Los 100 rostros de Virginia Woolf

Una muestra como un retrato. Es lo que propone la National Portrait Gallery este verano al reunir en la capital británica más de 100 obras de distinta procedencia, entre lienzos, fotografías y material de archivo, pintando, de hecho, una semblanza de la escritora londinense Adeline Virginia Woolf (1882-1941). Es la primera vez que una exposición utiliza la imagen y concretamente la pintura y la fotografía como camino para indagar en la psicología de la principal figura del modernismo literario inglés del siglo XX.

Para Frances Spalding, biógrafa de la escritora y comisaria de la exhibición, «esta es una narración visual que equivale a un retrato de Virginia Woolf, su vida y sus logros. Las discusiones en torno a la exposición se iniciaron hace más de dos años, cuando empezamos a considerar cómo captar la atención de los visitantes que se encontrasen con la vida y obra de la creadora por primera vez, así como la de aquellos que saben mucho acerca de sus logros». Y así surgió la idea de jugar con las imágenes, una propuesta estética que mezcla a partes iguales «investigación en profundidad» y el atractivo directo de «numerosas obras únicas», entre las que se incluye la pieza más impactante, «una carta escrita por la autora a su hermana, Vanessa Bell, que data de poco antes de su suicidio».

Retrato. Woolf pintada por su hermana Vanessa Bell en 1912.

Nacida en un entorno culto y refinado de estilo victoriano, perteneció a una familia acomodada, su padre era un autor y crítico literario muy reputado, benefactor de la National Portrait Gallery. A pesar de su estricta educación, Virginia siempre mostró un deseo intenso de renovación y búsqueda literaria, uniéndose primero al grupo de Bloomsbury y casándose en 1912 con Leonard Woolf para fundar juntos la editorial Hogarth Press. La exposición que se inaugura el próximo mes conecta la revolución artística –pictórica– imperante en la época con las ideas literarias de la autora. Desde La señora Dalloway (1925) o Al faro(1927) hasta la más famosa, Las Olas(1931), donde los seis personajes experimentan «flujos de variaciones de conciencia» a lo largo de la trama y la poesía se fusiona de un modo magistral con la prosa, cuajada de alusiones auditivas y visuales del entorno.

Destacan en el recorrido los retratos de gran profundidad psicológica realizados por miembros de sus contemporáneos del grupo de Bloomsbury, entre ellos los de Vanessa Bell, Duncan Grant y Roger Fry, así como las instantáneas realizadas por Beresford, Man Ray y Becky McGregor, que fotografiaron a Woolf para revistas de moda. También se han localizado imágenes íntimas del tiempo que la autora pasó con sus amigos, familia y otros artistas.

La exhibición de la National Gallery hace, como explica Spalding, «un énfasis particular en las primeras producciones de la editorial Hogarth Press» y subraya el profundo «interés de Woolf en la pintura», así como su relación con la Guerra Civil española, y su posición a través de la idea de la vestimenta- conciencia». En concreto, «su singular interés por la moda, que se desarrolló durante los años 20 después de que se encontró con la escritora Vita Sackville-West». En su libro Tres Guineas, Woolf se posicionaba de hecho y preguntaba «¿qué podemos hacer para prevenir la guerra?», organizando actos para recaudar fondos, en los que participarían grandes artistas como Pablo Picasso, con dibujos que también recoge la muestra (Mujer que llora).

Desde la edad de 13 años, la autora sufre de brotes de enfermedad mental, probablemente bipolaridad. El 28 de marzo de 1941, con 59 años, se suicida sumergiéndose en el río Ouse con un abrigo lleno de piedras en los bolsillos. Como añade Sandy Nairne, director de la National Portrait, «Virginia Woolf fue una de las pensadoras británicas más importantes de la historia y con ella pivotó el siglo XX».

Más información. Del 10 de julio hasta el 26 de octubre Virginia Woolf: arte, vida y visión se expone en la National Portrait Gallery de Londres. www.npg.org.uk