Entre Nosotros por Marcela Fittipaldi
17/03/2013
El florero de porcelana
El Gran Maestro y el Guardián se dividían la administración de un monasterio Zen. Cierto día, el Guardián murió, y fue preciso sustituirlo.
El Gran Maestro reunió a todos los discípulos para escoger quién tendría la honra de trabajar directamente a su lado.
– Voy a presentarles un problema -dijo el Gran Maestro- y aquél que lo resuelva primero, será el nuevo guardián del Templo.
Terminado su corto discurso, colocó un banquito en el centro de la sala. Encima estaba un florero de porcelana carísimo, con una rosa amarilla que lo decoraba.
Éste es el problema -dice el Gran Maestro -resuélvanlo-.
Los discípulos contemplaron perplejos el «problema», por lo que veían los diseños sofisticados y raros de la porcelana, la frescura y la elegancia de la flor. ¿Qué representaba aquello? ¿Qué hacer? ¿Cuál sería el enigma?
Pasó el tiempo sin que nadie atinase a hacer nada salvo contemplar el «problema», hasta que uno de los discípulos se levantó, miró al maestro y a los alumnos, caminó resolutamente hasta el florero y lo tiró al suelo, destruyéndolo.
¡¡¡ Al fin alguien que lo hizo !!! – exclamó el Gran Maestro.
Empezaba a dudar de la formación que les hemos dado en todos estos años.
Usted es el nuevo guardián.
Al volver a su lugar el alumno, el Gran Maestro explicó:
Yo fui bien claro: dije que ustedes estaban delante de un «problema». No importa cuán bello y fascinante sea el problema; si es un problema tiene que ser eliminado.
El Gran Maestro reunió a todos los discípulos para escoger quién tendría la honra de trabajar directamente a su lado.
– Voy a presentarles un problema -dijo el Gran Maestro- y aquél que lo resuelva primero, será el nuevo guardián del Templo.
Terminado su corto discurso, colocó un banquito en el centro de la sala. Encima estaba un florero de porcelana carísimo, con una rosa amarilla que lo decoraba.
Éste es el problema -dice el Gran Maestro -resuélvanlo-.
Los discípulos contemplaron perplejos el «problema», por lo que veían los diseños sofisticados y raros de la porcelana, la frescura y la elegancia de la flor. ¿Qué representaba aquello? ¿Qué hacer? ¿Cuál sería el enigma?
Pasó el tiempo sin que nadie atinase a hacer nada salvo contemplar el «problema», hasta que uno de los discípulos se levantó, miró al maestro y a los alumnos, caminó resolutamente hasta el florero y lo tiró al suelo, destruyéndolo.
¡¡¡ Al fin alguien que lo hizo !!! – exclamó el Gran Maestro.
Empezaba a dudar de la formación que les hemos dado en todos estos años.
Usted es el nuevo guardián.
Al volver a su lugar el alumno, el Gran Maestro explicó:
Yo fui bien claro: dije que ustedes estaban delante de un «problema». No importa cuán bello y fascinante sea el problema; si es un problema tiene que ser eliminado.
Un problema es un problema; no importa que se trate de una mujer sensacional, o de un hombre maravilloso o de un gran amor que se acabó, o… ya sea de un florero de porcelana muy caro… Solo existe una manera de lidiar con un problema: atacándolo de frente.No tiene caso tratar de «acomodarlo» y darle vueltas, si al fin y al cabo ya no es otra cosa más que «UN PROBLEMA».
Déjalo, hazlo a un lado y continúa tu misión.
No huyas de él… No lo escondas … ¡ Acaba con él.!
Porque corres el riesgo de permanecer con él, el resto de tu vida. Muchas personas cargan la vida entera el peso de cosas que fueron importantes en el pasado, y que hoy solamente ocupan un espacio inútil en sus corazones y en sus mentes, espacio que es indispensable para recrear la vida, sobre todo si el problema es algún sentimiento de rencor o reproche, que aunque en algún momento de tu vida te haya hecho mucho daño, eso solo forma parte de un pasado.
Existe un proverbio Chino que dice:
«Para poder beber vino es necesario primero tirar el té».
Limpia tu vida, comienza por los cajones, armarios, hasta llegar a eso que ya no tiene sentido y que están ocupando espacio y que muchas veces lejos de ayudarte te hiere y te impide
Déjalo, hazlo a un lado y continúa tu misión.
No huyas de él… No lo escondas … ¡ Acaba con él.!
Porque corres el riesgo de permanecer con él, el resto de tu vida. Muchas personas cargan la vida entera el peso de cosas que fueron importantes en el pasado, y que hoy solamente ocupan un espacio inútil en sus corazones y en sus mentes, espacio que es indispensable para recrear la vida, sobre todo si el problema es algún sentimiento de rencor o reproche, que aunque en algún momento de tu vida te haya hecho mucho daño, eso solo forma parte de un pasado.
Existe un proverbio Chino que dice:
«Para poder beber vino es necesario primero tirar el té».
Limpia tu vida, comienza por los cajones, armarios, hasta llegar a eso que ya no tiene sentido y que están ocupando espacio y que muchas veces lejos de ayudarte te hiere y te impide
tomar un curso diferente en tu vida.
El pasado sirve como lección, como experiencia, como referencia.
El pasado sirve para ser recordado y no para ser revivido.
Usa las experiencias del pasado en el presente, para construir tu futuro.
Necesariamente en ese orden!
Marcela Fittipaldi
Periodista.Editora marcelafittipaldi.com.ar. Ex-editora Revista Claudia, Revista Telva España, Diario La Nación, Diario Perfil y revistas femeninas de la editorial
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