Tras los pasos de Fangio

La leyenda del argentino Juan Manuel Fangio sigue viva. En su ciudad natal, Balcarce, aún se rinde homenaje al ganador de cinco mundiales de Fórmula 1. La Fundacion Fangio gestiona el Museo con su mismo nombre, donde se expone el medio centenar de coches con el que corrió y los 500 trofeos que conquistó. Además, dan la posibilidad a los visitantes de alojarse en la Casa de Campo donde pasó sus últimos días y el mayor lujo: conducir los mismos bólidos que el mito.

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Hay mitos que se desvanecen con el paso del tiempo y otros cuya leyenda no deja de crecer. Muy pocas personas vieron correr en vida a Juan Manuel Fangio (1911-1995), pero su figura se mantiene viva. Aún hoy en Francia se emplea la expresión «ser un Fangio » para referirse a los que le gusta pisar el acelerador. Para descubrir por qué se mantiene intacta la fama de un corredor que se retiró en 1958 nada mejor que acudir a sus orígenes. El piloto nació en Balcarce el 24 de junio de 1911. El viaje por carretera a esta tranquila y próspera ciudad se hace largo. Son cerca de cuatro horas desde Buenos Aires con la única compañía de la omnipresente soja y recuas de ganado. Un trayecto fatigoso, pero ‘obligado’ para todo amante de los coches clásicos.

La primera parada es el Museo Fangio , gestionado por la fundación homónima y abierto al público desde 1986. Allí se encuentra en perfecto estado el medio centenar de coches con los que corrió a lo largo de vida deportiva y los más de 500 trofeos que ganó con ellos. Ocupan un lugar de excepción los cinco campeonatos del mundo de pilotos de F1 que ganó entre 1951 y 1957. A quien esté poco familiarizado con la etapa previa a su llegada a Europa, le sorprenderá la colección de vehículos denominados «turismos en carretera», una categoría automovilística oriunda de Argentina donde comenzó a labrar su leyenda. Para profundizar en la figura del mito, nada mejor que acudir a quienes le conocieron personalmente. Es el caso de Luis Barragán, ex presidente de la Fundación Fangio y secretario personal del piloto en sus últimos años de vida. «Recuerdo cada momento que pasé con él. Detrás de su aparente normalidad se escondía una persona muy sabia. Contaba lo que había aprendido en las carreras y tú te dabas cuenta de que podías trasladarlo a la vida, como cuando decía que era un error querer recuperar en la bajada lo que habías perdido en la subida», dice Barragán.

AL VOLANTE. Las labores de la Fundación no se ciñen al museo. También gestionan el Casco, la casa de campo donde pasó los últimos años de su vida, hoy convertido en lugar de acogida para los visitantes. El invitado puede tener la suerte de alojarse en la habitación personal de Juan Manuel (desde 130 €/noche). Pero la experiencia va mucho más allá: es posible conducir los coches que se exhiben en el museo. La actividad se realiza en el Autódromo que lleva su nombre, situado a las afueras de Balcarce. Impone verse a los mandos de un coche que condujo el propio mito y que ya forman parte de la historia del automovilismo. Las tarifas incluyen la conducción de dos modelos para grupos de hasta cuatro personas (4.000 €), tres coches para los grupos entre cinco y 10 personas (5.100 €) y cuatro coches para grupos de hasta 15 (6.000 €). Los amantes de los clásicos tienen a su disposición un espectacular Maserati 450S con el que el corredor ganó Las 12 Horas de Sebring en 1957 o el no menos llamativo Talbot Lago que condujo en Las 24 Horas de Le Mans de 1951. Tampoco son mala opción los Chevrolet, los turismos de carretera con los que corrió en los años 40 en carreras argentinas. Sin duda una experiencia única (¿dónde más se puede conducir un coche de un campeón de F1?) que podemos gestionar de manera directa con la Fundación Fangio y diseñar de manera conjunta el programa que más nos interese para disfrutar como campeones. Más info: www.museofangio.com