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El caprichoso diseñador de joyas que desean los famosos

Vicky Vilches
Theo Fennell es, según el diario The Telegraph, el nombre que se baraja para el c otizado puesto de joyero real vacante desde que Harry Collins dejara el cargo.

Theo Fennell es, según el diario The Telegraph, el nombre que se baraja para el c otizado puesto de joyero real vacante desde que Harry Collins dejara el cargo.
No, no fue Damien Hirst. La profusión de calaveras con piedras preciosas que puede verse de un tiempo a esta parte en elegantes escaparates de todo el mundo hay que atribuírsela en justicia a este joyero robusto, imaginativo y jovial que combina felizmente una actitud transgresora con su imborrable acento de antiguo alumno de Eton. Se podría decir que Theo Fennell (Egipto, 8 de agosto de 1951) simboliza esa curiosa unión de contrarios que desafía lo previsible y hace que Reino Unido siga fascinando.
En la trastienda de las vitrinas llenas de abalorios de 24 quilates de su joyería de Fulham Road, en el centro de Londres, hay sorpresas memorables. En el primer piso, encima de un lujoso espacio abierto al público decorado en tonos beis y negros salpicado de alguna que otra serpiente pintada en la pared, se encuentra su sancta sanctorum, un taller donde una docena de artesanos trabaja en piezas únicas sin que parezca importarles el paso del tiempo. Algunos de los anillos y broches que se cuecen en esta cocina llevan oro, piedras preciosas, pequeños trozos de leyenda y cientos y cientos de horas del mejor trabajo artesanal. Se diría que se esmeran en cumplir el encargo caprichoso de un rey que tenía un palacio de diamantes… Al frente se encuentra Fennell, el artífice de esta fantasía fundada en 1982 y uno de los más imaginativos y reconocidos joyeros británicos.
DISEÑO. Jamás se separa de su cuaderno de bocetos y le sigue gustando el trabajo del taller. «La inspiración viene de todas partes y de ninguna en concreto. Tengo los ojos, los oídos y la mente abiertos; y dibujo donde quiera que me encuentre cuando algo toca mi sensibilidad. La música puede resultar tan importante como los estímulos visuales. Hay tantas y tantas cosas interesantes que el problema es editar la inspiración, no encontrarla», explica.
Fennell fue el primero en llevar a la alta joyería las cruces, las espadas, las calaveras y cierta temática que parecía reservada hasta entonces a las noches de Halloween. «Quizá fuera una manera de huir de la pomposidad. Para mí la joyería es algo más que un accesorio caro. Me gusta poner luz, pero también oscuros pensamientos e imágenes inquietantes en algunas de mis piezas. La buena joyería debe estar hecha con amor, originalidad y excepcionalidad, realizada por artesanos y concebida para durar para siempre. Toda la experiencia humana debe estar en ella. Por tanto, el bien y el mal», prosigue.
El anillo 'Black Diamond Castle', de oro de 18 quilates.

El anillo ‘Black Diamond Castle’, de oro de 18 quilates.
ENEMIGOS. Cuando habla del mal en su sector, apunta directamente a las grandes marcas. «Odio la idea de que la alta joyería se produzca en masa y que sus buenas ventas se deban más al triunfo del márketing que a su originalidad y calidad. Las firmas han prostituido buena parte de lo que éramos. En ese sentido, se me puede considerar un joyero rebelde, sí, pero, afortunadamente, cada vez hay más personas que quieren salirse del rebaño, de la masa», explica.
Fennell no cree en los rebaños ni en los límites. Ha realizado piezas con meteoritos, con las cortinas de terciopelo rojo del teatro Old Vic, con trozos del muro de Berlín, con arena de la playa de Omaha en Normandía…
Desde hace años se siente especialmente atraído por los anillos secretos, empleados desde tiempo inmemorial en diversas culturas por razones diversas. «A veces se hacían para esconder veneno, otras un talismán o el recuerdo de un amante secreto. Me gusta esta idea de que la joyería sea algo más que un adorno y que, al mismo tiempo, tenga un significado público y otro privado».
En los laterales del anillo armario se reproducen escenas de 'Las Crónicas de Narnia'. Precio, 37.000 € aprox.

En los laterales del anillo armario se reproducen escenas de ‘Las Crónicas de Narnia’. Precio, 37.000 € aprox.
En la pasada Masterpiece Fair de Londres presentó novedades que, sin duda, no pasaron desapercibidas. Por ejemplo, anillos que invitan literalmente a hacerse minúsculo y pasear por sus interiores; y que reflejan el virtuosismo y el amor al detalle de sus artesanos. Algunas de sus piezas evocan y recrean temas históricos como las pirámides, los jardines asiáticos o los castillos medievales. Muchas de ellas requieren más de 400 horas de trabajo de ocho artesanos con especialidades diferentes. Al más puro estilo Fabergé, algunas llevan mecanismos ocultos y guardan extraordinarias sorpresas.
En ocasiones, las piezas nunca son expuestas y obedecen a las demandas de sus clientes. «Nos encantan los encargos raros, algunos verdaderamente inconfesables. Cuanto más complicados, más nos estimulan. Se sorprendería del tipo de piezas que nos solicitan y de quiénes lo hacen», asegura, si bien se resiste a dar detalles sobre los pedidos más llamativos o la nacionalidad de sus clientes. Coincidiendo con el 50 aniversario de la saga cinematográfica de James Bond, le solicitamos el anillo perfecto para el agente 007. No vacila: «Una aceituna tallada en jade con incrustaciones de rubíes, en cuyo interior guardara un doble compartimiento secreto con veneno en un lado y Viagra en el otro».
El anillo pirámide, abierto. Está realizado en oro amarillo y rosa con diamantes engastados y cuesta 24.350 euros.

El anillo pirámide, abierto. Está realizado en oro amarillo y rosa con diamantes engastados y cuesta 24.350 euros.
APUESTA EN PLATA. Aunque su imperio se ha extendido considerablemente en los últimos años, no niega la mella que ha hecho la crisis. «Por supuesto que la hemos notado, pero también nos ha permitido desarrollar una interesante colección de joyas en plata: Alias. Además nos ha traído un tipo de clientela que antes no podían permitirse nuestras piezas de oro, así como muchos jóvenes, lo que es estimulante».
Vinculado al Royal College of Art, donde imparte clases magistrales y preside el jurado de los premios a los mejores estudiantes, confiesa que le gusta estar en contacto con ellos. «Les encuentro más libres que mi generación para trabajar en una gama mayor de materiales e ideas. Su trabajo es menos estructurado y disciplinado, lo que es bueno y malo al mismo tiempo. Pero, por encima de todo, quieren ser originales y llevar a cabo sus propias ideas, crear sus pequeñas empresas antes que someterse al dictado de las grandes compañías. Así es que sí, puedo decir que el futuro de la joyería quedará en buenas manos».

Periodista.Editora marcelafittipaldi.com.ar. Ex-editora Revista Claudia, Revista Telva España, Diario La Nación, Diario Perfil y revistas femeninas de la editorial

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