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Crítica «La Traviata» Iñaki Urlezaga&EL BALLET NACIONAL DANZA por Marcela Fittipaldi

La traviata es la ópera decimonónica – Relativo al s. XIX.- enraizada en su entorno histórico. No obstante, ya desde el estreno en 1853, Verdi y su libretista Francesco Piave no lograron que desistiera la intendencia del teatro La Fenice de Venecia que se empeñó en trasladar la acción a finales del siglo XVII, como era moda en esa época.

Iñaki Urlezaga tomó el desafío como coreógrafo de ponerle zapatillas de punta a esta obra de Giusseppe Verdi e interpretar el papel de Alfredo, el joven noble Alfredo Germont, quien anhelaba hacía un año conocer a Violetta Valery, una famosa cortesana.

La composición del personaje lo lleva como bailarín a complejas exigencias realizadas con virtuosismo enriqueciéndolo con una madura actuación. Una equilibrada expresividad de cuerpo y alma que convoca a la emoción.

Memorables resultan los pas de deux junto a su partenaire Gabriela Alberti quien interpreta una Violetta plena de ternura y femineidad.

 

El cuerpo de baile se luce en un momento mágico de la obra dando vida a toreros y gitanas. Elementos neoclásicos se revelan que brindan carácter de auténticos festejos bailados expresando emociones y sentimientos a través del cuerpo.

La escena final en la habitación de Violetta llevada a cabo por Iñaki y Gabriela, lograron una plenitud coreográfica de la pareja que hizo estremecer a la sala. Los aplausos de pie y la ovación no se hicieron esperar.
Un espectáculo muy cuidado tanto en su producción como en su vestuario junto con una orquesta memorable.

Al finalizar se pidió a la sala que no se fuera y escucharan lo siguiente: La compañía que dirige Iñaki Urlezaga y en la que es primer bailarín, el Ballet Nacional Danza, está volviendo a la actividad después de ocho meses de espera y conflicto. El Ballet Nacional Danza es un proyecto ambicioso: está formado por 60 bailarines de distintas partes del país elegidos por audición, y nació en 2013 como una iniciativa del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación. Con el cambio de gestión se mantuvo el ballet; las cosas se complicaron a fines de 2016, cuando se decidió transferir la compañía del Ministerio de Desarrollo Social al de Cultura. Ese traspaso resultó eterno. Durante este año el ballet estuvo paralizado, los bailarines no cobraban sus sueldos y algunos tuvieron que volver a sus provincias. Finalmente, el conflicto se destrabó hace unas pocas semanas, y ahora el ballet regresa a los escenarios.

Nota del autor: Luego del teatro me encontré de casualidad en un restaurante con Iñaki y su familia. Le comenté que iba a trasmitir el mensaje del cierre del espectáculo y me dijo: “es lo que debe ser”.

No estoy tan de acuerdo que es mi obligación transmitirlo. Pero sí la plena convicción de que quiero apoyar para que este país cambie de una vez por todas. Y cambiar sería seguir apoyando a este cuerpo de baile en donde jóvenes de distintas partes de mi país encontraron su lugar en el mundo, su forma de expresarse, de identificarse. Algo que es tan maravilloso y difícil de conseguir en la vida. Verles las caras de profunda alegría mientras bailaban, de realización, de plenitud no tiene precio. Confío profundamente en que esta nueva gestión de gobierno seguirá apoyando a este grupo de jóvenes y los acompañará en este camino de crecimiento. Sería una forma más de demostrar que Cambiamos!

Marcela Fittipaldi

Periodista.Editora marcelafittipaldi.com.ar. Ex-editora Revista Claudia, Revista Telva España, Diario La Nación, Diario Perfil y revistas femeninas de la editorial

4 Comentarios

  • Liliana

    Exactas palabras ….dios quiera se solucione el inconveniente …todos tienen derecho a trabajar de lo que estudiaron y se les pague …son excelentes bailarines !!!!

  • Nora

    También estuve allí fue una obra excelente!! Por supuesto que hay que apoyar a este cuerpo de danza, para que nos regale al pueblo toda su magia y arte. Se de primera mano lo que significó a algunos de los bailarines, ser elegidos en sus lugares para llegar a integrar este cuerpo, fue mucho sacrificio, pero algunos pudieron cumplir con su sueño. Ojalá! sean reconocidos como se merecen.

  • Nelly M. Sorrentino

    Disfruté del espectáculo en todo sentido: la orquesta, los bailarines, los protagonistas y el teatro. Hubo inconductas en algunas personas del público que cuando se puso en penumbra la sala se cambiaron de asiento y ésto hizo que los que llegaron muy justo perdieron su lugar; las chicas que acomodaban les era imposible arreglar el desorden pues el ballet estaba por comenzar.
    Me sentí orgullosa de presenciar tan prolijo espectáculo y tan bien dirigido. Sólo me resta decir: G R A C I A Sªªª y rogarle al público que sepa guardar su lugar.

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