La alta costura abraza el deporte
11/08/2014
Proceso de fabricación de unas deportivas de Dior. / DIOR |
Sucedió el 20 de enero de 2014. Raf Simons osó acompañar los vestidos de la colección de alta costura de Dior con zapatillas de deporte. Un gesto tan insólito como celebrado que venía a confirmar el idilio entre dos fuerzas aparentemente antagónicas: lujo y deporte. Hace ya varios años que las sudaderas se convirtieron en indiscutibles best sellers de marcas como Kenzo o Givenchy, y más tiempo aún que los tejidos técnicos importados de la competición llegaron a las perchas de Armani o Balenciaga, pero no ha sido hasta esta temporada cuando el prêt à sportha alcanzado la categoría de tendencia global. Y el símbolo de su creciente influencia es, precisamente, la zapatilla, que en los setenta saltó de la cancha a la calle y ahora lo hace a las pasarelas más exclusivas.
Las sneakers se han convertido en el complemento del momento: la edición francesa de Vogue, una de las cabeceras más influyentes del mundo, ha fotografiado a Gisele Bündchen ataviada únicamente con un par de Stan Smith de Adidas. El modelo haute couture que Simons presentó para esta primavera-verano funcionó tan bien que la maison ha decidido lanzar una versión comercializable en tiendas de cara al otoño. Y, según recoge la publicación especializada WWD, las ventas de la colección estival de Chanel aumentaron un 20% animadas por la línea de deportivas de alta costura que el atelier Massaro realizó para la casa francesa. El pasado marzo, Karl Lagerfeld calzó con ellas a sus modelos y las hizo caminar, embutidas en chándales variados, por una suerte de supermercado corporativo.
“La fiebre por el estilo deportivo está muy relacionado con el acceso a las grandes firmas de lujo de una generación de directores creativos, que, como Simons o Riccardo Tisci, tienen un espíritu rupturista”, apunta Ángel Román, experto en sociología y tendencias de moda. El diseñador propone, pero es el cliente el que dispone y, en palabras del profesor, existe un grupo de consumidores de lujo cada vez más amplio que busca trascender los clichés y formalismos: “Mujeres que se sienten aliviadas porque esté de moda llevar deportivas a una fiesta –y no solo stilletos de 12 centímetros–, y hombres de entre 30 y 45 años a los que les gusta combinar un traje impoluto con ellas”. De raperos como Kanye West a empresarios como Lapo Elkann. Quién iba a decir que Emilio Aragón era un visionario cuando allá por los noventa convirtió el esmoquin con Converse en su uniforme. También las primeras filas de los desfiles –fiables termómetros de las corrientes textiles– han visto cómo Nike ganaba terreno a Louboutin.
Que la adopción de los códigos deportivos por parte de la alta costura haya coincidido con la llegada de una nueva hornada de jóvenes clientes –especialmente chinos– no parece un hecho casual. El presidente de Dior, Sidney Toledano, asegura a WWD que los ejecutivos tecnológicos y la burguesía de los países emergentes han hecho descender la edad media de sus compradores de los cuarenta a los treinta años. En su opinión, ellos son los responsables –junto al proceso de modernización acometido por Raf Simons– de que la firma haya crecido por encima del 10% en lo que va de año.
La sinergia entre deporte y alta costura funciona. Y lo hace en ambas direcciones. Las marcas masivas también han descubierto los beneficios económicos y en materia de imagen que reporta caminar de la mano del lujo. Este mismo año Converse ha lanzado una línea de zapatillas en colaboración con Maison Martin Margiela; Riccardo Tisci, director creativo de Givenchy, ha diseñado una colección para Nike, y Raf Simons ha hecho lo propio para Adidas. “No me gusta solo decorar el calzado como piden algunas marcas. El trabajo que hemos hecho mantiene los estándares de la alta moda, no solo la parte del espectáculo, así que ambas hemos aprendido la una de la otra”, explicaba el responsable de Dior en The New York Times. Quizá el diseñador ha podido aplicar parte del conocimiento técnico asimilado junto a Adidas en la producción de sus deportivas para la casa francesa. Pero desde la maison afirman que la clave de su éxito reside en que fueron fabricadas con las mismas técnicas que los vestidos de alta costura: artesanalmente, puntada a puntada, cincelando incluso a mano el molde de sus suelas. Como apunta con ironía Ángel Román, “puede que sean cómodas, pero a ver quién se atreve a sacarlas a correr bajo la lluvia”.
Marcela Fittipaldi
Periodista.Editora marcelafittipaldi.com.ar. Ex-editora Revista Claudia, Revista Telva España, Diario La Nación, Diario Perfil y revistas femeninas de la editorial