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¿Cómo balancear la vida profesional con la maternidad?

 

En diálogo con ICF, conversamos con una mamá-coach que comparte 5 ideas para inspirar en el mes de la maternidad.

Buenos Aires, 21 de octubre de 2022.- Los debates sobre la maternidad y la vida laboral se mantienen hoy en día, muchas compañías no propician las condiciones adecuadas para que quienes deciden maternar puedan asegurarse que eso a la vez no signifique el fin de sus tareas profesionales. Según un estudio de 2017 el 51% de las mujeres cree que cuando tenga hijos deberá abandonar su profesión, los hombres solamente se lo plantean en el 11% de los casos.

ICF trabaja con distintos coaches especializados en la materia. En este caso, el reconocido coach Daniel Colombo conversó con Majo Gandini, coach profesional y ejecutiva, certificada por ICF, International Coaching Federation, con Lider Coach Profesional, una de las 350 escuelas del mundo con el máximo nivel, llamado “ACTP”. Majo además es madre de dos hijos, de 6 y 8 años, y comparte sus consejos para aplicar balance entre la maternidad y la vida profesional.

1) Mejorar la comunicación: un eje fundamental 

El asunto de saber comunicar en forma clara y asertiva en todo momento a las demás personas en todos los ámbitos es clave para lograr el equilibrio. Por ejemplo, para saber pedir ayuda, poner límites sin temores y tomar decisiones que se transmitan sin dudar.

Además del intercambio con otros, está la auto charla interior, esa que mantenemos con nosotros mismos permanentemente.  Trabajar en estos aspectos y mejorarlos es una de las principales ayudas para armonizar la vida de las mamás que trabajan.

Al respecto, Majo comenta: “Mi transformación comenzó al cursar la formación de coaching. Pude comprender el impacto de las palabras utilizadas por mis padres y distinguir cómo mejorar la calidad de vida de mis hijos: expresar con claridad lo que pienso y siento, evitar tomar decisiones cuando me siento sumergida en una emoción -especialmente si es displacentera-, y pedir perdón cuando cometo errores.”

2) Tener mayor consciencia de los comportamientos y actitudes que no te acercan a lo que querés 

Una de las cualidades de la disciplina del coaching es el desarrollo de la consciencia. En palabras sencillas, es la habilidad de estar presentes, atentos y vigilantes a lo que pienso, siento, digo y hago en cada momento.

¿Cómo lograrlo? Ejercitando la auto observación: es posible observar desde afuera, imaginando otra perspectiva, para chequear las actitudes, comportamientos y el lenguaje que utilizás en el “diccionario” cotidiano en casa y en el trabajo.

Cuando lo practiques lo suficiente notarás un beneficio inmediato: vas a descubrir patrones de comportamiento y de pensamiento que quizás sean los que te alejan de tus metas y objetivos.

Pensá en esto: como a las palabras no se las lleva el viento -como afirma el dicho popular- porque tienen impacto, es sumamente relevante el estar conscientes de lo que generan, en todo momento y lugar.

Al respecto, la mamá-coach expresa: “El lenguaje que usamos echa raíces en el ser de nuestros hijos. Recuerdo una vez, cuando habían desobedecido algo que les había indicado, me escuché diciendo ‘Acá no hacen lo que quieren’. Me descubrí usando una afirmación tal cual como me habían dicho mis padres.”

Es muy frecuente que los mandatos que recibimos desde la infancia se repitan inconscientemente cuando somos adultos. La gran diferencia es que cuando pasamos a la mayoría de edad asumimos una plena responsabilidad personal sobre todo lo que decimos y hacemos -en el coaching la definimos como la habilidad de responder ante lo que sucede-

Entonces, si tienes más consciencia de esos patrones heredados, ese es justo el primer paso para modificar lo que piensas que no contribuye al bien mayor de cualquier relación; en este caso de la madre con sus hijos.

