Síndrome de Dolor Regional Crónico
Desde el 2004, todos los 17 de octubre se conmemora el Día Mundial del Dolor. Esta fecha se promovió gracias a la acción conjunta de la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP) y la Organización Mundial de la Salud (OMS)[1]. Día que sirve de refuerzo para concientizar sobre el padecimiento físico que cada día es más frecuente y que disminuye la calidad de vida de las personas que lo transitan. Bajo esta premisa, Alivia tu dolor es un programa destinado a facilitar el acceso de información sobre cada tipo de dolor, también permite a los pacientes conectarse con nuestra comunidad, donde pueden compartir su historia y mantenerse actualizados sobre los últimos avances y tratamientos existentes.
El dolor se define como una experiencia traumática que genera el organismo, una señal del sistema nervioso de que algo no anda bien.
Hay dos tipos de dolor:
- Agudo: es repentino y generalmente desaparece
- Crónico: dura mucho tiempo y puede causar problemas graves
En el marco de estos dos tipos de dolor, el agudo y el crónico, se encuentra una de las patologías que afectan a una parte de la población y que muchas veces no se diagnostica correctamente o a tiempo: el síndrome de dolor regional complejo.
El síndrome de dolor regional complejo (SDRC), es relativamente nuevo ya que fue introducido en 1994 por la International Association for the Study of Pain (IASP), para englobar una serie de patologías que parecen tener un mecanismo fisiopatológico.[2]
El SDRC presenta varios síntomas y signos que pueden cambiar entre pacientes, en algunas ocasiones también se modifican en el mismo individuo, según la fase evolutiva en la que se encuentre. Esta variedad de síntomas se asocia siempre a alteraciones autonómicas, sensoriales y motoras.
La mayoría de los casos de SDRC se inician luego de un evento nocivo (traumatismo o cirugía), especialmente en aquellas cirugías que involucra la intervención de hueso y/o una articulación. También las situaciones de intenso stress emocional pueden ser per se la causa del inicio del síndrome o bien pueden contribuir a desencadenarlo. Algunas enfermedades hormonales o del metabolismo, el accidente cerebrovascular, las infecciones o el cáncer, entre muchos otros, pueden actuar tanto como predisponentes o como desencadenantes para desarrollar un síndrome de dolor regional complejo. Incluso, los factores genéticos, relacionados o no con trastornos autoinmunes o inflamatorios, parecerían ser predisponentes, según las investigaciones más actuales.
Las personas más frecuentemente afectadas son del sexo femenino, en la edad media de la vida, aunque vemos también pacientes jóvenes o adultos mayores de ambos sexos.
Entre los eventos generalmente asociados a la aparición del síndrome de dolor regional complejo, se encuentran[3]:
- Injuria de los tejidos blandos 40%
- Fractura del miembro 25%
- Infarto agudo de miocardio 12%
- Accidente cerebrovascular 3%
- Otros 30%
Así mismo, la prevalencia del SDRC tras una fractura previa oscila entre el 0,03 y el 37%, según diferentes estudios retrospectivos. Hasta en el 40% de casos se asocia una fractura o cirugía previa, como por ejemplo la descompresión del nervio mediano. También puede aparecer tras lesiones radiculares (9%), lesiones de la médula espinal (6%) o en mínimos traumatismos, como esguinces (10%).[4]
Por otra parte, los expertos observan que en la práctica diaria es un síndrome que está subdiagnosticado, es decir, que los pacientes muchas veces circulan durante meses o años por distintos consultorios con diagnósticos erróneos.
SDRC en la Argentina
En la Argentina, el Síndrome de Dolor Crónico, está dentro de entre las enfermedades poco frecuentes, – también conocido por sus siglas EPC – dispuesta en la Ley Nº26.689 “Cuidado integral de la salud de las personas con enfermedades poco frecuentes” sancionada en 2011. Esta ley establece que este tipo de enfermedades deben ser cubiertas por las obras sociales y prepagas.[5]
A pesar de tratarse de enfermedades que afectan a un reducido número de personas de forma aislada, en su conjunto representan una importante cantidad ya que afectan de modo directo al 8% de la población mundial. En la Argentina, se estima que hay 3.5 millones de personas con enfermedades poco frecuentes.[6]
Síntomas y sintomatología
Este tipo de enfermedad suele interferir en las actividades diarias, el trabajo, el humor y actividades sociales de la persona. El dolor es un síntoma común y precoz, como el edema distal, la sudoración, las alteraciones de la temperatura y de la coloración de la piel, la hiperalgesia, la debilidad muscular, y la atrofia cutánea y muscular en fases crónicas. En los casos crónicos, el dolor es discapacitante.
El SDRC presenta diferentes síntomas y signos, entre los principales están:
- Cambios de color y de temperatura de la piel en las partes del cuerpo afectada.
- En las zonas donde se manifiestan esos cambios de color y temperatura, el dolor aumenta gradualmente.
