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Rosie Pearson recupera la casa de Nancy Mitford

– Asthall Manor es el hogar donde vivió la escritora y su familia entre 1919 y 1926
– Los seguidores de la autora creen que es Alconleigh, la casa de ‘A la caza del amor’
– Pearson, su novio Anthony Turner y sus dos hijas viven en ella desde 1997
Ashtall es un pueblecito de Inglaterra famoso por sus hermosas y artesanales cajas de bombones, que no han cambiado desde hace cien años. Y Asthall Manor, la casa de campo donde vivió la escritora Nancy Mitford(1904-1973) con su familia entre 1919 y 1926. Cuando la filántropa Rosie Pearson se instaló en ella en 1997 tuvo que cumplir varios requisitos, porque para los acérrimos seguidores de la autora británica Asthall Manor sigue siendo Alconleigh, la casa que aparece en ‘A la caza del amor’ (Ed. Libros del Asteroide), la novela más conocida de Mitford. Algo parecido a un templo en el que cualquier alteración se vive como un auténtico sacrilegio. Así que pueden imaginar su grito de indignación cuando Pearson colocó las esculturas de su novio, Anthony Turner, en el portón de la casa.
Pero la filántropa estaba decidida a compartir su amor por la escultura contemporánea y hace diez años abrió sus jardines para celebrar On form, una exposición de escultura experimental que repite cada dos años. La curiosidad venció a la indignación, y los vecinos se entusiasmaron rápidamente con las iniciativas de la coleccionista para reavivar la llama artística de la localidad.
Cuando Pearson aterrizó en Asthall Manor llevaba una década viviendo en Jamaica y buscabauna casa confortable para ella y sus hijas Dora, de nueve años, y Annie, de cinco. Al principio se instalaron encima del salón de baile, un amplio piso donde en su día vivieron los hijos de los Mitford. Allí aún se conserva un mural que pintó la propia escritora en 1924, cuando se matriculó en la Slade School of Art, una prestigiosa escuela de arte en la que aguantó un mes. Al parecer, la vida de Londres le resultó insoportable sin un sirviente que recogiera su ropa del suelo.

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El salón de Ashtall Manor© James Merrell

El salón de baile, bautizado así después de que Nancy celebrara allí su puesta de largo, era originalmente un granero conectado con la casa principal por una pasarela. Enseguida se convirtió en un lugar idílico, libre de padres y sirvientes. «La idea era mantener a los niños lejos de los adultos y a los hijos Mitford les encantaba su independencia», cuenta Rosie, abriendo la puerta a un vasto espacio.
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Rosie Pearson, la dueña de la casa.© James Merrell
Allí está el famoso armario donde Nancy y sus hermanas se escondían de pequeñas y que se menciona en las obras de la autora. De hecho, los fans de la escritora a veces insisten a Pearson para que se lo enseñe. «Nos quedamos todos amontonados en el quicio de la puerta contemplándolo en silencio», ríe.
Aunque ha respetado la elegancia natural —el panelado de los salones principales, así como las chimeneas en los dos extremos—, también ha incluido toques que reflejan su paso por Jamaica. Y abre la puerta de la habitación donde trabaja, pintada en un sorprendente amarillo. «Tenía un vestido del mismo color que me encantaba», me explica. En«Junkville», como ella denomina su despacho, me enseña los bocetos de sus primeros mosaicos. Sobre un baúl, un sombrero panamá de su tatarabuelo, unos dibujos de su novio y algunas fotografías personales.
Cuando terminaron las obras, Pearson y sus hijas se instalaron en la casa. Era verano de 1998. El 10 de julio, invitó a 80 personas a cenar. Y a otras 80 a la celebración posterior, con fuegos artificiales incluidos. Pero eso fue hace ya casi 15 años. Ahora lo que pretende es que todo el mundo se aficione a la escultura contemporánea. Cien años después de los Mitford, en Asthall Manor reviven hoy el talento y la creatividad.

Periodista.Editora marcelafittipaldi.com.ar. Ex-editora Revista Claudia, Revista Telva España, Diario La Nación, Diario Perfil y revistas femeninas de la editorial

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