Salud

Tendencia en prendas y accesorios para cuidados íntimos

De la cultura del descarte a lo sustentable

La necesidad de encarar las actividades económicas con un enfoque ligado a la sustentabilidad alcanza a cada vez más sectores. Comenzó con los negocios ligados a las industrias extractivas, como la del petróleo y la madera, pero conforme se expandió la preocupación por la degradación del medioambiente se fue incorporando a todo tipo de actividades, a sus procesos de producción, al packaging, evitando, inclusive, el testeo en animales

El concepto de sustentabilidad ha sufrido diversas reelaboraciones desde que, en 1972, en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Ambiente Humano en Estocolmo, Suecia, se sembraron las semillas de aquello que más tarde se reconocería con esa expresión. Hoy se lo define como la habilidad de lograr una prosperidad económica sostenida en el tiempo protegiendo al mismo tiempo los sistemas naturales del planeta y proveyendo una alta calidad de vida para las personas.

En forma más reciente, se ha incorporado a la fabricación de prendas de vestir, donde en una primera etapa se puso en agenda la necesidad de eliminar de la ropa todo componente de origen animal, como las pieles y luego se pasó a incorporar también la demanda por el uso de materiales reciclables.

En este contexto, la filosofía de la reutilización adquirió ya el carácter de una tendencia dentro del rubro, en particular en toda una serie de accesorios y tecnologías de uso cotidiano que acompañan el atuendo, como las toallas femeninas y los tampones, por ejemplo, que hoy buscan ser abandonados por la copa menstrual, las toallitas reutilizables y las bombachas absorbentes, al cuestionar el gasto y el impacto ambiental de los productos desechables.

Asimismo, se buscan alternativas en ropa interior y hasta en prendas deportivas que tengan una gran capacidad de absorción, acción antibacterial y que resulten una alternativa sustentable porque no generan residuos, la clave que unifica todas estas tendencias, que parece dar fin a la cultura del descarte, cuyos orígenes se remontan a la segunda mitad del siglo XX, a partir de la introducción del plástico en la fabricación de productos de consumo masivo.

“Desde ese momento tener objetos durables y que se limpian tras su uso se convirtió en algo antiguo, donde lo moderno pasó a ser la práctica de ´usar y tirar´. Tras más de 60 años de un crecimiento incesante de este fenómeno llegó la alarma porque la situación está fuera de control”, advierte Santiago De Agostini,  representante en la Argentina de Wearever, firma global de ropa interior para la incontinencia urinaria, otro rubro donde la tendencia hacia lo sustentable comienza tomar cada vez más preeminencia.

De Agostini recordó, por ejemplo, que un simple pañal descartable puede tardar hasta 500 años en degradarse. “En nuestro país, las grandes coberturas de salud son las mayores compradoras de pañales descartables, con 14 millones de unidades mensuales.”, advierte y agrega: “hoy, existen productos reutilizables -que reemplazan a los descartables- que pueden usarse en hasta 250 oportunidades”. Es decir que, con siete prendas se pueden reemplazar hasta 1400 productos desechables.

La noción de sustentabilidad integral aplicada a las prendas textiles reutilizables abarca, por un lado, las prendas amigables con el medioambiente porque el producto se desarrolla totalmente en base a textiles que son mucho más sanos para la degradación natural, ya que usan algodón poliéster.  A su vez, el hecho de que sean reutilizables disminuye sustancialmente la dinámica de seguir arrojando plástico a la basura.

“Este concepto también puede llevarse al packaging, ya que puede usarse cartón reciclado para el embalaje de las prendas, donde hasta las tintas con las que se imprimen las descripciones son sustentables, hechas a base de aceites vegetales y agua, no hidrocarburos, por lo tanto, no emiten gases tóxicos ni olores desagradables”, suma De Agostini.

El otro aspecto fundamental, es el testeo de los productos sólo en humanos y no en animales, una práctica extremadamente dolorosa, estresante e invasiva para ellos. La usanza tradicional era probar los productos en monos, a los cuales se les colocan por hasta 12 horas pañales tras haberles, incluso, dado dosis inusuales de agua para beber y sortear las pruebas.

Incontinencia, pandemia y descartables

La incontinencia urinaria es una afección que crece a nivel mundial, cada vez hay más personas y desde edades más tempranas que se encuentran en esta situación. Hoy, más del 40% de las personas, padece incontinencia urinaria.

“La pandemia agravó el problema. Las personas, al enfocarse más en sus problemáticas, comenzaron a detectar problemas de incontinencia como consecuencia de que, al estar más tiempo en sus casas, aumentaron el sedentarismo y el stress, además de, entre otras cosas, un incremento de las horas que debieron pasar sentadas frente a las computadoras, y otras prácticas que se acentuaron con los confinamientos estrictos”, apunta De Agostini.

En este contexto, la capacidad de reutilización de las prendas de ropa interior, como las de Wearever, proviene de la tecnología utilizada para su confección ya que permite absorber entre 90 ml y 650 ml por prenda. Además, son productos fabricados con fibras antimicrobianas que inhiben el olor y son fáciles de mantener.

Una persona con un grado de incontinencia promedio, que usa una prenda reutilizable por día, con tres unidades pueda moverse un año y medio. En cambio, una persona con un grado de incontinencia más severa puede llegar a usar hasta cinco pañales por día.  “Es una fortuna – subraya De Agostini-  además de todo lo que significa el pañal en materia de limitaciones para distintas actividades e impacto en  la autoestima”.

En la Argentina, Wearever -marca mundial radicada en Estados Unidos- firmó recientemente un acuerdo con Elder Tec, compañía familiar con casi 20 años en el mercado dedicada a la comercialización y distribución de insumos para la salud, para que sea su representante oficial y comercializador exclusiva de sus productos en el país, así como también en Uruguay, Perú y Paraguay.

“La propuesta es aportar el confort para que las personas con esta patología puedan continuar realizando las actividades que deseen sin temer por las pérdidas urinarias. La idea general es que ninguna eventualidad le impida vivir la vida como le gusta, y sin dañar el medioambiente”, concluye.

Periodista.Editora marcelafittipaldi.com.ar. Ex-editora Revista Claudia, Revista Telva España, Diario La Nación, Diario Perfil y revistas femeninas de la editorial

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