Espectáculos

Palabras de Norma Montenegro por el cierre del Teatro Del Abasto

Ha sido un sueño, pero hoy toca despertar.
16 años atrás emprendí la mudanza del Bajo Corrientes para estos lares, con el apoyo incondicional del amor de mi vida Sergio, mas la mirada mágica de Pepe Uría, las manos precisas de Poqui Nin Uría ( más familia) y la compañía incondicional de Alejandro Elbert mi hermano del alma.

Esta sala debía abrir en diciembre de 2001, menuda fecha. Los acontecimientos de la época hicieron que todo se demorara hasta aquel feliz 21 de mayo de 2002 donde nuestra madrina Norma Aleandro (y en representación de nuestro otro padrino Agustín Alezzo) tijera en mano arremetió con la cinta inaugural.

«El mal de la paloma” del querido Omar Aíta bajo la dirección de Mónica Viñao le dió vida a este escenario.
La siguieron mas de cien obras a lo largo de estos 15 maravillosos años.
Distinguida con dos premios ACE y un Trinidad Guevara, siempre con obras seleccionadas para la Fiesta CABA del INT, siempre presente en todos los FIBA y tenida en cuenta por los programadores internacionales esta sala se convirtió en la casa de todos los artistas que por aquí pasaron. Ese era uno de mis mayores anhelos, que se sintieran en casa. Queridos, cuidados y apoyados.

Estar ahí para lo que hiciera falta, en la certeza que el teatro independiente se hace juntos. Que la antinomia sala versus elenco era sólo una idea trasnochada de alguna dirigente de la AAA de la vieja época que nunca había salido de atrás de su escritorio, que jamás había empuñado una escoba para barrer un escenario mientras se terminaba de armar una escenografía para dar sala a tiempo. Para que el público no esperara.

Y el público siempre nos acompañó, también se sentía cuidado y bien tratado. Porque el público es la otra mitad de un espectáculo, la otra pata que hace teatro.
Y la crítica siempre dijo presente. Los queridos periodistas no dejaron muchos estrenos sin cubrir, aún en la inmensidad de funciones semanales que tiene esta loca ciudad teatrera . También ellos se sienten en casa.

Hacer una raconto de estos años se me hace díficil, no por falta de memoria sino por cataratas de lágrimas que no me dejan ver bien el teclado.
Mi hijo Franco, con dos años pintaba de “verde teatro” la pared del foyer ayudando a “tío Pepe” y a los 12 integraba su primer elenco.

Mi hija Gigi adoraba numerar las sillas de la platea, fibrón y autoadhesivos en mano mientras charlaba sin parar con Guille que le prestaba el oído mientras montaba luces.
Guille fue siempre el único técnico que le permití contratar a los elencos, mi único “si o si”para que subas una obra aquí, un talentoso que cuida los equipos como propios, un «vieja escuela” de fierro que todavía hoy te puede montar la puesta de una obra de hace diez años atrás de memoria . Un miembro mas de esta familia.

Fabiana, Quique, Marian, Nacho, Diego, Julián, Cecilia … siempre tuve al lado gente que se subía a este barco para sumar. Que hubo errores? Si claro, como la vida misma. Pero nunca desde la mala intención. Siempre digo que este equipo es el mejor.
En estas paredes nos convocamos los teatreros para discutir cultura, para luchar por la cultura, para defender los espacios, para pensar leyes, para reclamar y defender.

Que orgullo.
Estas paredes queridas que ahora hay que abandonar, porque no son mías, las alquilo.
Y siempre quise comprarlas pero su anciano dueño no quería venderlas pero me repetía
cada vez que nos veíamos “si algún día la vendo a usted se la ofrezco primero”
El año pasado nos dejó, pero ahora sus herederos honraron la palabra de su padre y ante la decisión de venderla a mi me la ofrecieron primero
. Hice grandes esfuerzos para reunir el dinero, pero no me alcanzó. Les agradezco profundamente la deferencia. La palabra no es un bien muy preciado en estos días en el mundo, pero ellos no han olvidado las enseñanzas de su padre.
Así que acá se termina esta historia. El Teatro del Abasto cerrará sus puertas a mediados de diciembre.
Me llevo su memoria y un pedacito de su escenario para poner en uno nuevo, que se está gestando en Miami donde ahora residimos con mi familia. Allí seguirá viviendo, allí voy a trabajar para llevar a sus artistas porque el teatro argentino amigos, es de lo mejor del mundo y merece que otros públicos lo disfruten. A eso me voy a abocar ahora, ojalá lo logre.
Antes de cerrar estas puertas voy a hacer una gran fiesta, y quiero que me acompañen porque este sueño de 15 años merece ser celebrado.

Les dejo (me dejo) una frase que escribí hace mas de dos años, cuando mudé mis petates a otras tierras y ahora parece mas pertinente que nunca mientras los abrazo infinito

…nos cuidan nuestros dos Alejandros queridos, se quedan los ecos de miles de personajes entrañables que han interpretado otros tantos maravillosos actores, no falta el buen vino. Siempre será “casa”.

Norma Montenegro Directora Artística TEATRO DEL ABASTO

Periodista.Editora marcelafittipaldi.com.ar. Ex-editora Revista Claudia, Revista Telva España, Diario La Nación, Diario Perfil y revistas femeninas de la editorial

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