Espectáculos

Se entregó una placa a Guadalupe Noble y Antonio Mónaco por ser los fundadores del Teatro Picadero

Guadalupe Noble y Antonio Mónaco, junto a José María Gómez, Leandro Rosati, Tencha De Sagastizábal, Claudio Ottolini y Oribe Cardozo.
Buenos Aires,  03 de diciembre 2024
 
El lunes 2 de diciembre el Secretario de Cultura de la Nación, Leonardo Cifelli, hizo  entrega de una placa de distinción a Guadalupe Noble y Antonio Mónaco por su destacada  trayectoria y aporte a la cultura y en su discurso destacó: “El Teatro del Picadero fue un  precursor para su época, un espacio diferente que nació como un refugio de arte diverso y  plural”, «La historia argentina ha tardado en reconocerlo, pero todo llega en su tiempo, así  que es un honor para mí ser quien los reconozca por su trayectoria y su aporte a la cultura  de nuestro país”.
Durante la ceremonia en el Auditorio 513 del Palacio Libertad, Guadalupe Noble leyó su  artículo sobre la historia y el nacimiento del Teatro del Picadero publicado en el Diario  Clarín y se proyectó un corto documental con la realización audiovisual de Gracia Bergesi  y Fernando Bergami y render en 3D de Juan Ignacio Klocker.
Luego, en un panel moderado por Tencha Sagastizábal y junto a Guadalupe Noble, Antonio
Mónaco rememoró la inauguración del Teatro del Picadero, acontecida hace 44 años, el 21
de julio de 1980.  “Yo llevo grabada a fuego esta historia por muchas razones, de todas esas razones, algunas  son bellísimas, otras son crueles, me quedo con las bellísimas, que son las que enriquecen”.  Sin embargo, no me permitiré olvidar las crueles, porque de ellas también se aprende”.
Recordaron a esos jóvenes del Grupo Reunión, que en el querido espacio de trabajo de la calle Camargo, construido “a pulmón” por ellos mismos, comenzaron a gestar la creación  de un espectáculo que les permitiera expresarse con la libertad, la fuerza y la sinceridad,  que todo proyecto artístico merece. Y con el proyecto en plena etapa de desarrollo,  entienden que el espectáculo en gestación, requiere un espacio teatral distinto; no  convencional. Así es que descubren un antiguo y hermoso espacio, antigua fábrica de  bujías, en la cortada Rauch, hoy Pasaje Santos Discépolo, a metros de las avenidas  Corrientes y Callao. Allí cobra forma lo que sería El Teatro del Picadero, llamado así en  homenaje al circo de los Podestá, donde nació el teatro argentino. Y ahí se albergó ese  sueño de gente de teatro independiente, con una nueva actitud frente al hecho teatral, sin las  urgencias del teatro comercial, ni las presiones del teatro oficial.
La obra con la que se inauguró se llamó ¨La otra versión o el jardín de las delicias»; l a sala proyectada por el arquitecto y escenógrafo Gastón Breyer, podía ser armada de seis  maneras diferentes, según la necesidad de cada puesta teatral, y sin ataduras a estructuras  pre-condicionantes, tal cual venía reclamando, desde hacía tiempo, la escena independiente.
La vida de esta sala fue breve por un giro del destino al sufrir un atentado con una bomba  incendiaria que lo destruyó completamente. Fue sin embargo muy próspera por la  ebullición cultural que se vivió en ella. Además del Grupo Reunión, pasaron por el  escenario ciclos musicales con Litto Nebbia, Dino Saluzzi, Carola y Carlos Cutaia,  Marilina Ross y el Cuarteto Zupay entre otros. Y en las temporadas teatrales Los  Volatineros con su director Francisco Javier, Rubens Correa, Pepe Soriano, Jorge Marrale,  Luisina Brando e Inda Ledesma fueron también de la partida.
En julio de 1981 se estrenó un proyecto artístico y políticamente tan potente y tan riesgoso  como fue Teatro Abierto, una experiencia teatral única y exitosa que explica el porqué de la  bomba que puso fin al desarrollo de ese sueño artístico y humano del aquel Teatro del  Picadero el día el 6 de agosto de 1981. Cabe consignar que cuando Osvaldo Dragún  propuso la incipiente idea, el proyecto contaba con sólo cinco autores. Así, Mónaco se  convirtió en el primer director de ese ciclo. Y de la misma manera Guadalupe Noble,  habiendo sido corresponsable de la decisión de aceptar la programación de ese ciclo, fue la  primera en inscribirse como actriz. En la evocación de toda esa experiencia, durante el  corto documental que muestra a gran parte de los actores miembros del Grupo Reunión,  donde cada una expresa en breves pero entrañables palabras lo que significó esa historia,  desde el paso inicial en 1977 hasta el fatídico 6 de agosto de 1981, Tencha de Sagastizábal  dice: “Hubo dos bombas. Una fue la bomba de los militares y otra fue la bomba de los  propios compañeros que no reconstruyeron el Picadero cuando se cerró el primer ciclo de  Teatro Abierto con esa promesa. Y con una posibilidad real de hacerlo.” Y ya en su  exposición “en vivo” Antonio Mónaco recuerda que concluido el ciclo Teatro Abierto,  donde Guadalupe también se desempeñaba como actriz, debió irse del país y lo dejó, en su  calidad de socio, como representante pleno de la SRL propietaria del Teatro del Picadero,  para tomar las decisiones que considerara apropiadas. Así es que en diciembre de 1981 es  convocado a una asamblea de Teatro Abierto, con el fin de considerar la reconstrucción  prometida. Y efectivamente, en la sala de ARGENTORES donde no había menos de ciento  cincuenta personas, le ofrecieron que el Teatro de Picadero se reconstruiría, y se formaría  una nueva sociedad propietaria del Teatro, donde él tendría el 49% de las acciones, y  Teatro Abierto tendría el 51% de las acciones. Era evidente que la intención era, no solo  adueñarse indebidamente de más de la mitad del Picadero, sino también tener la Dirección  Artística, que hasta ese momento había ejercido Mónaco. Ofreció entonces invertir los  términos. Tener él el 51% y que Teatro Abierto, en representación de la masa anónima que  ponía la plata de la colecta para la reconstrucción, tuviese el 49%. La lamentable asamblea  terminó con que pensarían una nueva propuesta y lo volverían a llamar.
Y ya en abril de 1982, momento en que Mónaco acababa de radicarse en Mar del Plata, fue  citado a un bar de Bs. As. donde dos compañeros, en representación de Teatro Abierto, le  dijeron que, teniendo en cuenta que había pasado ya mucho tiempo desde la bomba, y ya  era impensable una compañia que reuniera el dinero necesario para la reconstrucción,  buscarían entre las pequeñas salas que estaban a punto de cerrar por su penurias  económicas, procurando que él tomara alguna. Mónaco no aceptó y, a partir de ese  momento, tanto Guadalupe Noble como Mónaco fueron borrados de la historia de Teatro  Abierto.

Periodista.Editora marcelafittipaldi.com.ar. Ex-editora Revista Claudia, Revista Telva España, Diario La Nación, Diario Perfil y revistas femeninas de la editorial

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