Gontran Cherrier, el niño terrible de las baguettes

Uno de los grandes éxitos de la televisión francesa reciente se llama: “La mejor panadería de Francia”. La tesis es encilla: se trata de visitar cientos de panaderías de las distintas regiones de Francia, probar sus panes y decidir quién es el maestro de la harina, el agua y la levadura; el rey del pan en el país del pan. En Francia hay más de 30 000 panaderías.

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El programa está liderado por dos maestros en el tema. Bruno Cormerais, consiguió en 2004 el el título de “Mejor Obrador de Francia” y cuenta con una cierta notoriedad en el país que inventó el star-system culinario. Pero es su compañero, Gontran Cherrier (1978, Calvados), el que se lleva todas las portadas.

Este jovencísimo panadero, resultado de tres generaciones de panaderos y pasteleros, es una estrella. Ayudan su flequillo, su sonrisa, su carisma y que haya insuflado el universo de la baguette de un cierto aire sexy.

Cherrier cuenta con diez panaderías en Paris, dos en Asia (Tokio y Singapur), bastantes publicaciones y una curiosa fama nacional, ya que lleva años apareciendo en televisión. Su espacio más conocido está en la rue Caulaincourt, en el norte de Montmartre. Ni siquiera es una panadería muy céntrica, pero allí peregrinan los panófilos (¿quién no lo es?¿y allí?) buscando su vuelta de tuerca a la panadería tradicional. Él fabrica baguettes de multicereal con curry, con miso o con guisantes y limón para comer como pescado. Puede ser así de complejo o de simple: vende rebanadas de pan untados con chocolate a los niños del barrio.