GALA MET : China no está de moda
Críticas a la gala del Met por la errónea interpretación de la cultura asiática
La gran exposición de moda del Museo Metropolitan de Nueva York,China: Through the Looking Glass, tiene un objetivo claro: establecer un nuevo diálogo, sin estereotipos, entre Oriente y Occidente. A través de vestidos de diseñadores occidentales y objetos milenarios chinos, quieren demostrar cómo el impacto de China se ha basado más en la fantasía que en la realidad. O como Wong Kar Wai, el cineasta chino y director artístico de la exposición, dijo a la prensa en la mañana: enseñar cómo algunas de esas interpretaciones estaban “muy lejos de ser auténticas”.
Tradicionalmente, el tema de la exposición es el punto de partida para los vestidos de las famosas invitadas a la Gala benéfica del Metcon la que cada año se inaugura la exposición y se recaudan fondos para el museo. Hace dos años el punk dio mucho juego, y el año pasado, el homenaje a Charles James se tradujo en una apuesta por el clasicismo sobre la alfombra. Sin embargo, en la gala de este año, celebrada el pasado lunes, convertir a China en el tema de la noche podía traducirse en la apropiación de elementos del país sin ningún tipo de corrección política.
Ése era el gran temor entre la prensa especializada: que se repitiera lo que lleva años haciendo la cultura occidental, como decía Wong Kar Wai por la mañana. Por eso, Chinese Whispers: Tales of the East in Art, Film and Fashion (Susurros chinos: cuentos del Este en el arte, el cine y la moda) era el título exacto de la gala, que ponía el foco en la palabra “Susurros” para que nadie se excediera en sus inspiraciones.
Pero hablamos de la gala Met, el evento que Anna Wintour ha convertido en sus 17 años a cargo en el mayor show mediático del año, ése al que todo el mundo quiere no solo acudir, sino además pasar a la historia por el estilismo más extravagante. O como lo define Madonna, veterana del evento, cuando le preguntaban esta semana por qué seguía yendo: “Es como una película de Fellini: lo mejor y lo peor de todo está aquí”.
Y así ocurrió un año más. La alfombra roja volvió a convertirse en una competición de extravagancias, solo que esta vez mucha gente, en un país políticamente correcto hasta el extremo como es EE UU, se sintió ofendida por la “apropiación insensible” de símbolos chinos y el abuso de estereotipos.
Los ojos agrandados, por ejemplo, con eyeliner para conseguir una mirada casi felina “están bien para cualquier otro día, pero no para hoy”, decía una periodista de moda china-americana. “¿Nadie lo entiende? Todos mis traumas de la infancia están volviendo”. Usar palillos chinos para hacerse un recogido, como hizo en un principio Emma Roberts, tampoco era apropiado, dijo la misma periodista. Y, por suerte, la actriz y sobrina de Julia Roberts se dio cuenta a tiempo y se los quitó antes de pasear por la alfombra.
Mientras unos alaban la valentía de Sarah Jessica Parker, fiel a la gala, de llevar siempre el tema de la noche aún más lejos. Aquella cresta en la fiesta del punk, o su vestido tartán para homenajear a McQueen fueron la prueba años atrás. En las redes sociales, el tocado diseñado por Philip Treacy que lució este año probablemente fue el que mayor número de acusaciones racistas acumuló anoche. Lady Gaga también rozó la malinterpretación, mezclando culturas orientales, con su vestido-kimono más japonés que chino.
En cambio, Rihanna fue de las pocas que, tomando el reto temático de la noche muy en serio, lo hizo bien porque su enorme vestido capa de estilo emperatriz había sido creado y confeccionado durante dos años por la diseñadora china de alta costura Guo Pei y también, claro, porque internet se entretuvo más en compararlo con todo tipo de tortillas y pizzas.
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Marcela Fittipaldi
Periodista.Editora marcelafittipaldi.com.ar. Ex-editora Revista Claudia, Revista Telva España, Diario La Nación, Diario Perfil y revistas femeninas de la editorial