
Cómo volver a la actividad física después del COVID-19
La pregunta se repite en todas las consultas que realizan las personas que se recuperan del virus. Para responder es crucial evaluar cómo se cursó la enfermedad. En casos graves se debe realizar una evaluación clínica adicional.
Las personas que se recuperaron de la infección de COVID-19 y que realizaban actividad física con frecuencia antes de contagiarse muestran en los consultorios especial interés en saber cuándo podrán retomar el ejercicio. Para hacerlo de manera segura, primero se debe estratificar el riesgo de los pacientes que han tenido el virus.
La Dra. Fernanda Rombini, infectóloga
De todas maneras, señala que es muy importante el automonitoreo con el objetivo de realizar un seguimiento del progreso diario, también para detectar si hay que buscar ayuda.
En cambio, “los pacientes con síntomas persistentes, o que presentaron Covid-19 grave, o que tienen antecedentes sugestivos de cardiopatía, necesitan una evaluación clínica adicional”, enfatiza la Dra. Rombini; y añade que en algunos casos también es necesaria una eventual consulta con un especialista en infectologia ,cardiología, deportes o con servicios de rehabilitación porque “tienen un riesgo mayor de padecer complicaciones cardíacas y respiratorias”.
Según detalla, esta evaluación puede incluir un electrocardiograma, un ecocardiograma, una resonancia magnética nuclear, pruebas de esfuerzo cardiopulmonar o un examen completo de laboratorio con marcadores cardíacos.
Para quienes hayan cursado la enfermedad de manera grave, la actividad física debería ser parte de la vida cotidiana y abarcar más que el ejercicio y el deporte. Esta rehabilitación deberá estar a cargo de un plantel especializado luego de descartar secuelas de la COVID.
En todos los casos -leves y graves- hay que evaluar si la persona está lista para iniciar la actividad física y respetar las siguientes recomendaciones y parámetros, siempre considerando la línea de base previa a la enfermedad de la persona:
–Completar los 10 días de aislamiento y aguardar al menos 7 días libre de síntomas.
–Antes de reiniciar el deporte, las actividades de la vida diaria deberían ser fácilmente alcanzables, y la persona debería ser capaz de caminar 500 metros sobre el piso sin sentir astenia excesiva o disnea. Si no pudo caminar los 500 metros, iniciar la actividad física a un nivel tolerable para el paciente.
–Establecer metas y pautas para monitorear el progreso.
–Realizar una progresión gradual con aumentos del volumen (tiempo de realización de la actividad) y de la carga (intensidad) de la actividad.
-Los pacientes que en su enfermedad tuvieron dolor de pecho, disnea severa, palpitaciones, signos o síntomas de insuficiencia cardíaca, síncope o casi síncope, requieren más investigaciones (electrocardiograma, ecocardiografía, marcadores de laboratorio).
-La disnea y la tos continua o progresiva, que empeoran con el tiempo (semanas), requieren de más evaluaciones, ya que pueden sugerir embolia pulmonar, neumonía asociada y broncoconstricción post-
Por otro lado, la Dra. Rombini agrega que “el aspecto psicológico también debe ser tenido en cuenta, ya que en muchos casos se pueden detectar secuelas psicológicas de la infección que afectan el estado de ánimo, el apetito, el sueño y las motivaciones”.
Marcela Fittipaldi
Periodista.Editora marcelafittipaldi.com.ar. Ex-editora Revista Claudia, Revista Telva España, Diario La Nación, Diario Perfil y revistas femeninas de la editorial

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