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Reabre Annabel’s, el club nocturno más famoso de Londres, cuya decoración ha costado 55 millones

Miles de pétalos de rosa hechos en seda cubren las paredes del cuarto...

Miles de pétalos de rosa hechos en seda cubren las paredes del cuarto de baño de señoras del primer piso, con lavabos de ónix rosa y grifería dorada en forma de cisne.

Vicky Vilches.

El magnate Richard Caring resucita uno de los clubes nocturnos más famosos del mundo: Annabel’s. Sólo en su versallesca decoración ha gastado 55 millones de euros. Pasen y vean, pero no fotografíen: está prohibido.

A este lado de la puerta blindada, Viktor Varga. Al otro, mujer con gorro rojo y pompón. A este lado del número 47 de Berkeley Square, el portero mejor vestido del mundo: traje de cachemire hecho a media en Italia. Al otro lado, Marie-Thérèse Walter, o mejor dicho, Maria Teresa tal como la retrató Pablo Picasso en 1937, justo antes de abandonarla, caer en brazos de Dora Maar y pintar el Guernica.

Tras la de Buckingham Palace, es la escalera en voladizo más grande de Londres. E el hueco, la figura de un unicornio cuelga de un globo.

Así es como hace las cosas Richard Caring: apunta, dispara y deja caer sus epatantes bombazos. El magnate británico adquirió en 2007 uno de los clubes nocturnos más célebres del mundo y tras un par de años de obras, un ligero cambio de concepto y una nueva localización a escasos metros de la original de 1963, ha reabierto sus puertas sin renunciar, naturalmente, a su imbatible nombre: Annabel’s. Si usted no se encuentra entre los happy few, sus afortunados miembros, vaya tirando de contactos porque se trata de EL SITIO, con mayúsculas, en el que dejarse ver en esta primavera londinense. Y no olvide hacerse un selfie en el cuarto de baño. Da igual el que elija, hay muchos, todos merecedores de cosechar miles de likes.

Para entender la verdadera naturaleza del talante de Caring al abordar el proyecto, terminemos con la historia de la entrada de su posesión con más pedigrí y fama. El portero Viktor Varga no sólo tiene un uniforme en cachemire azul azafata. Como el resto de los porteros, tiene varios y de diferentes tejidos y colores. Van a tono con la iluminación nocturna de este elegante edificio blanco victoriano muy similar en hechuras a sus vecinos de Mayfair. Por su parte, Marie-Thérèse siempre va vestida con su gorro rojo y sus pompones, atuendo que da precisamente nombre al célebre cuadro que Caring adquirió hace años por unos 30 millones de euros. O mejor dicho, atuendo del que tomaba el nombre el retrato, porque su propietario ha decidido cambiar el título de esta obra maestra de Picasso, que a partir de ahora se llama, naturalmente, Annabel. Los críticos de arte han considerado este gesto un tanto arrogante. Otros pretencioso. Absurdo. Innecesario. El juego de moda en ciertos círculos londinenses es precisamente poner adjetivos a todo lo concerniente al club de moda, particularmente a lo relacionado con su asombroso interiorismo. Se calcula que Caring se ha gastado sólo en decorarlo unos 55 millones de euros. Sin contar sus obras de arte, claro está. Pero el dinero, en un lugar como el 47 de Berkely Square adquiere un papel secundario, casi irrelevante.

El nuevo inquilino más famoso: un gorila en el pasillo que da acceso al sótano y la discoteca.

La muerte del minimalismo

Porque lo que de verdad cuenta es el estilo, la exclusividad, la originalidad. Este rien ne va plus de sedas, brocados y madreperlas es obra del talento desbocado de Martin Brudnizki. Su trabajo, sentencia la influyente revista The World of Interiors, que le ha dedicado la portada de su último número, certifica la muerte del minimalismo. Según el propio diseñador, «estamos ante una fantasía maximalista», el auténtico país de las maravillas de Alicia. En él hay toda clase de guiños: Versalles, el dorado Hollywood, la belle époque, el libro de la selva, el orientalismo... Una especie de escenario perfecto para la joie de vivre. Como las normas del club impiden tomar fotos, recordar tanto alarde es imposible.

En el último piso, la sala ha sido tematizada con motivos mexicanos y tiene la colección de tequilas más grande del país. Es el único espacio donde se puede usar el ordenador.

Todo es sorprendente pero tal vez destaquen dos espacios de pequeñas dimensiones. El Legacy Room, el sancta sanctorum, el salón reservado para los socios fundadores. De nuevo un Picasso. Esta vez muy bien acompañado de Chagall y Modigliani, entre otros. Y un cuarto de baño de señoras con el techo cubierto con miles de pétalos de rosa realizados en seda y colocados a mano. «Una socia preguntó si podíamos organizar una cena aquí», comenta Spencer-Churchill, mano derecha de Caring en lo concerniente a un club que ha pasado a la historia por juntar al antiguo régimen, reina Isabel II incluida, con esa burguesía creativa y explosiva de los años 60 y 70 del siglo pasado. El Annabel’s del siglo XXI tiene unos cuantos cuartos de baño dignos de fiestas memorables, cuatro restaurantes, siete bares, dos comedores privados, un salón de fumar, un bar de champán y, naturalmente, una discoteca en el sótano. Hay, además, un patio con un techo retráctil tan rápido como el de Wimbledon, espacio muy cotizado ya en el desayuno. Esta es una de las principales novedades: el club está abierto todo el día. Por primera vez, en determinadas salas se permiten móviles y ordenadores. El riesgo de que semejante decorado quede para cuatro vejestorios demodés parece despejado. Desde 2008, Caring es accionista mayoritario de los Soho House creados por Nick Jones. Llenar sus feudos de gente guapa y espíritu joven está entre sus numerosas habilidades.

El interiorista estrella

Nacido en Estocolmo y afincado en Londres desde 1990, Brudnizki es uno de losinterioristas más cotizados en el sector hotelero y ha realizado también alguna que otra brillante incursión en el mundo de la restauración. Interiorista de cabecera de Caring, este ha confiado en él para la redecoración de las míticas direcciones londinenses The Ivy, Le Caprice y Sexy Fish, vecino este último de Annabel’s uno de los restaurantes más de moda de la capital británicaEl sello de Brudnizki también lo encontramos en hoteles tan recomendables como Soho Beach House, en Miami, The Beekman en Nueva York y la reciente remodelación del célebre y gigantesco MGM Grand de Las Vegas. En Londres firma el delicioso Hotel Bloomsbury -su Coral Room es de lo mejor de la ciudad– y se espera para este verano el estreno de su intervención en The University Arms, el hotel más antiguo de Camdridge.

Clientes estrellas

Beso de Jemima Khan y Kate Moss en 2006. La foto se subastó por 60.000 libras.

La princesa Michael de Kent, en el club Annabel?s en 1980.

August Darnell, cantante de Kid Creole and the Coconut en plena actuación.

Francesca von Thyssen y Jerry Hall en una fiesta de Valentino en 1978.

Jack Nicholson, Annabel’s 1988.

Madonna en Annabel’s.

Lady Gaga en Annabel’s 2018.

Fuente autor Expansión-Fuera de Serie: «http://www.expansion.com/fueradeserie/cultura/2018/06/14/5b17b87e46163f0f698b4650.html«/>

Periodista.Editora marcelafittipaldi.com.ar. Ex-editora Revista Claudia, Revista Telva España, Diario La Nación, Diario Perfil y revistas femeninas de la editorial

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