Vuelven las Tortugas Ninjas

Kevin Eastman se agarra a Raphael; Ciro Nieli, a Donatello. Los dos dibujantes, pasado y presente de ‘Las tortugas ninja’, han buscado al posar para la fotografía a su personaje favorito de esta factoría millonaria de comics, películas, series y un sinfín de productos de ‘merchandising’, que van desde cromos hasta gelatinas comestibles -o eso se aseguraba el envase-. Los cuatro personajes verdes pronto cumplirán 30 años, pero permanecen en una prometedora adolescencia en la que no importa mutar a reptil o vivir en las alcantarillas, siempre que se pueda combatir con éxito el mal y pedir una pizza mediante una simple llamada de teléfono.La nueva versión de dibujos de Teenage Mutant Ninja Turtles (TNMT) se puede ver en Nickelodeon España y pronto recalará en Clan. Los artífices del regreso a la pequeña pantalla de estas tortugas-ninjas-mutantes-adolescentes han pasado por España para promocionar su creación y cambiar autógrafos por enhorabuenas en el salón del cómic de Barcelona. «Nickelodeon nos ha devuelto al principio, al primer cómico, con chavales claramente adolescentes que se enfrentan al mundo y a los malos», comenta Eastman a ELMUNDO.es en Madrid, un autor que bendice los diseños de Nieli como nuevo productor ejecutivo. «Ha hecho a los personajes con características propias y más cercanas».Nieli cree que ha logrado una sere más «rápida, energética e intensa», y puede sacar pecho de una novedad: «Es la primera vez que las tortugas, una a una, se diferencian según su aspecto específico«. La larga trayectoria de ‘TNMT’ ha servido para distinguir a las tortugas por sus rasgos.»He intentado que cada tortuga represente una versión del pasado. Michelangelo tiene un aire al de los dibujos de los 80; Leonardo parece una tortuga más moderna, similar a la película de 2007 y los dibujos de 2003; Raphael, por su parte, es el que más se parece al cómic original, a la manera en la que Kevin lo creó; y Donatello, y ésta es la primera vez que lo voy a confesar, se parece a un personaje inteligente y empollón de un proyecto en el que estaba trabajando antes de ponerme con las tortugas, un personaje que se podría decir que pinté de verde y lo convertí en Donatello», cuenta Nieli mientras mira de soslayo al padre de las tortugas.