Cuidados para el invierno: 4 Preguntas sobre la intoxicación por monóxido de carbono
Las cifras indican que en la Argentina se registran alrededor de 200 muertes por intoxicación con monóxido de carbono al año, situación prevenible con medidas sencillas. A continuación, los recaudos a tener en cuenta para una correcta prevención dentro del hogar.
(*)Asesoro: Dr. Edgardo García Espina, Jefe de Guardia Adultos de la Clínica Zabala.
Buenos Aires, Julio de 2015.- Durante el invierno aumenta el uso de artefactos de calefacción y se reiteran las recomendaciones para evitar intoxicaciones por inhalación de monóxido de carbono (CO). Este gas se produce por la combustión incompleta de sustancias que contienen carbono, en lugares cerrados pobres en oxígeno. El riesgo se debe a las características del CO: es más liviano que el aire, se dispersa con facilidad, es sumamente tóxico y pasa desapercibido por ser inodoro, incoloro y no irritar las mucosas de las personas.
Según el Ministerio de Salud de la Nación, en Argentina se registran alrededor de 2500 casos de intoxicación por monóxido de carbono al año y aproximadamente 200 resultan en muerte.
¿Cuáles son las personas susceptibles a este tipo de intoxicación?
Los grupos de riesgos son todas las personas expuestas a artefactos de combustión a gas, carbón, leña, kerosen o alcohol. Quienes utilicen o estén cerca de calefones, termotanques, hornos, calefactores, estufas o calderas en mal funcionamiento. Asimismo, los trabajadores con cercanía de grupos electrógenos mal ventilados y personas expuestas a incendio (en este caso coexisten otras intoxicaciones).
Los tabaquistas o fumadores pasivos mantienen un nivel generalmente más alto de CO en forma crónica, pero generalmente sin presentación de síntomas.
¿Cuáles son los síntomas y posibles complicaciones?
Las intoxicaciones pueden ser agudas o crónicas, pero las agudas son las que se producen en esta época del año por las bajas temperaturas y el uso de artefactos en mal funcionamiento. Se pueden clasificar en leves, moderadas o graves.
El cuadro clínico leve comienza con cefalea (dolor de cabeza) generalmente en la región frontal y náuseas. Estos casos se resuelven sin complicaciones espontáneamente o con el apoyo de oxigeno que forma parte principal del tratamiento. Si la intoxicación se prolonga en el tiempo, se agrega somnolencia, debilidad, mareos, trastornos visuales, dolor de pecho, arritmias, perdida del estado de conciencia, convulsiones o coma del cual se podrá recuperar si se saca a la víctima del ambiente tóxico antes de que se produzca daño neurológico irreversible.
Los cuadros moderados requieren hospitalización pero generalmente se resuelven en su fase aguda y los graves requieren internación en terapia intensiva con riesgo de vida.
Existen dos síndromes neurológicos que pueden aparecer después de la intoxicación aguda o más tardíamente luego de la recuperación inicial: el síndrome neurológico persistente o el síndrome neurológico tardío.
Estos son cuadros secundarios en los que se daña el sistema nervioso central, con manifestaciones neurológicas y/o psiquiátricas. Pueden aparecer después de un periodo de latencia de 4 a 9 días, si bien actualmente se reconoce su manifestación hasta los 40 días después del alta tras una aparente recuperación completa. El síndrome neurológico tardío se encuentra en un 15 a 40% de las víctimas de las intoxicaciones agudas según el caso.
¿Cómo se trata y cuál es el pronóstico?
En primer lugar, se debe retirar a la víctima del ambiente contaminado y administrar oxígeno a altas concentraciones (100%) con máscaras especiales hasta que los síntomas desaparezcan y el nivel de CO en sangre baje a lo normal. En casos particulares, según la indicación médica o la gravedad de la intoxicación, se administra oxigeno hiperbárico. Este tratamiento se define como la administración de oxígeno al 100% dentro de una cámara hiperbárica, con presión absoluta de oxigeno mayor a 1,4 atmósferas por un periodo de 90 a 120 minutos. Todo esto acompañado del soporte y los controles que se deben brindar en un centro de salud.
¿Qué precauciones hay que tener en cuenta?
– Ventilar bien los ambientes donde hay fuentes de combustión.
– Revisar periódicamente el funcionamiento de los artefactos de gas con un gasista matriculado.
– Evitar dormir con braseros o estufas de combustión encendidas. Recordar que el CO es invisible, no tiene olor y tampoco es irritante.
– Ante los primeros síntomas como dolor de cabeza y náuseas, consultar a una guardia médica.
– En el caso de haber sufrido una intoxicación, no volver a la fuente hasta asegurarse del control de los artefactos.
– Es fundamental regresar a la consulta médica para evaluar posibles secuelas tardías.
Marcela Fittipaldi
Periodista.Editora marcelafittipaldi.com.ar. Ex-editora Revista Claudia, Revista Telva España, Diario La Nación, Diario Perfil y revistas femeninas de la editorial