Moda

Desierto de moda

En medio del desierto se levanta Dubai Mall, el centro comercial más grande del mundo. Es una perfecta representación de lo que es este emirato: moderno, brillante y lujoso.
El ascensor de la torre Burj Khalifa de Dubai, el rascacielos más alto del mundo, tarda 60 s en llegar al piso 124. Es el punto más alto al que acceden los visitantes, a 452 m de altura.
Todavía quedan otras 60 plantas útiles, en un edificio que se levanta 829 m del suelo y que culmina un afilado mástil. Desde el observatorio se mezclan el polvo de las construcciones con la arena del desierto, el azul turquesa de lagos artificiales con el reflejo metálico de los nuevos rascacielos.


1 -PATEK PHILIPPE- Llegamos al Dubai Mall con un presupuesto de 12.500 euros. Entramos por su acceso principal, el llamado Gran Atrio. Justo enfrente, nos llama la atención Patek Philippe. *Gemelos de oro blanco de 18 quilates. Cristal de zafiro. 4.350 euros.

A los pies del Burj Khalifa se expande una mole amarillenta, de baja altura, pero con una superficie igual a la de 50 campos de fútbol. Es el Dubai Mall, el centro comercial más grande del mundo. Es un zumo concentrado de lo que es Dubai hoy: moderno, brillante, desorbitado, artificial, lujoso, global y contradictorio.
En la puerta principal, la brisa levanta la túnica del niqab de una clienta árabe, y deja ver el final de unos leotardos de leopardo y el tacón de unos zapatos negros. Dos empleadas de una de las 1.200 tiendas fuman con discreción en uno de los recovecos de la fachada. Un grupo de occidentales atraviesa las enormes puertas sin prestar atención al cartel que solicita «respeto» en la vestimenta dentro del centro comercial. La norma básica es llevar los hombros cubiertos.
El gran espacio circular que forma la entrada principal da una idea de qué encierra Dubai Mall: Cartier, Patek Philippe, Tiffany’s, Chopard, Bulgari o Graff rodean el atrio de entrada.
Hasta aquí vienen millones de compradores de todo el mundo para disfrutar de la experiencia del ‘shopping’ en estado puro en las interminables galerías de este Disneylandia de las compras. Dubai se reafirma como una ciudad global.
Por allí pasean millonarios chinos, inmigrantes paquistaníes, turistas de camino al Sudeste Asiático, vecinos cataríes o saudíes, occidentales que han venido a trabajar una temporada, americanos de negocios, estudiantes libanesas…
En la zona más noble del centro impresiona ver, una detrás de otra, todas las grandes casas de diseño. Un supermercado del lujo surgido en medio del desierto.
En las 55 hectáreas (550.000 m2) que ocupan las cuatro plantas del centro, hay áreas enteras dedicadas a los zapatos, joyería y relojes, moda más informal, decoración… No faltan empresas españolas, como Adolfo Domínguez, Custo Barcelona, Camper, Manolo Blahnik o Zara.
Es éste uno de los mastodónticos proyectos surgidos en este emirato en la última década: los grupos de islas artificiales con mansiones exclusivas de The Palm Jumeirah o The World, el hotel Burj Al Arab -con forma de vela y que se proclama el más lujoso del mundo- o el mencionado Burj Khalifa.
Sólo en la zona de la Marina se han construido 300 rascacielos en nueve años. El Dubai Mall es el más popular. El año pasado entraron en él 65 millones de personas, lo que lo convierte en el centro comercial más visitado del mundo, con más afluencia de público que destinos como Times Square, Central Park o las cataratas del Niágara.
Su atractivo no se limita a ser el lugar ideal para quemar tarjetas de crédito. Apenas se entra ya se distingue un muro azul de unos 10 m de alto en medio. Es uno de los paneles del acuario, una impresionante pared de cristal cercada por visitantes que observan los movimientos de 33.000 animales submarinos (los reyes son los tiburones y las rayas, que suman unos 400 ejemplares).
Otro de los favoritos es Sega Republic, un parque temático dedicado a los videojuegos. Pero como el espacio no es problema también hay una pista de hielo, un zoco árabe con artesanía y productos locales, cines, un hotel de cinco estrellas con 250 habitaciones y más de 150 establecimientos de comida. Recomendable: llevar zapato cómodo.

Y además, un kilómetro de ‘Duty Free’

Por el aeropuerto internacional de Dubai pasan más de 50 millones de pasajeros al año. Este espacio no dará respiro a quienes aprovechan para hacer compras hasta el último minuto de su viaje.
La Terminal 3, ocupada casi en exclusividad por la aerolínea de bandera del país, Emirates Airlines (maneja el 60% de todo el tráfico de pasajeros), es el edificio más grande del mundo por superficie con 1.713.000 m2.
Buena parte de ella se encuentra repleta de tiendas. Aquí no predominan los espacios de los grandes diseñadores, sino el estilo ‘duty free’ puro y duro: innumerables estantes con perfumes, relojes, joyas amontonadas en vitrinas, licores, maletas…
Sólo la zona dedicada al Airbus 380 tiene una longitud de casi un kilómetro, jalonado con mostradores donde entretenerse comprando un reloj Hublot o una botella de Macallan Oscuro. Las zonas más bulliciosas son las de la gastronomía local. Nadie se marcha sin llevar consigo un par de cajas de los exclusivos dátiles Bateel o unas chocolatinas elaboradas con leche de camella de Al Nassma.

Periodista.Editora marcelafittipaldi.com.ar. Ex-editora Revista Claudia, Revista Telva España, Diario La Nación, Diario Perfil y revistas femeninas de la editorial

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