Belleza

Cómo el clima y la memoria cultural moldean la forma de consumir perfumes en América Latina y Europa

 Poliana Palhano, especialista en perfumería de lujo, explica que gran parte de los clientes elige fragancias que evocan recuerdos afectivos

En el arte de la perfumería, la elección de una fragancia va mucho más allá del gusto personal. Se trata de un ritual de identidad, expresión sensorial y, sobre todo, de cultura. El perfume no es solo aroma: es lenguaje. Y como todo lenguaje, se transforma según el lugar, el clima y las memorias que transporta.
Esta es la premisa que guía la mirada de Poliana Palhano, brasileña y gerente de la Fragrance de L’Opéra, una de las perfumerías de nicho más prestigiosas de París. Poliana acompaña de cerca a consumidores de todo el mundo y reconoce con claridad un fenómeno fascinante: la forma en que las diferentes culturas interpretan el perfume.
Al analizar a los consumidores de América Latina, la especialista afirma que el público desea ser notado, buscando intensidad, proyección y presencia. “Quieren que el perfume llegue antes que ellos, que deje rastro. Eso es cultural”, dice. A diferencia del consumidor latinoamericano, que busca impacto, el público francés valora las fragancias discretas, de aura íntima, que solo se revelan en la cercanía.
Esta diferencia, según Poliana, está profundamente conectada con la memoria olfativa y el imaginario colectivo de cada pueblo. “Perdí la cuenta de cuántas veces escuché: ‘este olor me recuerda al mercado de mi ciudad’ o ‘tiene aroma a maracuyá, a la casa de mi abuela’. La perfumería toca recuerdos afectivos muy profundos”.
En América Latina, los ingredientes comúnmente asociados a la infancia, a la comida y a la naturaleza abundante de la región son los más buscados. Frutas tropicales, vainillas gourmand, notas de caramelo y flores exuberantes forman parte de muchas fragancias exitosas en la región.
En Europa, especialmente en Francia, la preferencia es otra. “El francés busca sobriedad. Le gustan los perfumes de peau —fragancias que solo se perciben en la intimidad, en el contacto, en el abrazo. Hay un enorme valor en lo elegante, equilibrado y no invasivo”, afirma Poliana.
Esta diferencia de consumo también está directamente relacionada con el clima de cada región. En países tropicales, con altas temperaturas como Brasil, el uso de fragancias intensas puede resultar incómodo. Aun así, es común ver a consumidores usando perfumes densos, amaderados o extremadamente dulces en pleno verano.
“En Francia tenemos pocos días calurosos. Por eso, los perfumes más cálidos, con maderas y especias, son bienvenidos en invierno. Ya en las estaciones cálidas, usamos fragancias más ligeras, florales o cítricas. Esto forma parte de la etiqueta olfativa local”, explica.
Pero esta conciencia climática aún no es común en América Latina. “Veo muchos clientes comprando perfumes con alta proyección para usarlos durante el día, en el trabajo, con 35 grados. Falta información”, comenta Poliana. Ella cree que el acceso a contenido de calidad sobre perfumería aún es limitado, lo que dificulta una comprensión más técnica y estratégica sobre cómo y cuándo usar cada fragancia.
Otro punto llamativo es el avance de la perfumería árabe entre el público latinoamericano. Fragancias con oud, canela, pimienta, ámbar y patchouli han ganado espacio. “Son perfumes que tienen historia, espiritualidad y mucha presencia. Para los latinos, esta potencia tiene sentido. Se conecta con el deseo de afirmación, de presencia, de impacto”, dice Poliana.
“El perfume, para el latino, es un accesorio. Completa el look, marca territorio. Para el europeo, en cambio, se trata más del refinamiento. Es casi un secreto bien guardado”, explica. Esta observación revela algo esencial: la forma en que usamos el perfume dice mucho sobre cómo nos relacionamos con el mundo —con el espacio, con los demás y con nosotros mismos. Y entender esas sutilezas es esencial para quienes trabajan con fragancias, ya sea creando, vendiendo o simplemente usándolas.
Poliana, que trabaja desde hace años en el corazón de la perfumería francesa, cree que estamos viviendo una revolución sensorial, en la que el perfume deja de ser un producto más y se convierte en un símbolo cultural. “La perfumería de nicho creció porque las personas quieren reconocerse en los aromas. Quieren contar historias. Y cada cultura lleva una narrativa distinta”, enfatiza.
¿La conclusión? El perfume es mucho más que un cosmético. Es un reflejo de nuestras emociones, de nuestra historia y de nuestro lugar en el mundo. “Elegir un perfume es elegir cómo quieres ser recordado. Y eso nunca es algo aleatorio”, concluye Poliana.
Sobre Fragrance de L’Opéra

Reconocida como una de las perfumerías más buscadas de París, Fragrance de L’Opéra es una referencia en fragancias de nicho y comerciales, con una selección exclusiva de las mejores marcas del mercado. Ubicada en el corazón de la ciudad, cerca de la icónica Ópera Garnier, se destaca por su atención personalizada y curaduría sofisticada, ofreciendo a sus clientes una experiencia única en el universo de las fragancias.

 

 

Periodista.Editora marcelafittipaldi.com.ar. Ex-editora Revista Claudia, Revista Telva España, Diario La Nación, Diario Perfil y revistas femeninas de la editorial

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