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Los riesgos del edadismo y cómo desterrar los prejuicios contra los adultos mayores

En casi todo el mundo, las poblaciones son cada vez más longevas. A comienzos del tercer milenio había 605 millones de personas mayores de 60 años, mientras que la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que para 2050 serán unas 2.000 millones.

De hecho, se espera que para mitad de siglo, 62 países tendrán una pirámide demográfica como la que hoy tiene Japón, con un 30% de su población por encima de los 60 años.  La Argentina sería uno de ellos (en nuestro país actualmente hay 7 millones de personas con más de seis décadas).

Pero, en paralelo con este proceso, la sociedad aún discrimina a muchas personas mayores. Esto se llama edadismo y, según la ONU, afecta a una de cada dos personas mayores a nivel global.

 

¿Qué es el Edadismo?

El edadismo se manifiesta en diversas formas: desde la exclusión social hasta la atención médica sesgada. Martín D’Arino, gerontólogo que forma parte del directorio de profesionales de Briut Salud y experto en el tema, explica que esta discriminación categoriza a las personas mayores como «frágiles» o «incompetentes», lo que genera un daño significativo en su autoestima y bienestar. “Se trata de un gran problema social y cultural que afecta tanto a cómo son tratadas las personas mayores como a cómo se perciben a sí mismas”, señala D’Arino.

De hecho, se estima que 6,3 millones de casos de depresión a nivel mundial son atribuibles al edadismo.

El edadismo está vinculado con un aumento del aislamiento social y una disminución de la calidad de vida. Durante la pandemia, este tipo de actitudes discriminatorias se hicieron aún más evidentes: se priorizó a los jóvenes en el acceso a recursos médicos y se deshumanizó la pérdida de vidas entre los ancianos. “Las políticas de salud muchas veces ignoraron las necesidades de los mayores, lo que llevó a un aumento en la depresión y ansiedad”, menciona D’Arino.

 

¿Qué hacer contra el edadismo?

Para combatir el edadismo, es crucial generar conciencia y educación sobre el envejecimiento activo. “La sensibilización es clave; debemos cuestionar nuestras propias creencias sobre las capacidades de las personas mayores”, aconseja el gerontólogo de Briut Salud. Esto implica reflexionar sobre comentarios o actitudes que podrían ser discriminatorios y fomentar una interacción intergeneracional más rica.

Es que, en realidad, lejos de ser una carga, las personas mayores poseen un potencial invaluable. Contribuyen significativamente a la economía y la vida social, aportando sabiduría y experiencia acumuladas a lo largo de sus vidas. “El talento y la capacidad de consumo de este grupo etario están en crecimiento, especialmente en áreas como tecnología y turismo”, destaca D’Arino.

Por su parte, Mariela Mociulsky, CEO de Trendsity, también resalta que muchas marcas están comenzando a segmentar por comportamiento en lugar de por edad, reconociendo que los estereotipos ya no son útiles. “Vamos hacia una vida más larga y activa; es esencial crear productos que atiendan las necesidades y deseos de este segmento”, concluye.

El camino hacia una sociedad más inclusiva pasa por reconocer y desafiar el edadismo. La educación, la reflexión personal y la interacción entre generaciones son herramientas fundamentales para lograrlo.

 

Lo que puede aportar un concierge

Parte de desterrar los prejuicios que conlleva el edadismo tiene que ver con ver el potencial de las personas mayores. En ocasiones, para explorar este potencial, los adultos mayores requieren de cierta asistencia en tareas concretas, lo que les permita liberar tensiones y tiempo para abocarse a aquello que les apasiona.

Eso es lo que motivó el nacimiento de Home Concierge, que brinda servicios personalizados (no médicos) a personas mayores y/o con discapacidad. Se trata de proveerles autonomía para que puedan disfrutar de una vida sana y tiempo para dedicar a sus pasiones y afectos. gozar de una vida saludable y contar con tiempo de calidad para compartir momentos memorables con sus seres queridos.

 “La profesión del ‘concierge’ reúne en una misma persona, al acompañante, al gestor de trámites, al cuidador, el asistente terapéutico, pero también al asesor, al consejero espiritual, hasta puede ser wedding planner y personal shopper, entre otros servicios de asistencia que brindamos desde Home Concierge”, precisa Diego Naveiro, cofundador de Home Concierge. En esa línea, Alejandro Amestoy, también cofundador, aclara: “Nos proponemos mucho más que asistir a personas mayores para que no dependan de familiares cuando se trata de resolver cuestiones cotidianas pero a veces engorrosas. Aspiramos, además, a colaborar para que la gente mayor disponga de más tiempo para reencontrarse con antiguas pasiones o sueños incumplidos, siendo además aliados de ellos en ese fin”.

Periodista.Editora marcelafittipaldi.com.ar. Ex-editora Revista Claudia, Revista Telva España, Diario La Nación, Diario Perfil y revistas femeninas de la editorial

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