Salud

Columna sobre la crisis en el sistema de salud: Las invasiones bárbaras

Por Dr. Omar López Mato, Miembro de CAMEOF

 

El cine no suele ser la realidad, pero ayuda a entenderla incluso cuando se trata de distopías,  la condición humana está siempre presente. Y el ser humano no es pleno sin salud.

 

De allí que el cine ha tomado el tema con frecuencia, poniendo el foco en el déficit de la calidad asistencial para denunciar los problemas que acarrean y, de una forma muy elíptica, insinuar soluciones que no suelen ser fáciles por los intereses en juego.

Las invasiones bárbaras (2003), es una película canadiense dirigida por Denys Arcand donde denuncia las demoras en la atención  del sistema de salud socializada implantado en Canadá.

 

Elysium (2013), una distopía, explora las desigualdades en el acceso a la atención médica.
John Q (2002) trata sobre un niño que necesita un trasplante de corazón. Ante la imposibilidad de sus padres de pagarlo (porque a pesar de que tienen un seguro médico, este no cubre el procedimiento por cuestiones burocráticas), el padre toma medidas desesperadas.

Podríamos seguir con la lista, pero, en Argentina todos tenemos algún ejemplo cercano que ilustra los problemas de los seguros médicos. Estamos hablando de vida, estamos hablando de muerte, de enfermedad y discapacidad.

 

En este contexto, los médicos han visto denigrado el valor de las consultas, que en un momento rondaban los dos dólares por prestación asistencial (antes de impuestos). Hoy hay miles de clínicas (5000 según las autoridades de la UAS) que están al borde de la quiebra.

El año pasado, la crisis del sistema sanitario ha sido tema de discusión por los aumentos de las cuotas de las prepagas que llegó a las más altas esferas y fue tapa de los diarios. Los costos de la salud aumentaron más que la inflación por nuevos servicios, por el aumento de la longevidad de la población, y especialmente, por el costo de los medicamentos, entre muchos otros factores.

 

Sin embargo, no hay una respuesta concluyente ni opciones superadoras ni políticas claras hacia a dónde se quiere ir. Hasta ahora hay más de lo mismo.

En la película de nuestras invasiones bárbaras se  desgastan a los afiliados y a los prestadores con demoras demoledoras y evasivas. Todo el esquema de salud merece un sinceramiento, analizar qué prestaciones se deben ofrecer y cuáles no. Es imprescindible actualizar las prestaciones que se deben cubrir.

 

Algunas instituciones, consultoras y cámaras de prestadores, han propuesto  una instancia  en la que todos los actores coinciden,  tanto gerenciadores (prepagas y obras sociales) como efectores (médicos, psicólogos, trabajadores de la salud) y hasta el mismo gobierno:  Argentina tiene una carga impositiva muy alta, entre las más altas del mundo. Esto hace muy difícil cualquier prestación.

El presidente Javier  Milei  ha dicho que el impuesto es un “robo” (sic) y  “una rémora de la esclavitud” y  proclamó que eliminaría el 90% de los impuestos nacionales. De  hecho, en estos días ha cumplido la promesa de sacar el impuesto “País”.

El 30 de septiembre de 2024, el jefe del gobierno porteño, Jorge Macri, anunció que los profesionales no pagarán ingresos brutos en el 2025. Ahora, ¿por qué no se extiende dicha excepción a clínicas y sanatorios que están en una grave situación económica?

Existe una coincidencia: nadie quiere pagar impuestos distorsivos y retrógrados, menos en un tema tan delicado como la salud. De la cuota que paga el afiliado no menos del 25% son impuestos (para decir un número que no se discuta, aunque seguramente el número es mayor).

Argentina tiene, a pesar de tantos escollos, una medicina de excelencia a precios de saldo, mientras que otros bienes de uso masivo han alcanzado precios internacionales. Sin embargo, las consultas médicas no han alcanzado los 25 dólares, que es el valor promedio  en muchos países de América Latina y el mundo (hecha la excepción de Estados Unidos). Es decir, los médicos están por debajo del valor de una hamburguesa de una conocida marca que tiene su propio índice mundial de precios.

La principal amenaza de la gran mayoría de los prestadores es la deuda impositiva y la crónica negativa del Estado a reconocer créditos de IVA no compatibles, que quedan en los costos de los prestadores. Este es un punto de extrema importancia y no hay una propuesta clara al respecto a pesar de existir un proyecto en diputados desde julio del 2024.

Sería una instancia superadora para toda la salud de los argentinos  apoyar cualquier intento de bajar impuestos… antes que lleguen los bárbaros.

Periodista.Editora marcelafittipaldi.com.ar. Ex-editora Revista Claudia, Revista Telva España, Diario La Nación, Diario Perfil y revistas femeninas de la editorial

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