Debbie Reynolds y sus fracasos sentimentales
Cuando en 1970 el estudio Metro-Goldwyn-Mayer sacó a subasta cientos de piezas de atrezo de sus viejas películas, Debbie Reynolds pensó que aquella podía ser una buena oportunidad para invertir. Desde entonces y durante 45 años, consiguió reunir más de 3.500 piezas de vestuario, 20.000 fotografías, miles de posters y cientos de objetos utilizados en algunas de las películas más míticas. Pero aunque la colección era única, nadie en Hollywood parecía interesado en encontrarle un domicilio permanente al tesoro de Reynolds. Después de exhibir sus piezas en su hotel-casino de Las Vegas, en un museo de Los Ángeles y en otro de Tennessee, la actriz, acuciada por las deudas, decidió vender parte de su colección en 2011.Entre las 600 piezas, destacaban un bombín de Charlie Chaplin, una peluca de Harpo Marx, uno de los trajes que Audrey Hepburn lució en ‘My fair lady’, el tocado de Taylor en Cleopatra o la guitarra que Julie Andrews tocaba en Sonrisas y lágrimas. Pero, sin duda, la pieza más cotizada de la subasta fue el vestido que Marilyn Monroe lució en La tentación vive arriba. Se vendió por 3,2 millones de euros, duplicando su valor estimado. Con el corazón partido, pero libre de deudas, Debbie Reynolds escribe en su libro: «Yo salvé la colección y ahora la colección me ha salvado a mí».
Marcela Fittipaldi
Periodista.Editora marcelafittipaldi.com.ar. Ex-editora Revista Claudia, Revista Telva España, Diario La Nación, Diario Perfil y revistas femeninas de la editorial