Se larga la clasificación del GP de Australia

Tras una sesión de libres pasada por agua, que Sebastian Vettel no logró terminar por un fallo en un sensor de su Red Bull, llegó la hora de la clasificación. En una lluviosa tarde en Melbourne que convirtió la pista de Albert Park en un ejercicio de supervivencia para los pilotos. Con más de media hora de retraso asomó Lewis Hamilton, el más madrugador, tras el semáforo del ‘pit lane’. Y tras él una caravana de 20 pilotos que cruzaban los dedos para no quedar KO antes de tiempo.

Fueron 20 minutos de inevitable caos dominados por trompos y salidas de pistas constantes. Desde el propio Hamilton, que dejó el alerón alerón trasero de su Mercedes tocado, hasta Felipe Massa, que perdió el morro de su F138 en una de las curvas. Una lista a la que se sumaron los novatos Esteban Gutiérrez (Sauber) y Van der Garde (Caterham). Mientras Fernando Alonso trataba de escapar de la tormenta de lluvia y piezas que yacían sobre el asfalto. Él logró llevar a su Ferrari al garaje en segunda posición, tras Nico Rosberg.

Y hasta ahí duró el episodio inicial de la primera clasificación del año. Con los Marussia, los Caterham, el debutante en Sauber Esteban Gutiérrez y un contrariado Pastor Maldonado (Williams) fuera de combate tras la criba. El cielo volvió a descargar mientras la organización retrasaba una y otra vez la reanudación de la Q2, para desesperación de los pilotos, que aguardaban concentrados en sus respectivos boxes. Mientras el coche médico reconocía el trazado una y otra vez, navegando entre unos charcos que no tenían intención alguna de secarse.

Hubo que esperar una hora hasta que Charlie Whiting, el director de carrera, tomó la decisión de posponer  (1.00 hora de la madrugada en España;21hs hora Argentina) el nombre de la primera ‘pole’ de la temporada. Una decisión que comparte Fernando Alonso, pese a que es consciente de que la situación climatológica será bien distinta y seguramente se disputará sobre seco. Algo que al Red Bull de Vettel, su principal rival, le viene bastante mejor.

«Ha sido una elección necesaria vistas las condiciones del trazado, sobre las líneas blancas el coche patinaba mucho», reconocía el asturiano que, de primeras, no se fíaba de los movimientos del resto de los equipos. «¿Se puede tocar el monoplaza?», preguntaba en el muro del equipo, despojado del casco antes de poner rumbo al motorhome de Ferrari. «No», le respondió su ingeniero de pista, Andrea Stella. «Pues alguno lo tocará», dejó caer el asturiano antes de echar el cierre a una jornada interrupta que se cerrará en un intenso domingo donde se conocerán los nombres de los primeros triunfadores del curso.