- Se presentan cuadros de sudoración, hipersensibilidad e inflamación. También se evidencia limitación del movimiento y desmineralización ósea de la zona afectada[7]
Habitualmente compromete algún tipo de extremidad, como puede ser un pie o una mano. También puede observarse en una rodilla o en alguna otra región del cuerpo, pero estos casos no se presentan con tanta frecuencia. Además, eventualmente migrar de región.
Tratamiento y diagnóstico
El diagnóstico del SRDC es principalmente clínico debido a que en la actualidad no existe examen complementario capaz de confirmarlo o descartarlo. Los médicos especialistas que pueden diagnosticar a un paciente con este síndrome son: Endocrinólogos especialistas en Osteopatías Metabólicas, Neurólogos, especialistas en Manejo del Dolor y Neurocirujanos en la etapa de tratamiento quirúrgico.
Si bien existen casos de remisión de los síntomas o luego de algún tipo de terapia, algunos pacientes cursan con un dolor incesante y cambios irreversibles e incapacitantes a pesar del tratamiento. La mayoría de los especialistas recomienda iniciar el tratamiento lo antes posible (idealmente durante la primera etapa) y acompañarlo con una terapia física y/u ocupacional, con un enfoque interdisciplinario, en el que se recomienda realizar una evaluación psicológica al paciente, con el objetivo de averiguar y/o tratar ansiedad o depresión.
El tratamiento debe ser multidisciplinario, incluyendo tratamientos no farmacológicos (fisioterapia, terapia ocupacional, terapia psicológica), tratamientos farmacológicos (analgésicos, glucocorticoides, limpiadores de radicales libres, calcitonina, bifosfonatos) y tratamientos invasivos (bloqueos simpáticos, neuroestimuladores medulares)
Cuando el dolor no cede e impide la vida normal del paciente: implantación de neuromodulador espinal
Si a pesar de haber intervenido en forma intensiva (fármacos específicos y tratamientos de rehabilitación psico-neurológica y física) el síntoma doloroso persiste en una intensidad tal que altera el desarrollo de una vida normal, este es el umbral del dolor que determina un tratamiento invasivo basado en el bloqueo simpático. En caso de que éste no sea suficientemente eficaz, se propone la implantación del neuromodulador espinal.
El neuroestimulador es un dispositivo médico implantable (abdomen, glúteos o caderas/flancos) que se conecta a un electrodo. Este último se implanta en el espacio epidural, para estimular mediante impulsos eléctricos a los cordones posteriores de la médula espinal.
Estos impulsos que se generan en el neuroestimulador, son programados de forma externa acorde a los requerimientos médicos del paciente, y se transmiten a través del electrodo a la médula. La estimulación de los cordones posteriores se basa en la Teoría de la Compuerta, donde estímulos no nocivos pueden “modular” la transmisión de la información dolorosa y de esta forma el paciente percibe un alivio del dolor. El objetivo de la neuromodulación es que el paciente tenga una mejora del nivel de dolor que maneja y por consiguiente, mejore su calidad de vida y su estado funcional. En los pacientes donde el tratamiento con neuromodulación ha tenido resultados favorable, se ha visto una disminución del consumo de fármacos.
Dentro de la Neurocirugía Funcional, se suelen abordar las siguientes patologías o síndromes asociados a SRDC:
- Dolor del Trigémino.
- Dolor facial y de cuello.
- Cefalea y Migraña.
- Dolor de espalda crónico.
- Dolor abdominopélvico.
- Dolor de nervios periféricos.
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[2] Revisión-Síndrome de dolor regional complejo -Esther Márquez Martínez∗, M. Victoria Ribera Canudas, Ángela Mesas Ibáñez, Javier Medel Rebollo, Pedro Martínez Ripol, Alejandro Candela Custardoy y Marisa Paños Gozalo. 2011
[3] Actualización: Síndrome de dolor regional complejo. Sergio Terrasa y María Victoria Piccirilli. 2008
[4] Revisión-Síndrome de dolor regional complejo Esther Márquez Martínez, M. Victoria Ribera Canudas, Ángela Mesas Ibáñez, Javier Medel Rebollo, Pedro Martínez Ripoll, Alejandro Candela Custardoy y Marisa Paños Gózalo. 2011.
[5] https://www.argentina.gob.ar/justicia/derechofacil/leysimple/enfermedades-poco-frecuentes
[6] Informe: Las Enfermedades Poco Frecuentes en Argentina. Lic. Luciana Escati Peñaloza
[7] Actualización: Síndrome de dolor regional complejo. Sergio Terrasa y María Victoria Piccirilli.2008
Marcela Fittipaldi
Periodista.Editora marcelafittipaldi.com.ar. Ex-editora Revista Claudia, Revista Telva España, Diario La Nación, Diario Perfil y revistas femeninas de la editorial