Majo pudo ajustar este aspecto partir de su toma de consciencia: “Me puse a pensar: si mis hijos no hacen lo que quieren, ¿qué es lo que hacen? ¿Lo que queremos sus padres? ¿Y luego van a tener que hacer lo que quieren otros? Entonces, de inmediato volví con mis hijos y les expliqué con más serenidad y asertividad: ‘Entre comidas, no quiero que coman golosinas porque prefiero que coman la cena’. Sé que puede parecer casi lo mismo; aunque supe internamente que el impacto de hacerles saber el propósito del por qué y para qué les dí esa indicación, era diferente.”

3) Trabajar en familia la inteligencia emocional 

“Desde lo emocional, como padres, buscamos ayudar a nuestros hijos a gestionar sus emociones”, comenta Gandini. “Evito el ‘no te podés enojar por eso’ o ‘no te puede dar miedo tal cosa’”, porque, en definitiva, es lo que la otra persona está sintiendo en ese momento y puede resultar contraproducente querer anularle lo que le pasa.

¿Qué recurso de coaching puede servir en estos casos?: “Los escucho y los invito a la reflexión. Si están enojados, es bueno permitirles descargar su enfado de forma segura, sin lastimarse ni lastimar a otros, y contenerlos de la mejor forma posible.”

Lo que acabas de leer tiene que ver con el concepto de Inteligencia Emocional que divulga a nivel mundial el psicólogo norteamericano Daniel Goleman, con el objetivo de poder gestionar mejor las emociones en la vida.

El autor las clasificó en cinco ámbitos: los tres primeros se desarrollan mediante un trabajo individual, y dos restantes, en la relación con los demás.

Aquí, un breve repaso, donde incluyo algunas herramientas que pueden apoyarte para crecer:

-Auto consciencia: es el conocimiento pleno que tengo de quién soy, qué quiero, qué me mueve, hacia dónde y para qué. Idea práctica: puedes desarrollarlo mediante el auto conocimiento y desarrollo personal.

-Auto regulación: Si bien no es humanamente posible estar siempre bien, se trata de balancear la forma en que interpretas y vives las situaciones. A continuación, hacer una elección consciente del signo “positivo” o “negativo” con el que calificas cada experiencia de la vida.

Idea práctica: puedes trabajar en revisar tu modelo mental -que es la forma en que te representas el mundo, y en función de ese conjunto de percepciones, actúas- y el tipo de pensamientos que generas habitualmente. Si esos pensamientos son contributivos, te impulsarán hacia adelante. Y si no lo son, ya sabes la respuesta.

-Motivación: existen dos tipos, interna -la batería interior que recargas diariamente para seguir adelante-, o externa -cuando dependes de los demás, por ejemplo, la felicitación en el trabajo-.

Idea práctica: quizás quieras desarrollar más la auto motivación, debido a que, de esta forma, evitarás estar dependiendo excesivamente de factores externos que te impulsen.

-Empatía: es la capacidad de ponerte en los zapatos de los demás, no sólo para observar las situaciones desde su perspectiva.

Idea: Si querés dar un paso más en tu camino hacia una mayor consciencia, podés trabajar en entender -no necesariamente justificar- lo que la otra persona está sintiendo.

-Habilidades sociales: se trata del conjunto de herramientas con las que venimos equipados desde que nacemos, y que podemos fortalecer. Por ejemplo, la capacidad de trabajar en equipo, socializar, expresar claramente lo que pensás, y ser constructivos en los vínculos con los demás.

Idea práctica: detectá algún aspecto en el que sientas cierta limitación en tu vínculo con los demás. Luego, observá la emoción que está por debajo, subyacente a eso que te limita. Finalmente, identificá una emoción exactamente opuesta que te ayudaría a superar lo desafiante, y diseñá un plan de pequeñas acciones sostenidas en el tiempo, para ensayar la solución basada en la emoción contributiva. Podrás medir el resultado concreto cuando lo hagas sostenidamente en el tiempo.

