Gianni Versace: 25 años del asesinato del primer diseñador que conmocionó al mundo de la moda
Sin duda, el asesinato de Gianni Versace ha sido una de las muertes más impactantes del mundo de la moda. Considerada una de las mentes más innovadoras y seductoras del sector, el impacto de su fallecimiento fue mucho más allá que su propio trabajo como diseñador.
Formó parte en la década de los setenta y ochenta de un grupo único de creadores, entre los cuales se encontraban Yves Saint Laurent, Giorgio Armani, Karl Lagerfeld, Halston, Calvin Klein, Ralph Lauren o Donna Karan, y su muerte dejó un vacío imborrable entre los artistas de su generación.
Andrew Cunanan asesinó al diseñador a tiros el 15 de julio de 1997, a la edad de 50 años. Todo sucedió en los escalones de su mansión de Miami Beach cuando regresaba de un paseo matutino por Ocean Drive. Tres días después de la muerte de Gianni, Donatella Versace montó su primer desfile de alta costura para la marca en el Hôtel Ritz Paris.
Aquel trágico día, el despertador de Gianni Versace rompió su silencio a las seis de la mañana. Como siempre que se refugiaba en Casa Casuarina –la villa palaciega de Miami Beach que había adquirido en 1992 por 2,95 millones de dólares– hizo unas llamadas a Milán nada más levantarse. Concretamente, habló con su hermano mayor, Santo, y su hermana menor, Donatella. Quería asegurarse de que todo estaba bajo control en el lujoso imperio, valorado en 807 millones de dólares, que los tres dirigían.
A las ocho y media, vestido con una camiseta blanca, unos pantalones cortos y unas sandalias, salió a la calle solo, sin la compañía de Antonio D’Amico, su pareja desde hacía 15 años. Se dirigió hasta el News Café, donde compró un café y cinco revistas. Tras pagar 15 dólares, volvió a recorrer los escasos 300 metros que separaban el popular local de su mansión. Sin embargo, un cuarto de hora más tarde, mientras abría las puertas de su particular oasis en el 1116 de Ocean Drive, un joven de 27 años –con camiseta gris, bermudas negras, gorra y mochila– se le acercó por la espalda. Su nombre era Andrew Cunanan.
Sin mediar palabra, sacó una pistola del calibre 40. Y, a bocajarro, disparó dos veces en la nuca del diseñador. Rápidamente fue trasladado al Jackson Memorial Hospital, pero los médicos poco pudieron hacer. A las 9.15 horas, con apenas 50 años, el titán de la moda fue declarado oficialmente muerto. La brutalidad del asesinato, comparable a la de Sharon Tate o John Lennon, puso de manifiesto la vulnerabilidad de la celebridad.
El 22 de julio cerca de 2.000 personas asistieron al funeral oficiado en la catedral de Milán en honor a Versace, el primero de los diseñadores estrella, el hombre que fusionó moda y espectáculo, que se inventó el fenómeno de las supermodelos y cuyo estilo se convirtió en un fabuloso beef contra el gusto y el decoro burgués.
Aquel funesto día, en el último front row del modisto, estaban desde su musa, Naomi Campbell, hasta compañeros de profesión como Giorgio Armani, pasando por íntimos como Madonna, Elton John, Sting o la princesa Diana, en la que supuso una de sus últimas apariciones públicas: apenas un mes después, moría, asediada por paparazzi, en el accidente de coche que sufrió en el puente del Alma de París.
Todos los ahí presentes se hicieron una pregunta: ¿qué motivó a Cunanan a cometer un acto tan atroz? La respuesta, pasado un cuarto de siglo, continúa siendo una incógnita. Veinticuatro horas más tarde de la ceremonia, la policía de Miami descubrió el cuerpo sin vida del asesino en una casa flotante de la ciudad. Se había disparado en la cabeza con la misma arma del crimen. No dejó una nota de suicidio aclaratoria ni nada que se le pareciera.
Marcela Fittipaldi
Periodista.Editora marcelafittipaldi.com.ar. Ex-editora Revista Claudia, Revista Telva España, Diario La Nación, Diario Perfil y revistas femeninas de la editorial