Miley Cyrus posa para la portada de Vogue Alemania fotografiada por Mario Testino
Es tal la capacidad de retorno que rodea al fenómeno mediático que un personaje capaz de levantar las mismas pasiones que recelos puede vivir las mieles y hieles de la fama en una misma semana. Elepítome de tal metáfora en el último año sería indudablemente Miley Cyrus, que a pesar de su irreverente reinvención ha sido apoyada por algunos sectores del periodismo –»era un cambio necesario, y solo tiene 21″ se acuña como el mantra pro nueva Miley– pero destrozada y escarnecida por multitud de medios de comunicación, e incluso por colegas de profesión como Sinead O’Connor.
Mientras se sometía al escrutinio público, Miley ha ido recorriendo kilómetros en paralelo inherente a las críticas, y aunque se revelara que su campaña para Marc Jacobs fue inmortalizada por David Sims tras la negativa de Juergen Teller a fotografiarla, hoy la cantante con el récord mundial de visualizaciones en Vevo alcanza un nuevo cúlmen en su peculiar la relación con la moda: su primera portada para Vogue. Lo ha hecho para la edición alemana –y no americana, como se había especulado meses atrás– pero junto a un acompañante de excepción: el fotógrafo Mario Testino.