Templos del chocolate en España

Chocolaterías con solera, bombonerías clásicas o tiendas ‘gourmet’; chocolate a la taza o frío, con regaliz, con chile, con té… Una ruta a lo largo y ancho de nuestra geografía por establecimientos imprescindibles consagrados al ‘pecado’ más dulce. Comenzamos por la capital.

Más allá de los clásicos (San Ginés o la cadena Valor, presente en casi todas las provincias), Madrid cuenta con paradas a tener en cuenta en este peregrinaje chocolatero: la Chocolatería Muñiz (Calatrava, 3), un ‘must’ de los churros con chocolate en La Latina, Dulce Amargo(Blasco de Garay, 52), una tienda donde encontramos chocolateados desde ‘smartphones’ hasta la ‘Estrella de la Muerte’ de Star Wars, así como tabletas al 100% de cacao, o Cacao Sampaka (Orellana, 4), también presente en otras ciudades, donde se puede beber chocolate caliente azteca (con especias) o frío, mezclado con regaliz, maracuyá o té de jazmín.

Cerca del barrio de Chueca, en Hortaleza, se sitúa Chocolatarium(Hortaleza, 25), cafetería y tienda física de Chocolates Kuna Yala, una empresa española que fabrica su propio cacao importando la matería prima de Panamá. De propina, dos clásicos en el barrio de Salamanca: la Bombonería Santa (Serrano 56, Goya 69), con sus ‘Gigantes’ (bombones de 50 g) y La Pajarita (Villanueva, 14), frecuentada por personalidades como Unamuno y además, título de una zarzuela.

Barcelona posee una gran tradición chocolatera y varios locales que aún conservan retazos de la estética modernista, como Fargas (Pi 16, en el barrio Gótico), donde aún se tritura el cacao a la muela, o chocolateros con solera con puntos de venta casi recién estrenados (desde 2011 tiene presencia en Barcelona, Ibiza y Marbella aunque funcionan como marca desde los años 30) como Daskalidès(Muntaner, 118), con zona de degustación, y chocolates, bombones y pralinés elaborados con recetas tradicionales. Xocoa (varias localizaciones en Barcelona y otras ciudades) también presume de veteranía (llevan en el negocio desde 1897) y en sus tiendas-cafetería se pueden encontrar desde tabletas de chocolate con chile, wasabi o té verde hasta divertidos objetos chocolateados (llaves, vinilos, gatos chinos de la suerte)… Si además de degustar el dulce quiere aprender a prepararlo, puede pasarse por Waräo Chocolates (Castillejos, 332): dispone ingredientes y utensilios para cocinar en casa y en su taller se imparten cursos de elaboración de fondues, bombones y otros caprichos reposteros.

Un poquito más ‘abajo’, nos topamos en Valencia con Chocoprint (La Serreta 13, Massamagrell): piruletas y puros, pero sobre todo bombones personalizados son los que han dado fama a esta tienda chocolatera de la capital de la horchata. De la selección, de las fallas, de San Valentín o de lo que le propongas a Rafael Sanchís, el maestro artesano detrás de la idea. Y cruzando el Mediterráneo, llegamos a Palma de Mallorca: ¿chocolate a la taza en Baleares? Sí, en Ca’n Joan de s’Aigo (Baró de Santa Maria del Sepulcre, 5), un ‘must’ de la isla que también ofrece helados y un retorno al pasado gracias a su coqueta decoración.

Más al sur, en Andalucía, también se yerguen varios bastiones chocolateros a tener en cuenta. En Sevilla este ‘oscuro objeto de deseo’ se torna ‘cool’ y nocturno con Choco&Late (Polonia, 4): más de 20 variedades a la taza y postres con el chocolate como único protagonista se dan cita en este pub que mezcla lo dulce con las copas (con especial protagonismo al combinado ‘moderno’ por excelencia, los gin tonics, para elegir: 60 tipos diferentes de ginebra).

Aún en la capital hispalense, Ocumare se lo pone difícil a los golosos evocando en sus postres, tabletas o cacaos en taza los orígenes americanos de esta tentación, mezclándolos con especias y frutas tropicales como la lima.

Los inviernos granadinos se prestan a unos churros o porras en El fútbol (con más de cien años de antigüedad en la Plaza Mariana Pineda, 6) o a ponerse sibarita con propuestas como la de Bonnoir: trufas (con cognac, champagne o café), bombones en mousse, mermeladas de chocolate… De nuevo, un salto hacia latitudes septentrionales: en Tenerife y Gran Canaria, si le apetece darse un capricho, no deje de acudir a El Aderno: un obrador con treinta años de experiencia y varios premios gastronómicos en su haber donde encontrará cava de chocolate, tartas de chocolate rosa con sabor a maracuyá o bombones con gusto a peta-zetas.

De vuelta a la península, cita con algunos clásicos: La Fama (Prudencio, 25) y Sonocusco (sus trufas heladas son célebres, en el Paseo de la Independencia, 31) en Zaragoza; la Chocolatería Subiza (Amaya, 30), en Pamplona, con más de siglo y medio y un claro ‘best seller’: las tabletas al 80% de cacao con naranja; la burgalesa Ibáñez, remozada con un espíritu ‘vintage’ setentero por Erico Navazo.

En el País Vasco, Chocolates Mendaro (en Bilbao, Donostia y Mendaro): cacao amargo y azucarado o en tabletas, para hacer nuestro propio chocolate a la taza, o especialidades como las ostras o las florentinas.

Ya en la cornisa cantábrica acaba este dulce periplo: de un salto a Áliva(Daoíz y Velarde, 7), el equivalente a San Ginés en Santander, de otro, a La Casa del Chocolate (Gijón y Avilés), donde además de perlas, caviar o piruletas de chocolate nos aguarda la hamburguesa dulce (con macarons como panes, gelée de mandarina ejerciendo de cheddar y gelée de manzana emulando a la lechuga) y aterrizaje final en La Coruña y su Bombonería Praliné (Francisco Mariño, 14): artesanía del bombón en estado puro.