigadora en Obesidad y Síndrome Metabólico y Médica Especialista en Nutrición de DIM CENTROS DE SALUD aborda esta profunda y preocupante situación que excede al ámbito exclusivo de la salud y plantea la necesidad urgente de tomar medidas interdisciplinarias que traten el contexto actual con profesionalismo y seriedad, cuidado y prevención y un gran apoyo a quienes padecen o pueden padecer en el futuro obesidad o afecciones vinculadas a ella.

 

En la actualidad – según datos del mismo estudio – la obesidad afecta a más de 2300 millones de personas y – de mantenerse las tendencias mundiales actuales – el 60% de los hombres y el 50% de las mujeres de todo el mundo tendrán obesidad en 2050. Además, enfermedades como las cardiopatías, la diabetes y algunos tipos de cáncer se han duplicado en todo el mundo en tres décadas. Y en medio de estas tendencias, un asombroso 78 % de las hospitalizaciones y muertes están vinculadas a enfermedades no transmisibles (ENT) relacionadas con la dieta.

 

En Argentina – y según cifras de la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (ENFR) que realizó la Secretaría de Salud en 2019 – 6 de cada 10 personas mayores de 18 años presenta sobrepeso (36.2%) u obesidad (25.3%) y todo indica que esta cifra seguirá en aumento. Para más datos, un informe de la World Obesity Federation prevé que en 2025 1 de cada 2 adultos convivirá con sobrepeso u obesidad. Por lo tanto, es necesario tomar acciones rápidas y concretas para revertir esta tendencia.

 

ALIMENTACIÓN SALUDABLE y ACTIVIDAD FÍSICA: ¿POR QUÉ LA SOCIEDAD NO LOS ADOPTA COMO MODELOS DE VIDA?

 

“Existen múltiples factores que determinan la percepción que tiene la sociedad sobre los cambios en el estilo de vida: biológicos, económicos, culturales, educativos, ambientales. Sin embargo, hay un aspecto que -en mi opinión- es fundamental para entender por qué a mucha gente le resulta difícil sostener el hábito de alimentarse equilibradamente y realizar ejercicio físico”, anticipa la Dra. Alba. “El comportamiento humano está influenciado por el sistema de recompensa del cerebro, el cual nos motiva y nos hace sentir satisfechos cuando ejecutamos ciertas acciones. Este sistema interviene en las decisiones que tomamos a diario, entre ellas las relacionadas con la salud y el bienestar”.

 

“Por ejemplo – continúa – planteó una situación frecuente que le puede ocurrir a cualquier persona luego de una agotadora jornada de trabajo: entre quedarse mirando su serie de televisión favorita o salir a correr por el parque, ¿qué creen que elegiría? Eso dependerá básicamente de cómo su cerebro perciba la recompensa que anticipe obtener, sobre la base de las experiencias previas que haya tenido en situaciones similares”, explica la profesional.

 

En tal sentido, para que una conducta se mantenga en el tiempo y se transforme en un hábito, necesariamente debe haber un estímulo que la persona le haya asignado un valor positivo (en el ejemplo planteado podría ser lograr su objetivo de peso, aumentar masa muscular, dormir mejor, liberarse del dolor en las articulaciones). Si esto no sucede, lo más probable es que desista del esfuerzo y vuelva al punto de partida.

 

Por eso, cuando hablamos de elegir, lo hacemos con nuestros sentidos, emociones, ansiedad o con necesidad de autosatisfacción y recompensa. La especialista indica que la elección de un alimento por sobre otro está influenciada por la combinación de colores, sabores, aromas y texturas que presenta. “Pensemos en las sensaciones que nos evoca el pan recién horneado, una salsa casera o nuestro postre favorito. Todo aquello que experimentamos con la comida queda alojado en la memoria y define nuestra preferencia (o rechazo) por determinado alimento”.

 

Del mismo modo, los alimentos que en su composición incluyen combinaciones de carbohidratos, sodio y grasas se caracterizan por ser altamente palatables (dulces, golosinas, panificados, comida chatarra, snacks, etc.) tienen la cualidad de ser agradables al paladar y generan respuestas a nivel cerebral mediadas por una hormona llamada dopamina, relacionada con la sensación de recompensa anteriormente mencionada.  “Cuando ingerimos estas sustancias, el cuerpo pone en marcha mecanismos que producen acumulación de grasa de forma patológica, sin que haya un freno en el apetito. Si esto se prolonga en el tiempo, el efecto de la dopamina se altera y se necesitará un estímulo cada vez mayor (comida) para generar una respuesta de igual magnitud (placer)”, advierte la doctora. “Si bien algunos autores hacen referencia a adicción por la comida -dada la similitud con el consumo de alcohol, tabaco y drogas- este concepto sigue estando en discusión”.

