Sofía Loren, brillo sin tiempo
22/05/2014
El paso de las estrellas de Hollywood se nota fácilmente. Y en Cannes tampoco es complicado intuir dónde Ryan Gosling está proyectando su ópera prima o Nicole Kidman está desfilando por la alfombra roja debido al tamaño de colas y gritos. Pero en el firmamento del cine hay una mujer que, a sus 79 años, sigue produciendo las mismas o mayores emociones que sus jóvenes colegas. Un mito sin tiempo por el que cientos de aficionados esperaron un buen rato con la esperanza de poder asistir a su clase magistral sobre cine. Los que consiguieron una butaca se volvieron a levantar poco después, al oír el nombre de la profesora que acudía a explicar la magia del séptimo arte: Sofía Loren.
Fue una ovación auténtica para una actriz que acudió risueña e íntegramente vestida de blanco: camisa, americana brillante, pantalón y zapatos. La penúltima muestra de afecto, de hecho, había sido justo la noche anterior, durante una cena en su honor en la que se cuenta que todos, desde los Dardenne hasta Jane Campion, también la recibieron en pie para rendirle pleitesía.
Tal vez los que han tachado la edición de este año como el Cannes del déjà vu se froten las manos. Pero los espectadores también. El día de las leyendas del festival —también se proyectaba el filme de Godard— se vivió como un acontecimiento hecho de colas, emoción y agradecimiento. Y desde luego ver a Sofía Loren pasando justo al lado de enormes carteles con la cara de Marcello Mastroianni, imagen de esta edición de Cannes, habrá tocado esa fibra de la nostalgia de muchos cinéfilos. Ella misma se emocionó al rememorar al compañero de tantas obras maestras.
“Cuando era pequeña, con mi madre y mi hermana no teníamos mucho dinero, ni siquiera para comer. Recuerdo mis comienzos en Roma como una de las épocas más tristes de mi vida. No conocía a nadie. Ahí estaba mi padre, en realidad, por algún lado, pero no lo veíamos mucho”, recordó la intérprete, que en Cannes también ha presentado el cortometraje Voz humana, que ella protagoniza y su hijo, Edoardo Ponti, dirige. Más en general la charla se convirtió a través de la proyección de varios fragmentos de su carrera en un viaje por la leyenda de Loren. “¡Qué mona!”, se le escapó a la actriz al ver su versión de 18 años en la pantalla en La trata de blancas, de Luigi Comencini.
Entre francés, italiano y napolitano, Loren subrayó que nunca cursó ninguna escuela de actuación y evocó el primer filme de su carrera que ella considera importante: El oro de Nápoles: “De Sica me dijo que había un papel de pizzaiola que se llamaba como yo y era para mí. Le respondí: ‘Muy bien, pero tras las audiciones nunca me cogen. Soy tímida, y luego siempre me dicen que si tengo la nariz demasiado grande o la boca larga”. De Sica sí la fichó, y fue el pistoletazo de salida de una carrera extraordinaria, en la que director y actriz se reencontraron 13 veces más.
También Hollywood se interesó por ella, pese a que “no solían contratar a artistas italianas”, recordó ayer Loren. Sin embargo, ella era distinta y el cineasta Stanley Kramer la quiso paraOrgullo y pasión, de la que ayer se proyectó ese fragmento en el que la actriz baila flamenco. “Qué vergüenza”, se sonrojó ella.
En este particular viaje a través de la nostalgia hubo otra parada en la etapa quizás más conocida: Dos mujeres. Loren desveló que De Sica le ofreció primero el papel a Anna Magnani pero que esta lo rechazó y le preguntó: “¿Por qué no se lo pides a Sofía?”. Una buena idea, como vinieron a demostrar “21 premios”, incluido el Oscar a la mejor actriz. Aunque Loren, por el miedo previo a perder, no acudió a la gala. Una vez más, en todo caso, una colaboración triunfal con De Sica: “Nunca tuvimos una sola pelea. Nos entendíamos enseguida”.
Marcela Fittipaldi
Periodista.Editora marcelafittipaldi.com.ar. Ex-editora Revista Claudia, Revista Telva España, Diario La Nación, Diario Perfil y revistas femeninas de la editorial