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¿Es bueno que los niños sean competitivos?

Raquel Mulas

¿Tienen que ser competitivos?

Rotundamente, sí, dicen los expertos. Ser competente es esencial para aprender y superar retos. Pero hay límites, que dependen de su edad y personalidad.

 

Ser competitivos saber desenvolverse

“A la palabra competir se le atribuye en general un significado negativo, cuando su origen etimológico no lo es”, dice la psicóloga Silvia Pujol, que nos recuerda que competir procede del latín competere e indica “ir al encuentro de algo o aspirar”.

 

“Alguien competente es alguien que se desenvuelve con eficacia en un dominio de la actividad humana” y, por tanto, serlo es algo deseable para nuestros pequeños. Estimular la competitividad (obtener lo mejor de cada cual) o frenarla variará según la edad y personalidad de cada niño, porque “lo que puede ser positivo para uno, no lo será para otro”, asegura la experta.

 

De 2 a 5 años: fomentar lo propio

A esta edad hay que inculcar la competitividad partiendo siempre de un enfoque positivo, “sin usar la palabra ‘no’ ni presionar”.

 

Por ejemplo, diciéndole: “Vamos, inténtalo, es posible” y, si el niño desiste en su empeño, sin forzarlo.

 

“Saltarse esa regla significará que el pequeño identifique el ‘tú puedes’ con el ‘tú debes’ y ese no es el objetivo”, matiza Silvia Pujol. Sin embargo, no hay que dejar al azar o al criterio del niño que decida hacerlo o no: “Si lo hemos apuntado a idiomas o a un deporte, tenemos que hacerle entender, desde el cariño, que hay un compromiso. E insistir un poco para que acabe ejecutando la tarea”.

De 5 a 8: hay que premiar el logro

Comienza la escuela primaria y ya se le puede explicar la competitividad como comparación con los iguales.

 

Si hay un logro (ganar un partido de fútbol), “la celebración tiene que estar relacionada con la actividad con la que se ha conseguido el éxito: ir a ver un partido, no ir a comer una hamburguesa”. Para ser competitivo en positivo, también tiene que sentirse integrado en su grupo: “Que no destaque en lo material ni por arriba ni por abajo”, analiza la experta.

 

De 8 a 12: la edad de la valoración

Está formando y definiendo su personalidad. “Los padres tienen que reforzar verbalmente y continuamente lo que el niño hace bien, para lo que está dotado.

 

Si destaca en un deporte, es un buen momento para valorar esta área”, explica la experta. “Siempre que el niño exagere en su afán, hay que preguntarle por sus motivaciones, porque en esta edad necesitan saber que se cuenta con ellos”.

 

La personalidad marca

Así es el niño, así incentivarás su competitividad. Silvia Pujol lo explica con un ejemplo: ¿qué le dirías a tu hijo para animarlo a recuperar una cometa que se ha volado? A un niño impulsivo y por lo tanto más físico habría que decirle: “Corre, corre, atrápala”.

 

Si el niño es más sentimental, más empático: “Huy, que se va, es tan frágil, a ver si la coges”. Y si es más racional y curioso, más necesitado de información: “Con el viento que viene de allí la cometa se va a perder, tendríamos que cogerla”.

 

¿Y cómo frenarlo si es demasiado competitivo? “¡Cuidado! Estamos hablando de un niño con un problema de autoestima. Seguramente no está cómodo en el grupo. Un termómetro muy básico es ver si siempre quiere sacar la mejor nota, marcar más goles, destacar. Quizás es un líder en su área. Si se ríe mucho, si se le ve feliz y con amigos, todo va bien”.

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Periodista.Editora marcelafittipaldi.com.ar. Ex-editora Revista Claudia, Revista Telva España, Diario La Nación, Diario Perfil y revistas femeninas de la editorial

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