4) Lograr un buen balance entre el tiempo personal y profesional

Sin dudas, para muchas madres que trabajan este es el quid de la cuestión. Majo comparte que, para ella, “es clave dedicar tiempo de calidad a mis hijos. Una creencia que desafié en el camino es que puedo ser buena madre y también seguir con mi vida personal y profesional, haciendo foco en cada actividad en el momento que la estoy realizando.”

Para encaminar este aspecto crucial tené en cuenta que habrá etapas de la maternidad que requerirán mayor presencia y tiempo, mientras que, en otras, se podrá balancear mejor con lo profesional.

El uso de agendas, calendarios virtuales, y, sobre todo, fijar acuerdos de expectativas tanto dentro de casa como en el trabajo, harán que sea más posible de lograr.

Luego, quedará en tus manos la ejecución, la verificación de la funcionalidad de los acuerdos, y los ajustes necesarios sobre la marcha, buscando que sea un ganar = ganar para las distintas partes involucradas.

5) Mantener al día las conversaciones con los hijos, pareja, familia y trabajo 

Aunque tengas la sensación de que no hay ningún pendiente con los demás, posiblemente aparezca algún “as” en la manga que saldrá en el momento menos esperado. Puede ser algo que quedó incompleto con tus hijos, o aquello que no te atreviste a decirle a tu superior en el trabajo.

La sugerencia es que amplíes tus posibilidades desarrollando las habilidades de saber conversar, en el día a día, acerca de lo que te pasa, cómo te afecta y, más importante aún, proponer varias soluciones desde tu perspectiva. Hacerlo te ayudará mejorar porque no habrá una lista de pendientes en tu haber.

Majo comparte tres recursos centrales con los hijos, que también vas a poder adaptar a lo laboral:

-Límites claros y consistentes: “Aunque ya haya tomado una decisión para mis hijos, los escucho en qué tienen para decir sobre el tema”, afirma.

Sobre este punto, es apropiado recordar que una cosa es informar -dar a conocer- una decisión o un hecho, y otra muy diferente es comunicar -que establece un ida y vuelta con todas las partes involucradas, hasta que te aseguras de que todos comprendieron tu mensaje-.

-No permitir el lenguaje descalificador en casa ni para con otros ni para con ellos mismos: “Acá no hay ningún tonto, o ningún inútil. Cuando los hijos dicen ‘no puedo’ los acompañamos diciendo ‘Comprendo, no estás pudiendo. ¿Qué pensás que necesitás para conseguir lo que querés?’

Esta es una muy buena pregunta transformadora, que invita a la acción y abre posibilidades, tal como trabajamos en la profesión de coaches.

-Valorar cada logro: sí, es complejo asumir roles diversos que llevan mucho tiempo y energía cuando eres madre y, a la vez, trabajas. Un enfoque que ella propone es “hacer todo lo que esté a mi alcance para que sus vidas estén llenas de experiencias positivas que los animen, y que les dé confianza cada vez que sientan que sus desafíos son grandes para ellos”.

Estos mismos preceptos tal vez quieras adoptarlos también en el trabajo, haciendo contribuciones positivas, expresando claramente tus límites, y respetando los compromisos que asumes. Y si no llegas a tiempo, advirtiendo con antelación, y renegociando los plazos.

Si ser mamá ya es un trabajo a tiempo completo, serlo y seguir adelante con tu carrera, tus amistades y el balance entre lo personal y profesional, requiere de un esfuerzo extra.

Aplicando algunas de estas herramientas, podrás lograrlo con mayor efectividad, y comprobar que las “Súper mamás” existen sólo en los dibujitos animados. En la vida real, haces lo mejor que puedes, quieres y sabes, apuntando siempre a la mejora continua.

Daniel Colombo

Facilitador y Máster Coach Ejecutivo especializado en alta gerencia, profesionales y equipos; mentor y comunicador profesional; conferencista internacional; autor de 32 libros. LinkedIn Top Voice América Latina. Coach profesional certificado por ICF en su máximo nivel, Coach certificado y Miembro de John Maxwell Team. 

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