Volver a escuchar me ayudó a construir un vínculo único con mi familia

Por Martin Kremenchuzky, usuario de audífonos Gaes, una marca Amplifon.

Desde chico encaré la vida como si no tuviera ninguna dificultad. Padezco síndrome de Usher, una condición poco frecuente que, producto de una rareza de origen genético, me provocó hipoacusia, falta de equilibrio y pérdida progresiva de la visión. Cerca de los 30 años, perdí gran parte de la vista y a los 34 me quedé completamente ciego.

A los cinco años, mis padres notaron que tenía problemas auditivos, comencé a usar audífonos y tomé clases para aprender la biolectura. En el colegio me daba vergüenza usar los dos audífonos, entonces usaba solo uno, por lo que mi escucha no era al 100%. Cuando no escuchas, te terminas aislando socialmente. Es muy difícil participar en charlas, estar entre amigos, sin poder escuchar y seguir las conversaciones. En ese momento, existían solo los dispositivos que se “enganchan” desde atrás de la oreja y quedan muy expuestos.

Por suerte, cerca de mis catorce años, aparecieron los audífonos intracanales -que no se ven desde afuera- y pasan más desapercibidos.

Continúe con este formato durante varios años y, cuando me encontré con la tecnología de los audífonos de GAES Amplifon, hace poco menos de un año, sentí que no eran solo un dispositivo más, sino que estaban pensados para acoplarse a mi formato de vida y ayudarme a disfrutarla como un gran aliado. Al ser de última generación y tener bluetooth, me ayuda mucho en reuniones, en llamadas y, principalmente, en mis carreras, me resultan un complemento clave para poder comunicarme con mi guía.

En mi casa me educaron para no bajar los brazos. Quizás por una cierta negación de mis padres frente a mi discapacidad. Mi papá era una persona muy exigente, un hombre que nunca aceptó que su hijo no escuchaba bien y que iba a quedar completamente ciego. Esto me trajo gran estrés, porque al mandarme a un colegio con chicos sin discapacidad, siempre aparenté escuchar, cuando en realidad no lo hacía. Si mis compañeros hacían un chiste y se reían, yo simplemente seguía la corriente y me reía sin haberlo escuchado… así, en muchas circunstancias.

Mirando en perspectiva, esto me ayudó a lograr una alta resiliencia, a tener la personalidad que tengo hoy. Así logré tomar una actitud de ir siempre al frente, de tener determinación y por sobre todas las cosas, perseverancia y confianza en mí.

Cuando me quedé completamente ciego fue un quiebre en mi vida, que me trajo una profunda depresión, la cual fui superando de a poco. Una vez que logré asumir mi discapacidad, mi vida cambio para siempre.

Debido a mi discapacidad, con mi hijo no podemos compartir varias cosas, como mirar una serie juntos, pero en el deporte encontramos un punto de unión. Logré “salir a flote” de la depresión porque no quise que mi hijo me viera como a un pobrecito. Así empecé a hacer un montón de actividades deportivas, por él y gracias a él.

Luego de mucho trabajo, constancia y sacrificio, hoy soy el único triatleta argentino ciego en completar un IronMan. Mi gran objetivo es realizar una carrera de este tipo en cada continente. Ya llevo 4 competencias full realizadas, Florianopolis/Brasil 2015, Puerto Elizabeth/Sudáfrica 2017, Taupo/ Nueva Zelanda 2018 y Barcelona/España 2019. Queda solo 1 etapa a completar: IronMan Tel Aviv Israel en Noviembre 2023.

Cuando veía, era un tipo quejoso, materialista y todo era un problema para mí. Desde que estoy ciego, soy mucho más feliz. Me di cuenta que todo está en la cabeza, es una cuestión de actitud, de valorar las cosas que tenemos, de no subestimar absolutamente a nada ni nadie.

Como deportista de alto rendimiento, encontré en la propuesta integral de GAES, el acompañamiento que necesito. Poseen profesionales altamente calificados, dedicados a mejorar la calidad de vida de las personas, ajustándose a mis necesidades.

Me identifico con la filosofía de la marca respecto a generar conciencia sobre la importancia de realizarse chequeos auditivos periódicos, así como lo hacemos con cualquier otra parte del cuerpo, de forma tal que sea posible detectar tempranamente posibles pérdidas que puedan afectarnos en nuestra vida diaria cotidiana.