 

HAMBRE REAL O EMOCIONAL

 

Mirar una peli en el sillón con pochoclos, un partido con picada, cerveza y snacks, estar aburridos, tristes o simplemente saber que hay un paquete de “algo” que podríamos comer nos llena de deseo y ganas de consumir y satisfacer esa demanda. ¿Por qué nos pasa esto? “En primer lugar, es importante definir el hambre fisiológica, que aparece gradualmente y representa una señal de que el organismo necesita nutrientes para mantener activos los procesos internos, por lo cual la saciedad se alcanza con cualquier alimento disponible. Y, por otra parte, tenemos el hambre emocional, que surge de manera repentina por un alimento específico, sin que haya un déficit energético. Como su nombre lo indica, puede estar desencadenado por el simple deseo de comer o por la necesidad de gestionar alguna emoción”, diferenci a la profesional.

 

Justamente, hoy existe un concepto muy difundido para el manejo del hambre emocional qué es la Alimentación Consciente o Mindful Eating, cuyo propósito es conectarse con las señales que el cuerpo envía para regular la ingesta. “Podemos poner en práctica algunas estrategias para ejercitar esta práctica, como reconocer las situaciones que podrían desencadenar una ingesta sin hambre real (tristeza, aburrimiento, ansiedad). Tomarnos el tiempo suficiente para comer, sin prisa, masticando varias veces. Disfrutar la comida con todos los sentidos, apreciando plenamente el momento. Comer sentados, porciones justas y no forzarse a dejar el plato vacío una vez satisfecho. Evitar distracciones con dispositivos electrónicos”, aconseja la Dra. Alba.

 

CONSEJOS PARA PODER CAMBIAR EL FUTURO E INCULCAR HÁBITOS SALUDABLES EN LA POBLACIÓN

 

Para finalizar, es imprescindible tratar de que el mensaje de que es posible cambiar hábitos, modificar conductas y adoptar estrategias que nos ayuden a estar mejor y prevenir posibles malestares que desencadenan el sobrepeso y la obesidad, algunos consejos para prevenir, multiplicar y fomentar entre todos:

 

⇒     Brindar información clara y accesible sobre nutrición balanceada, ejercicio físico regular, manejo del estrés y sueño adecuado.

⇒     Fomentar que los alimentos saludables sean más accesibles, especialmente en comunidades de bajos recursos: promoción de mercados agricultores locales a precios económicos, reducción de impuestos en alimentos básicos (pan, carne, lácteos, huevos).

⇒     Crear entornos seguros para la realización de ejercicio físico en cada localidad, tales como parques y senderos.

⇒     Promover políticas que limiten la disponibilidad de alimentos no saludables en escuelas y lugares de trabajo.

⇒     Diseñar campañas de concientización sobre la importancia de un estilo de vida saludable, utilizando medios de comunicación, redes sociales y eventos.

⇒     Trabajar con líderes comunitarios, organizaciones sin fines de lucro y profesionales de la salud para desarrollar programas y actividades que promuevan estilos de vida saludables dentro de la comunidad.

⇒     Proporcionar apoyo y recursos para quienes deseen adoptar hábitos saludables, como programas de asesoramiento en nutrición, clases de cocina y grupos de ejercicio.

⇒     Implementar políticas específicas, tales como impuestos sobre bebidas azucaradas, etiquetado nutricional claro y visible, regulaciones sobre publicidad y marketing de alimentos dirigidos a niños.

 

Con el asesoramiento de la Dra. Silvina Alba,

 Investigadora en Obesidad y Síndrome Metabólico y  

Médica Especialista en Nutrición de DIM CENTROS DE SALUD 

 

(1)  https://es.weforum.org/agenda/2023/09/el-camino-hacia-un-sistema-alimentario-sostenible-pasa-por-la-salud-humana/

 

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Periodista.Editora marcelafittipaldi.com.ar. Ex-editora Revista Claudia, Revista Telva España, Diario La Nación, Diario Perfil y revistas femeninas de la editorial

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