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Un profeta libre

El Papa, durante su encuentro con obispos, arzobispos y cardenales brasileños.
Francisco es un Papa tan libre que, como los antiguos profetas, se atreve a denunciar las injusticias sin medias palabras. Directo y a las claras, sin andarse por las ramas. El Papa volvió a repartir estopa. Hacia adentro y hacia afuera.
Primero a los ‘suyos’, en la catedral en forma de tienda india de Río de Janeiro. Aprovechando que tenía ante él a casi 1.000 obispos y cardenales, 8.000 sacerdotes, 9.000 religiosas y cientos de seminaristas les cantó las cuarenta. Les dijo que no podían seguir «enclaustrados en las parroquias y en los templos», que tenían que ir a buscar a los «alejados, a los invitados vip», es decir a los más pobres de los pobres. Y por si no les quedaba claro les volvía a repetir: «salid, poneos en marcha, sed callejeros de la fe». ¿En dónde? En todas partes, pero especialmente en «favelas, cantegriles y villas miserias». Es la vuelta con fuerza de la «opción preferencial por los pobres». La Iglesia de Francisco es de todos, pero especialmente de los últimos y de las víctimas. Lo mismito que decía la, hasta hace poco, tan denostada Teología de la Liberación.Y como no le duelen prendas a la hora de hacer autocrítica interna, Francisco se siente también más libre y legitimado para cuestionar y denunciar a los políticos. En este viaje les ha dado varios y sonoros tirones de oreja. Una vez más, condenó la corrupción y les pidió que sean humanos y dejen de lado el elitismo. El Papa es partidario de «rehabilitar la política», pero siempre que sea para utilizarla no en beneficio de unos pocos, sino al servicio del bien común. Políticos para favorecer la dignidad de las personas, para erradicar la pobreza, para redistribuir la riqueza. Políticos con «sentido ético» y, sobre todo, con «humildad social». Un poco más y los pone a confesarse y a cumplir la penitencia. Y, por último, políticos de doble dirección, que vivan y pongan en practica el «diálogo, diálogo, diálogo». Así, como el Papa lo dijo, tres veces seguidas. Eso sí, con un tono suave y apacible, lo que, quizás, le da todavía más fuerza a su feroz crítica del poder. Tanto del poder de dentro como del de fuera de su propia institución. Un profeta libre, este Papa.

Periodista.Editora marcelafittipaldi.com.ar. Ex-editora Revista Claudia, Revista Telva España, Diario La Nación, Diario Perfil y revistas femeninas de la editorial

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