Eterna mujer felina

Los estampados animales se han instalado en los armarios femeninos
Cavalli, Giambattista Valli o Kenzo los suben a la pasarela esta temporada
Las prendas con motivos felinos aparecen en el arte del Antiguo Egipto

El museo del Louvre posee una de las estelas (un monumento funerario) más antiguas y mejor conservadas del Antiguo Egipto. Representa a la princesa Nefertiabet -hermana del faraón Keops e hija de Seneferu- rodeada de los alimentos dispuestos para el más allá. Sobre su cabeza, una inscripción -«La hija del rey, Nefertiabet»-; sobre su vestido, un manto con estampado de leopardo. Una vestimenta que, 4.000 años después, sigue siendo tan fascinante y poderosa como entonces.El estampado de leopardo -el mismo que llevaba la princesa de la Cuarta Dinastía- ha sido el motivo animal más empleado en la moda occidental. De hecho, ya triunfó en la Francia del XVIII, donde se usaba en accesorios y remates.

Diseño de Valli. | G3

«Sin los estampados animales, no habría ni divas, ni tan siquiera divinidades«. La máxima -perteneciente a los diseñadores Domenico Dolce y Stefano Gabbana- deja bien patente la fuerza y sensualidad de los motivos animales en la moda. Las motas del leopardo, las sinuosas rayas del tigre o la cebra bicolor han entrado en los armarios femeninos para instalarse cuan ‘petite robe noire’. No son una tendencia pasajera, sino una constante en la historia de la moda.

«Las motas del gran felino han cautivado a los espectadores de la moda durante miles de años, apareciendo en textiles tejidos o estampados y pieles representadas en el arte del Antiguo Egipto y manifestadas en los ostentosos estampados y bordados en los espléndidos diseños del siglo XX», expone un ensayo sobre el tema recogido en el catálogo de la exposición ‘Salvaje: Moda indómita’, celebrada hace unos años en el Metropolitan Museum de Nueva York.
Evolución:No en vano, la simbiosis entre la mujer y los atributos felinos se remonta al antiguo egipto. Las deidades femeninas de la tierra de los faraones poseían cualidades felinas, un vínculo que -tras sofocarse en el Medievo- resucitó gracias a los movimientos liberadores de la mujer en el siglo XIX, expone el citado ensayo. Ya entrado el siglo XX, la presencia de los motivos animales se hizo total. A partir de los años 30, comenzaron a fabricarse blusas, abrigos y bufandas con telas que imitaban estampados animales. En los años 50 -mientras Hollywood cultivaba la imagen más felina de la gata Liz Taylor o Ava Gardner, pin up de leopardo en los carteles de la Metro-, en París lo abrazaban ‘couturiers’ como Dior o Balmain y, en los años 70 y 80, se volvieron hiperpopulares inundando leggings, vestidos y accesorios. En el último lustro, han vuelto a vivir un momento de esplendor. No hay temporada en que un diseñador -o, más bien, algunos- abrace los motivos animales para reinterpretarlos. Esta temporada, lo han hecho Giambattista Valli -quien matizó su amor por el exceso y la decoración incorporando sobrios motivos animales a su colección de ‘couture’ de este verano y a la de ‘prêt-à-porter’ del próximo invierno-, Kenzo (en versión veraniega multicolor) o Gucci, con su particular lectura del estampado pitón. Eso, sin contar con el eterno rey del ‘print animal’, Roberto Cavalli, quien ha combinado sin pudor flores y motas de leopardo en su colección Just Cavalli. «Copio el ‘vestido’ de un animal porque me encanta copiar a Dios. Creo que Dios es el diseñador más fantástico«, dijo en una entrevista en una ocasión. Precisamente, fue Cavalli el patrocinador de la exposición del MET. Entonces lo explicaba así: «Los motivos animales y el poder que otorgan siempre han inspirado mi trabajo y son una extensión de todo lo que me fascina en la moda: la idea del adorno como provocación, la noción de que la ropa otorga confianza y fuerzaa quien la lleva, y el modo en que un trozo de tela, o una piel o una pluma, pueden otorgar sensualidad«